Alejandro Burzaco, el ex CEO de Torneos, se salvó de ir a prisión por ser “testigo estrella” del FIFAgate
Colaborador de la Justicia desde que se declaró culpable en 2015, hoy escuchó su sentencia en Nueva York
“No le dieron años”, tradujo alguien que conoce el proceso al que se sometió Burzaco desde el principio. Sus aportes a la investigación del FIFAgate pueden traducirse a sus dos declaraciones como arrepentido y testigo protegido. Una en 2017 (cuatro días) y otra a comienzos de 2023 (11 días). La presencia de Burzaco en los dos juicios celebrados hasta ahora contribuyó a sustentar las condenas de los tres acusados que recibieron años de cárcel: el paraguayo Juan Ángel Napout (ex presidente de la Conmebol), el brasileño José María Marín (ex presidente de la CBF brasileña) y el argentino Hernán López (ex ejecutivo de Fox Sports).
La audiencia ante la jueza Chen duró una hora y media y comenzó a las 10 de la mañana, hora de Argentina. En ese tiempo hablaron los abogados del ejecutivo argentino (James Walden y Christopher Dioguardi), luego los fiscales que intervinieron en el caso (estaban presentes Kristin Mace, Kaitlin Farrell, Victor Zapana y Eric Silverberg) y, más tarde, el propio Burzaco. Según pudo reconstruir LA NACION, sus palabras en inglés fueron emotivas y el ex ejecutivo de Torneos estuvo acompañado por su familia y algunos amigos.
Para dar fe de su trabajo como colaborador de la Justicia, en la sala de audiencias 4F de la corte de Brooklyn también estuvieron presentes funcionarios de la IRS (la AFIP de los Estados Unidos) y del FBI. Luego de escucharlos a todos, la jueza formalizó su veredicto. “Tiempo servido” para las tres acusaciones. Además, le impusieron a Burzaco una multa simbólica de 100 dólares por cada cargo, y resolvieron que su liberación no sea supervisada. Es decir, sin monitoreo de la policía ni de los funcionarios judiciales.
La libertad de Burzaco es todo un dato para la investigación, iniciada en 2012 como una pesquisa tributaria en relación a las declaraciones impositivas de “Chuck” Blazer (un ex secretario general y vicepresidente de la Concacaf, la confederación de América Central, del Norte y el Caribe). Burzaco era el “testigo estrella” y el arrepentido (que incluso se declaró culpable y devolvió más de 20 millones de dólares) que más información había aportado en todos estos años. Para la Justicia estadounidense, lo importante no es la cantidad de evidencia que se entregue, sino la calidad: los arrepentidos deben “incriminar hacia arriba” para tener alguna chance de morigerar sus penas. Eso hizo Burzaco durante todo este tiempo. Y de una condena máxima de 60 años por los tres cargos que pesaban sobre él (asociación ilícita, fraude en grado de conspiración y lavado de dinero en grado de conspiración), el ex ejecutivo de la TV consiguió lo que parecía un milagro: evitar las rejas.
Desde que se entregó en Bolzano, en el norte de Italia, en junio de 2015, Alejandro Burzaco nunca usó el traje naranja que caracteriza a los presidiarios estadounidenses. Sus propios abogados habían dejado clara la intención del ex CEO de Torneos de “colaborar” con la Justicia de aquel país. Era la estrategia para evitar la condena. Antes del final de aquel año, el propio acusado se declaró culpable de los tres años y aceptó devolver dinero. Más tarde, vendió las acciones que todavía tenía en la productora del fútbol argentino.
En sus primeros meses como inquilino de un departamento en Nueva York, Burzaco tenía tobillera electrónica y los investigadores monitoreaban sus pasos. Sólo podía moverse en un radio delimitado, que gracias a su buen comportamiento y predisposición fue más tarde ampliado a Nueva Jersey y Connecticut. Sus abogados incluso lograron que le quitaran la tobillera electrónica. Podía recibir visitas en su vivienda y, de hecho, su familia solía visitarlo hasta dos veces por año. Fue un hábito hasta que sobrevino la pandemia del coronavirus.
Sus declaraciones ante los fiscales durante los dos juicios (uno en 2017 y otro en 2023) del FIFAgate dejaron frases y confesiones que pintaron el fútbol de las últimas dos décadas. “Participé en el pago de coimas desde que arranqué como accionista de Torneos, accionista directo en 2005, hasta que Grondona murió, en julio de 2014. El propósito de nuestro diálogo era arreglar; discutir los mecanismos bajo los cuales la coima iba a ser pagada; confirmar, en otros casos, que la coima hubiera sido correctamente recibida. Pedir sus acciones o su influencia, incluso que la coima fuera pagada para ciertos contratos; firmar; extender; proteger; no rescindir, como en cada caso y en cada momento de mi vida en este negocio. Creo que esto es un buen resumen”, dijo a fines de 2017.
También habló en aquel momento del programa Fútbol Para Todos y confesó haber pagado coimas a funcionarios del gobierno que encabezaba Cristina Fernández de Kirchner. “A fines de junio de 2011, el torneo de segunda división de Argentina se convirtió en un torneo de superestrellas porque había un club muy importante (River Plate). Entonces esos derechos ganaron en valor. Pudimos retener en Torneos los derechos de segunda división pagando sobornos a funcionarios del gobierno para retener esos contratos: Jorge Delhon, abogado contratado por el programa Futbol Para Todos; y al coordinador general, Pablo Palladino. Se pagaron aproximadamente desde el fines de 2011 hasta fines de 2014″. Delhon se suicidaría arrojándose a las vías del tren, en Lanús. Palladino negó su implicancia.