Crece el miedo en Rusia: varias regiones cancelan los tradicionales desfiles por el Día de la Victoria

La suspensión de las conmemoraciones del 9 de mayo, habitualmente usadas como una demostración de músculo militar, pone de manifiesto la vulnerabilidad ante los partisanos que apoyan a Ucrania

Infobae
Las regiones rusas están cancelando los desfiles del Día de la Victoria ante la preocupación por posibles ataques motorizados desde Ucrania. Al menos seis regiones, entre ellas han dado de baja sus desfiles militares anuales, lo que ponen de manifiesto la vulnerabilidad del país a más de 14 meses del inicio de la invasión, mientras Kiev prepara para su contraofensiva.

El Día de la Victoria conmemora la victoria soviética sobre la Alemania nazi en 1945 y se ha convertido en la pieza central de la visión de Vladimir Putin de la identidad rusa. Los desfiles brindan al Kremlin la oportunidad de hacer alarde del poderío militar de la Rusia moderna. Pero lejos de una demostración de fuerza, ahora se acumulan los anuncios de cancelaciones.

El más reciente fue el del gobernador de Saratov, situado a 600 kilómetros de la frontera, quien dijo que el desfile no se celebraría por “motivos de seguridad”, según informó The Guardian.

A mediados de abril hizo lo propio el gobernador de la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. “Las autoridades de la república de Crimea y la ciudad héroe de Sebastopol tomaron la decisión conjunta de no llevar a cabo las manifestaciones del 1 de mayo, la marcha del ‘Regimiento inmortal’ y el desfile militar del 9 de mayo”, escribió Serguéi Aksiónov en su canal de Telegram.

Previamente, sus colegas de Kursk y Bélgorod también habían argumentado motivos de seguridad para cancelar el evento. Las regiones de Voronezh, Oryol y Pskov se unieron a la ola de suspensiones, que podría aumentar esta semana.

En Moscú ya se realizan ensayos, pero la Plaza Roja fue cerrada con dos semanas de anticipación (Reuters)
En Moscú ya se realizan ensayos, pero la Plaza Roja fue cerrada con dos semanas de anticipación (Reuters)

Por su parte, Moscú mantiene intactos los planes, pero el Kremlin reconoció que reforzará las medidas de seguridad, según declaró el representante del Kremlin, Dmitri Peskov.

Pero hay indicios de que el temor ya está en Moscú. La semana pasada, los servicios de seguridad de la capital anunciaron el cierre al público de la Plaza Roja durante un periodo sin precedentes de dos semanas para preparar el desfile militar, en el que se espera que Putin haga acto de presencia.

“Somos conscientes de que el régimen de Kiev, que está detrás de una serie de ataques terroristas, planea continuar su línea. Todos nuestros servicios especiales hacen todo lo necesario para garantizar la seguridad. Hay un trabajo intenso en marcha”, señaló este martes el vocero.

El medio de comunicación ruso Baza informó que el Ministerio de Defensa ruso estaba considerando la posibilidad de cancelar el segmento aéreo del desfile, tanto en Moscú como en San Petersburgo, alegando problemas de seguridad y la falta de pilotos entrenados.

No obstante, la seguridad ante posibles atentados no sería el único argumento. Según apuntó la analista británica Samantha de Bendern en una columna en The Guardian, el gobierno teme que un evento masivo dé una oportunidad a los opositores a la guerra para manifestarse ante los ojos del mundo.

“Incluso los blogueros nacionalistas pro-guerra critican las acciones de Putin en Ucrania, por lo que su desesperación y paranoia van en aumento”, dijo la escritora.

(Sputnik/Reuters)
(Sputnik/Reuters)

El significado de la celebración se ha visto aún más alterado por la invasión de Ucrania por parte de Moscú. Putin ha presentado falsamente a Ucrania como sucesora de la Alemania nazi y ha intentado establecer paralelismos históricos infundados entre las dos guerras. Durante un discurso el año pasado, Putin dijo que el actual ejército ruso luchaba en Ucrania “para que no haya lugar en el mundo para carniceros, asesinos y nazis”. Las cancelaciones también se producen cuando Kiev se prepara para su tan esperada contraofensiva.

Ataques y sabotajes

En los últimos días han aumentado los ataques y sabotajes en regiones rusas y Crimea.

En la madrugada del pasado sábado un ataque con drones provocó un incendio en un depósito de combustible en el puerto de Sebastopol, la base de la Flota del mar Negro, calificado por Ucrania de “castigo de Dios” por la matanza de 23 civiles en la ciudad de Umán ocurrida el pasado viernes.

El lunes descarrilló una decena de vagones de un tren que se dirigía a Bielorrusia en la región rusa de Briansk, fronteriza con Ucrania, debido a un artefacto que explotó en las vías férreas. El mismo día 1 en la región de Leningrado se abrió un caso por sabotaje por la explosión en una torre de alta tensión.

Un legislador de alto rango también ha dicho que el ejército ruso no era capaz de “vigilar el perímetro de todo nuestro país”, instando a los voluntarios civiles a participar en la defensa de las fronteras estatales de Rusia.

Ante la falta de éxitos en el campo de batalla, con la única victoria rusa desde julio de 2022 siendo la de enero en Soledar, para el presidente ruso, Vladímir Putin, es esencial poder arengar a las tropas y tratar de mantener la unidad de los rusos. Ello aún cuando el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, admite que la batalla por Bajmut, la única ofensiva de Rusia actualmente en el frente, se libra a cambio de un gran coste en vidas, cada día cerca de cien de media, según su propio recuento.

El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Réznikov, dijo la víspera que “todo está listo” y que ya solo depende del Estado Mayor General, del comandante en jefe, Volodimir Zelensky, y de su equipo determinar “cómo, dónde y cuando” lanzar la operación.

Según el portal independiente Meduza, el Kremlin ha preparado otro manual para sus propagandistas, en el que les pide que no subestimen en público la contraofensiva ucraniana en lo que es visto como una forma de preparar a la población ante eventuales éxitos de Kiev.


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