Djokovic, retratado en la prensa británica: “Lágrimas, rabietas y controversia”
Los principales rotativos ingleses hablan del comportamiento del serbio durante el partido contra Sinner. “Ganar feo”, titula ‘The Times’.
Lágrimas, rabietas y controversia, tituló The Telegraph su crónica. “Por otro lado, estabas absorto en el ‘show de Novak’, un psicodrama de dos horas y media con suficiente histrionismo para que el director Sam Mendes, observando desde su posición en el Palco Real, considerara convertirlo en una obra de tres actos (…). La relación de Djokovic con su audiencia SW19 (el distrito de Wimbledon) podría describirse amablemente como molesta. Cuando Sinner sacó un par de puntos para llevarse el tercer set (4-5, 15-40), alguien gritó: “¡Vamos, Rafa!”. El serbio, que no se tomó bien que se agravara el estrés de su segundo servicio, respondió con aplausos sarcásticos y un pulgar hacia arriba burlón. Cuando volvió a igualar a 5-5, se volvió hacia los aficionados más cercanos a él e imitó que lloraban”, refleja ese artículo.
The Times fue el medio más crítico con Djokovic, al titular Ganar feo, con un subtítulo duro: “Un malhumorado Djokovic prepara el enfrentamiento con Alcaraz. El campeón pierde un punto por gruñir y luego se burla del público de la Pista Central”. The Daily Telegraph encabezó la noticia con esta línea: “Es la gota que colmó el vaso para Novak. Djokovic atiza a los fans y al árbitro en su victoria”.
Público en contra
El caso es que en Wimbledon se respira un ambiente muy favorable para Alcaraz después de los acontecimientos del último encuentro de Djokovic, que ya había hecho gestos similares de recriminación a los espectadores durante otros partidos de esta edición del Grand Slam londinense. El de Belgrado está acostumbrado a jugar con los aficionados en su contra. Así ganó en la final a Roger Federer en 2019, cuando levantó dos puntos de partido para hacerse con el campeonato. “El poder supremo de Novak Djokovic es que, por mucho que esté desesperado por ser amado, también obtiene una energía inagotable de ser odiado”, escribe Oliver Brown en The Telegraph. Una frase que lo dice todo.