Leonardo da Vinci también fue pionero en técnicas químicas para pintura
Los análisis de expertos internacionales demostraron que el artista usó plumbonacrita, un compuesto para acelerar el secado de la pintura y que no sería reconocido hasta el siglo XVII, lo que lo convertiría en su creador
La técnica
Imagine que intenta entender cómo están organizadas las perlas en una pulsera cerrada sin tocarla. Ante la imposibilidad de verla directamente, decide iluminar la pulsera con una luz y observa cómo cambia el patrón de luz después de pasar a través de las perlas. Este concepto es similar a la difracción de rayos X.
Los científicos disparan rayos X, que son básicamente haces de luz muy energéticos, a un material y observan cómo cambian estos rayos al atravesarlo. Desde la forma en que se desvían, pueden determinar cómo están organizados los átomos dentro del material.
Por otro lado, la espectroscopía infrarroja se utiliza para obtener información sobre las moléculas. Este método se basa en la absorción de luz en la región infrarroja del espectro electromagnético por parte de una molécula y dicha absorción da lugar a cambios en los estados de vibración de los enlaces químicos de la misma.
Los hallazgos
En la capa base de la “Mona Lisa”, además del pigmento blanco de plomo y el aceite, se descubrió el mencionado compuesto plumbonacrita. Esta sustancia, identificada en 2019 en varias pinturas de Rembrandt del siglo XVII, no había sido detectada en obras del Renacimiento italiano hasta ahora, según la publicación de la Sociedad Química Americana.
La plumbonacrita resulta de la combinación de óxidos de plomo y aceite, una técnica que se utilizaría posteriormente para acelerar el secado de las pinturas, y su presencia en la “Mona Lisa” apunta a Da Vinci como el pionero de este método.
“Todo lo que viene de Leonardo es muy interesante, porque él era un artista, por supuesto, pero también era un químico, un físico; tenía muchas ideas y era un experimentador… Intentando mejorar el conocimiento de su tiempo”, observó Gilles Wallez, autor del estudio y catedrático de la Universidad de la Sorbona en París, en entrevista con CNN.
El análisis
Para el análisis de la “Mona Lisa”, que actualmente está protegida en el museo Louvre de París y de la que no se pueden tomar muestras, los científicos de Francia y Gran Bretaña, recurrieron a una micro muestra recolectada en 2007 de un rincón oculto detrás del marco.
Según explicó Wallez al mismo medio, él y su equipo emplearon una máquina de última tecnología llamada sincrotrón, que con su acelerador de partículas les permitió estudiar la composición de la muestra a nivel molecular.
“Estas muestras tienen un valor cultural muy alto”, dijo Wallez a CNN “No puedes permitirte el lujo de tomar grandes muestras de una pintura, por lo que un sincrotrón es la mejor manera de analizarlas”.
Este método permitió descubrir que la capa base del mural “La última cena” de Da Vinci tenía la misma composición química que la de la “Mona Lisa”, aunque el mural estaba pintado en una pared. Para esta obra se contó con un abanico más amplio de muestras, 17 en total, que provenían de la pintura que se había desprendido con el tiempo.
“La Mona Lisa” y “La última cena” son dos de las menos de 20 pinturas conocidas que Da Vinci realizó durante su vida por lo que los investigadores planean seguir analizando las obras para descubrir más sobre el artista y su técnica.