Bolivia y Rusia afianzan su acercamiento: una empresa del Kremlin producirá litio en Potosí
Los deseos de Putin se volvieron realidad y, ahora, tendrá el control de una de las principales reservas del mineral del futuro, de la mano de su aliado, Luis Arce
Este jueves, tras meses de licitaciones, el Ejecutivo confirmó que Uranium One Group, de la corporación estatal de energía nuclear rusa Rosatom, y la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) acordaron la construcción de un complejo industrial en el salar de Pastos Grandes para la extracción y producción de este mineral.
Con este anuncio, la compañía -bajo la órbita del Kremlin- se hizo un lugar en una de las principales reservas de litio del mundo y garantizó, con ello, su acceso a este producto clave, además de afianzar su presencia en la región.
“El acuerdo revela nuevas perspectivas de cooperación a largo plazo entre Rusia y Bolivia”, celebró el primer director general adjunto de la empresa rusa, Kirill Komarov, y sumó que “este es el primer proyecto a gran escala en el extranjero en el ámbito de la producción de litio para Rosatom”.
El proyecto, cuyas inversiones rondarán los USD 600 millones, contempla la construcción de un complejo industrial en el salar en el Departamento de Potosí, con una capacidad de producción de 25.000 toneladas de carbonato de litio anuales. Esta cifra podría, no obstante, aumentar en función de los resultados de la exploración geológica a realizar en el lugar.
En este sitio, al igual que el el salar de Uyuni -donde el régimen chino ya tiene presencia- se aplicarán tecnologías de extracción directa del litio (EDL), un proceso a la vanguardia en la materia.
Arce celebró el acuerdo con Moscú y señaló que “tiene una singular importancia” ya que demuestra que la economía boliviana “no puede parar y no puede depender de un sólo producto”, en alusión al gas natural que -hasta hace unos años- era la base del crecimiento económico del país.
Por su parte, el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, describió este hecho como un paso “trascendental” en el desarrollo de la práctica en el país, que se encuentra muy por detrás de Chile y Argentina.
Ahora, con estos anuncios, el Ejecutivo aspira a producir 100.000 toneladas de carbonato de litio al año para 2025, con miras a posicionarse como proveedor del 40% del suministro mundial de este producto, para 2030.
Según la revista corporativa de Rosatom, este deseo de convertirse en la “capital mundial del litio” tendrá “un gran impacto en la industria mundial” ya que Bolivia forma parte del Triángulo del Litio, con más del 21% de las reservas mundiales, que se traducen a unas 21 millones de toneladas del mineral.
El litio es un recurso estratégico e imprescindible para la transición hacia energías más limpias y renovables. Es por ello que es considerado uno de los instrumentos del futuro, ya que es el principal componente de las baterías de los automóviles eléctricos, celulares y otros dispositivos electrónicos, de gran consumo en todo el mundo.
“El mundo avanza a pasos agigantados en la demanda del litio. Bolivia no se quiere quedar atrás”, comentó en este sentido Arce.
No obstante, a los ojos del mundo, la presencia del eje Rusia-China en este sector podría ser una seria amenaza para la región, mientras las potencias buscan debilitar a su principal enemigo, Estados Unidos, que, a su vez, ha quedado fuera de este mercado.
The Wall Street Journal había advertido que Argentina, Bolivia o Chile podrían acabar matando a la gallina de los huevos de oro -por estos yacimientos- si caían en las manos equivocadas.
Luego de que los deseos del Kremlin se convirtieran en órdenes para el gobierno boliviano, esta alerta parece más viva que nunca.