Casavalle, el barrio de Montevideo donde los jóvenes temen caminar a la escuela
La zona periférica de la capital uruguaya es una de las más peligrosas del país por la cantidad de crímenes. Un estudio analizó el impacto en los estudiantes
Los estudiantes explicaron que determinadas calles del barrio son peligrosas porque matan, roban, “te disparan”, “no hay policías” y hay “tiroteos” y “persecuciones”.
“Las representaciones gráficas y verbales señalan un entorno atemorizante, se denuncian muertes, amenazas, lesiones y es claro que las adolescencias de este barrio popular crecen desprotegidas y con los derechos vulnerados. No pueden caminar en paz para ir a estudiar, pues la experiencia es traumática y este trauma tiene origen social, no individual”, dice el trabajo de los investigadores de la Udelar.
La investigación se centró en este barrio porque allí se registran los “indicadores de bienestar más sumergidos de la ciudad”, así como las mayores tasas de homicidios del país.
En otro tramo del informe describen que el camino al centro educativo “se transforma en un asunto trascendente” y genera, en algunos casos, un problema de sobrevivencia naturalizada”. Para los estudiantes, la violencia verbal es una percepción de inseguridad de camino al centro de estudio porque “las calles son peligrosas”.
Si bien los hechos de violencia se dan en un tiempo y espacio determinado, las repercusiones emocionales que generan en los habitantes se instalan “en la memoria colectiva de barrio”, algo que se reproduce entre generaciones.
Casavalle es, desde al menos 1980, uno de los barrios “más inseguros y vulnerables” de Montevideo. “El impacto emocional de la violencia que se transmite intergeneracionalmente entre los habitantes de la comunidad se suma como un factor más de desprotección. Definitivamente, la violencia –histórica, estructural, acumulada– no ‘interrumpe’ sino que se reproduce y reactualiza intergeneracionalmente”, dice el texto.
Los resultados de la investigación muestran que este barrio está alejado de un “pasaje pacífico, protector y estimulante” para las trayectorias escolares de los estudiantes. “Se conjugan de modo amenazador la violencia del camino al liceo junto al malestar del tránsito vivido al finalizar la escuela e ingresar en el ciclo básico de la enseñanza media”, agrega la investigación.
Otra de las conclusiones de los investigadores es que la pandemia de Covid-19 tuvo un impacto negativo en la educación de los estudiantes. La suspensión de las clases presenciales, explican, perjudicó la “frágil permanencia en el sistema educativo”, lo que derivó en un aumento del riesgo de exposición a factores desencadenantes de la violencia.
“Existe una dimensión de la supervivencia cotidiana que cada vez menos debe darse por supuesta en los territorios y requiere ser tematizada y problematizada, tanto en términos generales como a la luz de la reorientación de la política social implementada por el actual gobierno”, agrega el trabajo de los investigadores Nilia Viscardi, Mauricio Fuentes y Gabriel Tenenbaum.