Serguéi Lavrov se reunió con Lula Da Silva: “Brasil y Rusia tienen una única visión”
El ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Mario Vieira, reiteró el llamamiento de su gobierno en favor de un alto el fuego y una solución pacífica
En la sede de Itamaraty, el ministerio brasileño de Asuntos Exteriores, Lavrov se reunió con su homólogo Mauro Vieira, con quien había conversado largo y tendido también para organizar esta visita en la cumbre del G20 del pasado marzo, en India. En esa misma ocasión, Lavrov hizo unas absurdas declaraciones durante una conferencia. “La guerra que intentamos detener fue lanzada contra nosotros, utilizando a la población ucraniana”, dijo, distorsionando por completo la realidad, ya que el conflicto estalló porque Rusia invadió Ucrania y violó brutalmente su soberanía nacional. Más tarde, Lavrov se reunió con Lula y lo invitó oficialmente a Moscú en nombre de Putin.
En el encuentro en Brasilia con la prensa no se permitieron preguntas de los periodistas. Lavrov afirmó que, en relación con el conflicto ucraniano, “Brasil y Rusia tienen una única visión” y que “Moscú quiere poner fin al conflicto lo antes posible. Sin embargo, quiere que sea de forma duradera y no inmediata” pero los países de la “OTAN y Occidente no han cumplido los compromisos que asumieron a inicios de este siglo”, dijo en alusión a los acuerdos de Minsk de 2014. No faltaron las explicaciones paradójicas: “Estamos protegiendo la vida de las personas de origen ruso”. Según Lavrov, las comunidades rusas han sido amenazadas y perseguidas por el Gobierno ucraniano. Lavrov añadió que “también estamos construyendo un orden mundial más equitativo, más justo y basado en el derecho. En esto tenemos una visión de un mundo multipolar, en el que tenemos en cuenta a diferentes países, no sólo a unos pocos”. Por su parte, el ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Vieira, reiteró el llamamiento de su gobierno en favor de un alto el fuego y una solución pacífica, poniéndose a disposición para formar un grupo de países negociadores. Añadió, sin embargo, que “Brasil está en contra de las sanciones unilaterales porque además de no contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, tienen un impacto negativo para las economías de todo el mundo”.
Como es su estrategia, Moscú premia a los países que le muestran su apoyo. Lavrov declaró que Rusia se pronunciará a favor de la participación de Brasil como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. En febrero, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Mikhail Galuzin, declaró que Moscú había analizado la idea de Lula del “club de la paz, principalmente desde la perspectiva de la equilibrada política de Brasil y, por supuesto, teniendo en cuenta la situación sobre el terreno”. Sin embargo, hasta ahora este proyecto de mediación, sobre el que el propio Lula declaró a la televisión china que no tenía detalles, ha sido rechazado por Europa y Estados Unidos.
Como Putin no puede viajar, pesa sobre él una orden de detención emitida por la Corte Penal Internacional por ser “responsable del crimen de guerra de deportación ilegal de miles de niños de las zonas ocupadas de Ucrania a Rusia”, envió a Lavrov. Es su primera visita a Brasil con la guerra en marcha, y el ministro no había vuelto al gigante latinoamericano desde 2019. Por una extraña geometría de la geopolítica, el domingo, mientras Lula ya estaba de regreso de China y esperaba la llegada de Lavrov, el ministro de Defensa chino, Li Shangfu, visitó a Putin, un encuentro en el que el dictador ruso elogió las relaciones militares entre ambos países. Xi Jinping había visitado Moscú en marzo. Según los “Pentagon leaks”, una serie de documentos de los servicios de inteligencia estadounidenses filtrados y compartidos en la plataforma Discord por Jack Douglas Teixeira, de 21 años y miembro de la Guardia Nacional Aérea de Estados Unidos, China aprobó el suministro de ayuda letal a Rusia para su guerra en Ucrania, y pretendía hacerlo en secreto, disfrazando material militar de bienes civiles.
Fue precisamente el conflicto ucraniano el tema de las declaraciones del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en los últimos días, al término de su viaje a China y Emiratos Árabes Unidos. Lula había dicho que Ucrania también es responsable de la guerra. “La decisión de la guerra fue tomada por los dos países”, dijo, y acusó tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea de fomentar el conflicto. El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, afirmó en un comunicado oficial que Lula “está reproduciendo propaganda rusa y china” y que sus comentarios son “simplemente erróneos”. “No. No estoy de acuerdo en absoluto. En absoluto. No sé cómo ni por qué (Kirby) ha llegado a esta conclusión. Pero no estoy de acuerdo en absoluto”, reaccionó el ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Vieira. También Peter Stano, portavoz de Asuntos Exteriores de la UE, respondió a las críticas de Lula afirmando que Rusia es “la única responsable de la guerra” y añadió que Europa “está ayudando a Ucrania en su autodefensa. No hay duda de quién es el agresor y quién la víctima”.
En marzo el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky había invitado a Lula a Ucrania por videoconferencia, recibiendo sólo una vaga respuesta. “En este momento tengo otras prioridades”, respondió el presidente Lula, que nunca ha invitado a ningún miembro del gobierno ucraniano a Brasil, a pesar de su intención declarada de crear un plan de paz al margen de la OTAN y de las Naciones Unidas.
Según fuentes militares citadas por la prensa brasileña, la postura de Lula, que parece haberse alejado de la tradicional equidistancia geopolítica de la diplomacia del país, podría poner en peligro la compra de otros 30 cazas Gripen NG, además de los 36 ya encargados a la empresa sueca Saab. Según el sitio brasileño de noticias Jovem Pan, Estocolmo teme que la información confidencial del acuerdo acabe en manos rusas.
Los dos ministros abordaron en la reunión en Brasil también las relaciones bilaterales en comercio, tecnología, medio ambiente y energía. En 2022, según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior (MDIC), Brasil exportó a Rusia el equivalente a 1.900 millones de dólares e importó bienes por valor de 7.700 millones. Los dos países pretenden alcanzar el objetivo de 10.000 millones de dólares en comercio exterior, establecido hace unos diez años. Rusia es el 13° socio comercial de Brasil. La agroindustria brasileña depende de los fertilizantes rusos, que representan el 71% de las exportaciones de Moscú al país latinoamericano. Los rusos han prometido seguir enviando fertilizantes, pero en los acuerdos también figura un aumento de las exportaciones de carne a Moscú, que necesita soluciones alternativas para eludir las sanciones. Al igual que China, Rusia ve cada vez más a Brasil como un granero salvavidas frente a cualquier posible embargo o sanción de Occidente.