Dónde estaba el Ejército israelí

Una investigación de The New York Times descubrió que el 7 de octubre, cuando atacó Hamas, las Fuerzas de Defensa de Israel no tenía personal suficiente, sus elementos no estaban en las ubicaciones adecuadas y estaban tan mal organizados que se comunicaban en grupos improvisados de WhatsApp

A las 7:43 a. m., más de una hora después de que comenzó el asalto con cohetes y de que miles de combatientes de Hamas irrumpieron en Israel, El Hoyo emitió sus primeras instrucciones de despliegue del día. Instruyó a todas las fuerzas de emergencia a dirigirse al sur, junto a todas las unidades disponibles que pudieran acudir con tal rapidez.

No obstante, los líderes militares del país todavía no habían reconocido que una invasión a Israel ya estaba en marcha.

Horas después, los ciudadanos israelíes desesperados todavía se defendían por su cuenta y pedían ayuda. Alrededor de 1200 personas murieron mientras el Ejército más avanzado del Medio Oriente fracasaba en su misión esencial: proteger la vida de los israelíes.

Las razones completas de la respuesta lenta del Ejército podrían tomar meses para entenderlas. El gobierno ha prometido una indagatoria. Sin embargo, una investigación de The New York Times descubrió que el Ejército israelí no tenía personal suficiente, sus elementos no estaban en las ubicaciones adecuadas y estaban tan mal organizados que se comunicaban en grupos improvisados de WhatsApp y dependían de publicaciones en las redes sociales para obtener información sobre sus objetivos.

Además, tal vez lo más reprobable: el Ejército israelí ni siquiera tenía un plan para responder a un ataque a gran escala de Hamas en territorio israelí, según integrantes de tropa y de oficiales actuales y retirados.

Yom Tov Samia, un general de división en las reservas israelíes y exjefe del Comando

Hamas masacró a 1.200 personas el 7 de octubre
Hamas masacró a 1.200 personas el 7 de octubre

Sur del Ejército, declaró: “En la práctica, no había una preparación defensiva adecuada, no hubo entrenamiento y tampoco equipamiento o reforzaimiento para una operación como esa”.

Amir Avivi, un general de brigada en las reservas y un exsubcomandante de la división de Gaza, responsable de proteger a la región, manifestó: “No había un plan de defensa para un ataque sorpresa del tipo que vimos el 7 de octubre”.

En respuesta a una serie de preguntas planteadas por el Times, incluyendo por qué integrantes de la tropa y de los oficiales por igual mencionaron que no había un plan, el Ejército israelí respondió y usó la sigla de las Fuerzas de Defensa de Israel: “Las FDI están actualmente concentradas en eliminar la amenaza de la organización terrorista Hamas. Preguntas de este tipo serán examinadas en etapas posteriores”.

La investigación del Times se basa en documentos internos del gobierno israelí y una revisión de un acervo militar de materiales, conocido como Pandora, que contiene decenas de miles de videos, incluyendo grabaciones de cámaras corporales usadas por terroristas y cámaras de vigilancia de circuito cerrado. El Times entrevistó a decenas de oficiales, integrantes enlistados en la tropa y testigos.

Los documentos y las entrevistas revelaron detalles nuevos sobre el ataque, incluyendo evaluaciones militares y órdenes tales como la que dio El Hoyo a primera hora de esa mañana. En conjunto muestran que gran parte del fracaso militar se debió a la falta de planeación, aunada a una serie de fallos de inteligencia en los meses y los años previos al ataque.

Las agencias militares y de seguridad israelíes elaboraron evaluaciones repetidas de que Hamas no estaba interesada o no era capaz de lanzar una invasión masiva. Las autoridades se aferraron a ese punto de vista optimista incluso cuando Israel obtuvo los planes de batalla de Hamas que revelaban que una invasión era precisamente lo que Hamas estaba planeando.

Una bandera israelí entre los restos del kibutz Beeriatacado pro Hamas el 7 d eoctubre (REUTERS/Ronen Zvulun)
Una bandera israelí entre los restos del kibutz Beeriatacado pro Hamas el 7 d eoctubre (REUTERS/Ronen Zvulun)

El gobierno israelí había determinado que la guardia civil escasamente organizada, conocida como Kitat Konnenut, serviría como la primera línea de defensa en las ciudades y los poblados cercanos a la frontera. Sin embargo, los guardianes tenían estándares diferentes de entrenamiento dependiendo de quién estaba a cargo. Durante años, advirtieron que algunas de sus unidades tenían un entrenamiento y un equipamiento escasos, según dos funcionarios militares israelíes.

Además, los reservistas del Ejército israelí no estaban preparados para movilizarse y desplegarse con rapidez.

Davidi Ben Zion, de 38 años, un mayor en las reservas, comentó que los reservistas nunca recibieron entrenamiento para responder al instante a una invasión.

Sin preparación para la batalla

Las unidades de comando estuvieron entre las primeras en movilizarse esa mañana. Algunos afirmaron que se apresuraron al combate tras recibir mensajes en los que la gente imploraba por ayuda o se enteraban sobre las filtraciones mediante las redes sociales.

Otras unidades estaban en espera y recibieron órdenes formales de activación.

El tamaño reducido de los equipos indicó que los comandantes fundamentalmente malinterpretaron la amenaza. Las tropas acudieron con pistolas y rifles de asalto.

Documentos inéditos revisados por el Times muestran qué tan drásticamente el Ejército malinterpretó la situación. Registros de las horas previas de ese día exhiben que, incluso durante el ataque, el Ejército aún estimó que Hamas, en el mejor de los casos, podría irrumpir a través de la valla fronteriza de Israel en solo algunos lugares. Otro documento de inteligencia señala que los equipos de Hamas en realidad se infiltraron por la barda en más de treinta ubicaciones.

Los combatientes de Hamas arremetieron contra Israel con ametralladoras pesadas, lanzacohetes, minas terrestres y más. Estaban preparados para combatir durante días. Al parecer, los comandos israelíes creyeron que lucharían solo por algunas horas.

Yair Ansbacher, de 40 años, un reservista en una unidad antiterrorista que luchó el 7 de octubre, relató: “Los terroristas tenían una clara ventaja táctica en poder de fuego”. Ansbacher aseguró que él y sus colegas utilizaron principalmente pistolas, rifles de asalto y, en ocasiones, rifles de francotirador.

Y tal como habían advertido los voluntarios civiles, la primera línea de defensa dentro de Israel fue abrumada con rapidez. Los funcionarios dieron a conocer que algunas unidades apenas tenían armas suficientes para una batalla de horas.

Hamas también trabajó estratégicamente para debilitar la ventaja de Israel en poder de fuego. Los terroristas atacaron tanques israelíes e impactaron a varios de ellos, dijo el general de brigada Hisham Ibrahim, comandante de los cuerpos blindados. Los tanques se quedaron sin municiones, lo que obligó a las tripulaciones a luchar con los militares de tierra.

Pero Hamas lanzó otro ataque estratégico esa mañana que prácticamente cegó al Ejército israelí en un momento crucial.

El asalto a la base militar de Re’im dejó a los militares ahí luchando por su vida en lugar de coordinar una respuesta a la invasión.

Re’im es el hogar de la división de Gaza, que supervisa todas las operaciones militares en la región. También alberga dos brigadas, la del norte y la del sur, dedicadas a proteger unos 65 kilómetros de la frontera.

Al igual que otras bases, Re’im tenía poco personal debido al día feriado. Un comandante de brigada y personal clave estaban fuera de la base, según un alto oficial militar. Los funcionarios indicaron que fueron convocados antes del amanecer, mientras los funcionarios de inteligencia israelíes intentaban darle sentido a la actividad inusual de Hamas justo del otro lado de la frontera en Gaza.

La niebla de la guerra

La unidad de comando de élite Maglan opera desde una base a unos 25 minutos de Gaza.

Su subcomandante activó la unidad alrededor de las 6:30 a. m. del 7 de octubre, según un oficial familiarizado con las operaciones de ese día. Sin embargo, el equipo recibió poca orientación de parte de los principales generales israelíes o del cuartel general de la división de Gaza, el cual, sin darse cuenta, estaba él mismo bajo ataque.

Con la comunicación fuera de Re’im interrumpida y los líderes militares en Tel Aviv luchando por comprender el alcance del ataque, Maglan recurrió a una fuente poco probable en busca de información: Refael Hayun, un hombre de 40 años que vivía con sus padres en Netivot, alrededor de 8 kilómetros de Gaza.

Hayun vio videos grabados por Hamas del ataque en tiempo real en las redes sociales y transmitió información a los oficiales de Maglan. Hayun comenzó a recibir mensajes de WhatsApp de personas que intentaban salvar a sus hijos, amigos y a ellos mismos.

En uno de los mensajes se leía: “Hola, Refael, estamos atrapados en un contenedor de basura cerca del lugar de la fiesta. Por favor, ven a rescatarnos. Somos dieciséis personas”.

Hayun transmitió esos lugares a los comandos, pero no comprendían las grandes dimensiones de la lucha.

Ben Zion, el reservista, dijo que su unidad de paracaidistas abandonó su base en el centro de Israel, cerca de Tel Aviv, en un convoy alrededor de la 1:30 p .m. Se movilizaron por su cuenta. Para ahorrar tiempo, salieron sin equipo de visión nocturna ni chalecos antibalas adecuados.

Esperaba ver las carreteras repletas de militares, equipo y vehículos blindados en dirección sur.

En una entrevista, Zion recordó: “¡Las carreteras estaban vacías!”. Cerca de siete horas después de iniciados los combates, se volvió hacia el reservista a su lado y le preguntó: “¿Dónde están las FDI?”.


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