La Justicia del régimen chino condenó a 18 jóvenes que participaron de las protestas pro democráticas de 2019 en Hong Kong
Los acusados pasarán entre 36 y 57 meses en la cárcel por los disturbios ocasionados. Se suman a los otros 141 condenados en la misma causa
El juez Douglas Yau señaló que los sentenciados estaban presentes en la zona de Yau Ma Tei, donde se ubica la Universidad Politécnica, y “animaron a otros a perturbar el orden social”. Inclusive, sumó que uno de ellos portó un bidón con gasolina y un trozo de tela, lo que la Justicia china consideró posesión de objetos con la intención de destruir bienes.
En este episodio, ocurrido hace cuatro años y descrito como “caótico” por el magistrado, un grupo de ciudadanos inició una ola de protestas pro democráticas que se extendió por toda la ciudad durante días.
Se registraron choques con la policía, que intentó reprimir y disuadir a los jóvenes con gases lacrimógenos y porras extensibles y martillos, mientras estos se defendían lanzando cascotes, botellas llenas de gasolina.
Videos del momento mostraban a los estudiantes con sangre en sus rostros, inmersos en una nube blanca producto del gas de la policía aunque ésta aseguró en un comunicado que estaba usando “la fuerza mínima necesaria”.
Xi Jinping condenó esta ola democrática denunciando que los manifestantes “radicales” estaban pisoteando el estado de derecho de la ciudadanía y, por ello, llamó de inmediato a “detener la violencia y restablecer el orden”.
Es por ello que la Justicia se ha mostrado firme al momento de dictar las resoluciones de esta causa, en la que ya han sido condenadas 146 personas de las 213 arrestadas. De ellas, 141 fueron señaladas por “disturbios” y 125 enfrentan penas de entre 29 y 64 meses de cárcel.
En tanto, otras once aún aguardan los detalles de sus sentencias y cinco deberán pasar un tiempo en un reformatorio.
Las manifestaciones en Hong Kong surgieron por primera vez en junio de 2019 a raíz de un polémico proyecto de ley de extradición que, si bien fue retirado por el Ejecutivo, sirvió como puntapié para que se desencadenaran con fuerza los reclamos de los movimientos que exigían una mejora de los mecanismos democráticos en el país, en una clara señal de rechazo a la creciente injerencia de Beijing en los asuntos locales.
Sin embargo, Amnistía Internacional señaló que el régimen chino se esforzó por imponer su narrativa sobre los hechos, minimizando que se tratara de un reclamo democrático e instalando, por el contrario, la idea de una revuelta “terrorista”.
“Las autoridades han exagerado e instrumentalizado el hecho de que algunos manifestantes recurrieran a la violencia en el punto álgido de los disturbios. Pero esos casos sólo representan una ínfima minoría en comparación con el número de personas que protestaban pacíficamente”, señaló la organización en una nota difundida por el primer aniversario del evento.
“El gobierno piensa que necesita ganar la batalla de dominar la narrativa para recuperar el control, dentro y fuera del país (...) Sin embargo, el movimiento de protesta de Hong Kong está lejos de haber sido vencido, a pesar de todos los esfuerzos del Gobierno para anularlo”, agregó.