China, sus aspiraciones políticas y sus ambiciones tecnológicas, en una creciente disputa con Occidente
Las tensiones entre Pekín y Washington son cada vez más fuertes. Las amenazas del gigante asiático sobre Taiwán y sus ambiciones sobre el mar de China Meridional chocan con la política de un “Indopacífico libre y abierto” defendida por EE. UU. y sus aliados. ¿Cómo entra en esta disputa la carrera tecnológica?
China, una potencia amenazante
Desde que China inició su programa de liberalización económica, experimentó un espectacular crecimiento que la convirtió en una potencia global. Este ascenso no solo se refleja en su riqueza, sino también en su expansión militar, diplomática y tecnológica.
Uno de los epicentros de la tensión global se encuentra en el mar de la China Meridional, donde sus ambiciones sobre una serie de islas se enfrentan con la política defendida por EE. UU. y sus aliados en la región. No se trata solo de espacios marítimos y reclamos territoriales, sino que lo que está en juego es el control de rutas comerciales claves, así como la explotación de recursos energéticos y minerales.
Los líderes regionales de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) buscaron el apoyo de EE. UU. y sus aliados de la OTAN para proteger y mantener la zona libre de conflictos. La bandera que enarbolan es la de un “Indopacífico libre y abierto”. La reciente visita de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris a la zona y su participación en la última Cumbre de la ASEAN, en Yakarta (Indonesia), despertó múltiples análisis y especulaciones.
Una disputa tecnológica caliente
Un sector candente en la disputa entre China y Occidente es el tecnológico. En años recientes, empresas tecnológicas chinas enfrentaron acusaciones de espionaje y robo de propiedad intelectual.
En 2018, el caso de Huawei generó un gran escándalo debido a cuestiones relacionadas con la seguridad de los datos y el espionaje. El costo para la empresa fue tan alto que no solo cayeron acuerdos millonarios y la posibilidad de concretar redes de 5G en todo el mundo, sino que Washington la incluyó en una lista negra de empresas que no pueden llevar adelante operaciones en suelo estadounidense.
TikTok, la popular red social de la firma china ByteDance, también está en el centro de las sospechas por el mismo motivo. Recientemente, países como el Reino Unido y ciudades como Nueva York vetaron el uso de la aplicación en los dispositivos de todos los funcionarios oficiales, dadas las sospechas sobre espionaje que pesan sobre ella.
Taiwán en el ojo del huracán
En este contexto, hay un conflicto que combina tecnología y derecho internacional, y se está volviendo cada vez más tenso: la decisión de China de reincorporar a Taiwán, la “provincia rebelde”, a su territorio soberano. En 2021, el presidente Xi Jinping insistió en que la reunificación del país era “inevitable” y no descartó el uso de la fuerza.
Mientras la política oficial de Washington es no alterar el statu quo del reconocimiento de “una sola China”, el presidente Joe Biden expresó su voluntad de defender a Taiwán ante cualquier agresión externa.
La importancia estratégica de la isla radica en que allí se produce el 92 % de los chips más avanzados del mundo, lo que coloca este conflicto en el epicentro de la geopolítica global.
Por el momento, más allá de las represalias comerciales y de inquietantes maniobras militares que suelen repetirse en la zona, el escenario de un enfrentamiento bélico parece lejano. Sin embargo, en un contexto internacional convulsionado, es difícil prever los próximos movimientos de las grandes superpotencias que se disputan el liderazgo global.