Tras seis meses de contraofensiva, el Ejército de Ucrania se prepara para un invierno incierto
Las tropas intentan defender los territorios bajo su control a la vez que buscan avanzar contra el enemigo, aunque con grandes dificultades
Durante la primavera, el Ejército de Volodimir Zelensky se reagrupó y modificó sus estrategias -con la ayuda de Estados Unidos- para lanzar sobre el sur su mayor ofensiva desde el inicio de la guerra. El objetivo era avanzar con estos ataques para llegar al mar de Azov en 60 a 90 días y que las tropas pudieran controlar el corredor terrestre ruso que une el Donbás con la anexionada península de Crimea.
Sin embargo, Ucrania discrepó con el Pentágono cuando éste le aconsejó que atacara en una zona precisa del frente, en dirección a la ciudad de Melitopol, y, en su lugar, prefirió avanzar hacia el puerto de Berdyansk -en Azov- y Bakhmut -en Donetsk-.
Según Zelensky y el jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, la decisión se basó en el temor de que Rusia lanzara otro ataque sobre la región nororiental de Kharkiv y, desde allí, envolviera a los contingentes rusos en Donetsk.
Otro de los roces entre Kiev y Washington recayó en la fecha de inicio de la ofensiva, que los primeros demoraron hasta junio, mientras los segundos aconsejaban que fuera ni bien terminara el invierno -en abril- para sorprender al enemigo y evitar que pudiera ampliar sus fortificaciones y la superficie de sus campos minados.
Desestimando estos episodios, la oficina de Zelensky realizó su propio balance y apuntó contra los aliados de Occidente por el mal desempeño, dado que los acusó de enviar tarde y en mal estado el armamento.
Esto habría llevado, según The Washington Post, a que Zaluzhni ordenara frenar la contraofensiva mecanizada en su cuarto día para evitar más bajas masivas de personal y equipos -que para ese entonces ya alcanzaba el 60%-. En su lugar, se avanzó con unidades de no más de diez hombres, algo que desató más cruces entre el General ucraniano y el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley.
Más allá de las idas y vueltas entre las partes, que se niegan a dar lugar a su responsabilidad en el desempeño de los combates, lo cierto es que el balance realizado por el medio estadounidense expuso que, si bien las tropas avanzaron casi 20 kilómetros en campos minados, liberaron ciudades y recuperaron más de 500 kilómetros cuadrados, los resultados igualmente no estuvieron a la altura de los planes.
Ahora, inclusive, la llegada del invierno podría complicar aún más las cosas, de no idearse una estrategia efectiva que contemple las adversidades climáticas.
Con miras a evitar que el problema siga agrandándose -incluso con tensión entre el Ejecutivo, el Ejército, el pueblo y los aliados de Occidente- Zelensky se dirigirá personalmente a los senadores estadounidenses, que se preparan para votar esta misma semana un nuevo paquete presupuestario por más de USD 100.000 millones para asistencias a Ucrania e Israel. Kiev recibiría la parte más grande del cheque, con unos 61.000 millones del total.
El mandatario realizará una intervención a puerta cerrada en la que, según trascendió, contará con el apoyo del secretario de Estado, Antony Blinken, y su homólogo en Defensa, Lloyd Austin.
“Los autócratas y los extremistas radicales están librando una guerra contra la democracia, nuestros valores y nuestra forma de vida. Por eso es tan importante aprobar” este paquete de ayuda, manifestó también en señal de respaldo el líder de la mayoría demócrata en la Cámara Alta, Chuck Schumer.