El invento de la Antigua Grecia que permite a los aviones surcar el cielo
Filón de Bizancio brindó al mundo el invento precursor de muchos de los instrumentos que se utilizan para la navegación en la actualidad.
Así es el Tintero de Filón, el invento precursor de la brújula giroscópica que permite a los aviones tomar rumbo
El Tintero de Filón, conocido comúnmente como Tintero con Cardán, es un dispositivo que permitía inclinar y voltear la tinta de su interior sin que se derramara incluso cuando estaba abierto. Filón de Bizancio imaginó una cadena de aros que se sujetaban entre sí y permitían moverse en libertad en cada capa. Su diseño era pura ciencia ficción en ese momento. ¿Cómo era capaz un tetraedro sostener horizontalmente la tinta de su interior a partir de los movimientos de cada aro?
Años después su aparición impulsó inventos como el giróscopo. La aparición del primer instrumento similar se le atribuye a Johann Bohnenberger, astrónomo alemán, en pleno 1817. No fue hasta mediados del Siglo XVII cuando Jean Bernard Léon Foucault, físico y astrónomo francés, intentó demostrar la rotación de la Tierra con un dispositivo muy similar al giróscopo en 1851. Gracias a sus logros inventándolo, recibió cuatro años después la Medalla Copley de la Royal Society por sus “notables investigaciones experimentales”. Experimentando con el giróscopo observó que podía utilizarse de otras maneras, como para orientarte. Al apuntar siempre al Norte, dio con la primera versión de la brújula giroscópica.
En la actualidad, la brújula giroscópica es uno de los instrumentos fundamentales de cualquier cabina de avión. Si nos metemos de lleno en tecnicismos, este dispositivo es una brújula “cuyo indicador de rumbo se ajusta a una referencia determinada mediante un sensor de inducción”. Sin él no hay rumbo posible; no conoceríamos los aviones como lo hacemos en la actualidad. Y todo se lo debemos al tintero de un sabio griego.