Los rehenes y el “metro” de Gaza condicionan la ofensiva israelí contra los milicianos de Hamas
Los civiles israelíes secuestrados se encuentran en algún lugar de la enorme estructura de túneles que pasan por debajo de Gaza. Hasta allí tendrían que llegar los soldados israelíes para liberarlos
En la guerra de Gaza de 2014, el ejército israelí informó que las tropas habían sido emboscadas por combatientes que emergieron del suelo. Poco después, Hamas difundió videos de militantes enmascarados, portando armas automáticas y lanzagranadas, saliendo de un agujero del lado israelí de la frontera, burlando la valla que separa a ambos territorios. En ese momento se destruyeron unos 30 túneles. Aunque las autoridades israelíes dijeron que Hamas había construido más de 1.300 túneles desde 2007 con un coste de 1.250 millones de dólares, desviando fondos internacionales destinados a la reconstrucción de infraestructuras públicas en Gaza.
Ya en esa guerra, las fuerzas israelíes detectaron a milicianos que intentaron penetrar el territorio israelí y llegar a los poblados y kibutz cercanos que portaban esposas y tranquilizantes con la intención de secuestrar civiles. Un hecho que provocó terror en la población israelí que vive cerca de la Franja. Gerard De Groot, profesor de Historia de la Universidad de St Andrews que escribe sobre guerra y política, describió en una ocasión los túneles como capaces de “evocar un horror peculiar, como si el mismísimo diablo saliera del infierno para sembrar el tormento en la Tierra”.
Desde entonces, las nuevas tecnologías hicieron posible que el ejército israelí pudiera detectar con mayor facilidad los pasadizos subterráneos. Pero también los palestinos utilizaron nuevos materiales para que no estuvieran expuestos ante los rayos infrarrojos, por ejemplo. La valla fronteriza tiene una extensión de varios metros de profundidad con detectores que hacen casi imposible que los atacantes pasen por allí. El sábado pasado lo lograron lanzando explosivos desde drones en varios puntos al mismo tiempo y porque la respuesta de los guardias israelíes fue demasiado pobre. También pudieron acercarse a la valla sin ser detectados porque salieron con sus motos desde algunos de los túneles más sofisticados. Otros, integrantes de las Brigadas Izz al-Din al-Qassam, volaron por encima con unos paracaídas impulsados por generadores con hélice.
De todos modos, los pasadizos más importantes que tiene Hamás son los que están por debajo del centro de la ciudad. Es en este momento la zona más bombardeada. La aviación israelí está utilizando bombas del tipo “corta-margarita”, especialmente diseñada para ir explotando y destruyendo los subsuelos. Pero no será suficiente para desbaratar todo el sistema de túneles. Y allí está el mayor peligro para una avanzada militar terrestre. Seguramente, Mohammed Deif, el jefe militar del ala militar de Hamas que diseñó el asalto del sábado pasado, el más grave en la historia del Estado israelí, tiene un plan para emboscar a las fuerzas que intenten llegar allí. Y utilizarán a los rehenes como escudos humanos.
“¿Estará dispuesto el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu a sacrificar al centenar y medio de israelíes o con doble nacionalidad que son ahora rehenes para neutralizar la amenaza de Hamás mediante una operación terrestre a gran escala?”, se preguntaba en un análisis, Héloïse Fayet, especialista en Oriente Medio del Instituto Francés de Relaciones Exteriores (IFRI). “La cruel realidad es que Hamás tomó rehenes como seguro contra las represalias israelíes, especialmente un ataque terrestre masivo, para intercambiarlos por prisioneros palestinos. Y va a intentar preservarlos hasta que se vean perdidos”, opinó en una entrevista con Reuters, Aaron David Miller, investigador de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
La operación terrestre a gran escala implica el peligro de tener una enorme cantidad de bajas. Los soldados tendrían que entrar en el centro de la ciudad, con pequeñas calles intrincadas y eso da una ventaja significativa al enemigo. Para esto, el ejército israelí tiene 100.000 soldados con el mejor entrenamiento y armamento, y movilizó a otros 300.000 reservistas. No hay precedentes de una campaña terrestre en Gaza de esta envergadura. “Hay que pensar siempre en el final, no sólo en el comienzo de la guerra. En Gaza hay dos millones de personas ¿Podrán estos soldados controlar a esa población moviéndose en su propio territorio y desesperada?”, se planteaba un analista militar israelí entrevistado por Al Jazeera.
Tampoco se sabe cuál es la verdadera capacidad de Hamas y las otras milicias armadas que controlan la Franja como la Jihad Islámica –más pequeña pero altamente entrenada por los Guardias Revolucionarios iraníes-. Hasta hace una semana, se creía que jamás podrían realizar una operación como la que lanzaron el sábado. Los videos mostraron que cuentan con armas muy sofisticadas como un dron asesino de origen ruso que fue capaz de destruir un tanque de última generación.
“¿Qué sucedería si toda esta operación en realidad es apenas una carnada para que las tropas israelíes se adentren en Gaza y atacarlas con un armamento sofisticado que no teníamos en cuenta que estaba en manos de Hamas?”, se pregunta Héloïse Fayet. Sabemos que Irán está detrás de toda esta ofensiva de los terroristas y que es el Estado que financia, arma y entrena a Hamas y a la Jihad Islámica. ¿Pudo haberle entregado drones kamikazes como los que le provee a Rusia para su invasión a Ucrania?
La otra alternativa que se maneja es un sitio de la Franja, dejando sin electricidad ni agua ni combustible a la población como ocurre en este momento, e iniciar una negociación. El último intercambio de prisioneros de este tipo se produjo en 2011, cuando para recuperar al soldado Gilat Shalit Israel se vio obligado a liberar a mil prisioneros palestinos. “Actualmente es difícil ver cómo un gobierno de extrema derecha y ministros como Itamar Ben Gvir (encargado de Seguridad Nacional) y Bezalel Smotrich (Finanzas) podrían soportar el costo político de una negociación de este tipo. Pero creo que es la opción más probable”, afirmó Vicent Lemire del French Research Centre de Jerusalén en una entrevista con France24. Sobre esta posibilidad hablaron el jueves el secretario de Estado Antony Blinken y el premier Netanyahu.
En este momento hay unos 4.500 detenidos políticos palestinos en las cárceles israelíes. “Lo que tenemos en nuestras manos liberará a todos nuestros prisioneros”, pronosticó Saleh al-Arouri, jefe del ala política de Hamás, en una entrevista concedida esta semana a la cadena Al Jazeera. Es evidente que ese es el plan de los terroristas, obtener concesiones a cambio de los prisioneros. Con niños, mujeres y ancianos como rehenes, creen que Israel está mucho más vulnerable que cuando negoció la liberación de soldados. Y no podemos olvidarnos de que Hamas tiene a unos 150 israelíes secuestrados, pero también mantiene como rehenes a la mayoría de los dos millones de habitantes de Gaza, el 42% de estos menores de 14 años.
Lo que vamos a ver en los próximos días será una guerra inédita que se desarrollará en el medio de una extraordinaria crisis humanitaria. El primer ministro Netanyahu que, según la mayoría de los analistas israelíes, contribuyó a la actual situación al dividir al país aliándose a la extrema derecha religiosa para poder aferrarse al poder, atacando a la Corte Suprema de Justicia y promoviendo la expansión de los asentamientos en los territorios palestinos, ahora se enfrenta seguramente al mayor desafío de su carrera política. Fue por eso que convocó a la oposición y con algunos de sus líderes armó un gabinete de guerra. Serán los que decidirán qué deben hacer los soldados israelíes en las próximas horas.