Países post soviéticos repudiaron las declaraciones del embajador chino que puso en duda su soberanía: “Es absurdo, repite la propaganda rusa”
Ucrania, Letonia y Lituania rechazaron los dichos del enviado del régimen en Francia, quien deslegitimó el estatus de esas naciones y abandonó la supuesta neutralidad de Beijing sobre la invasión rusa
La polémica se desató tras una entrevista de Lu Shaye, embajador de China en Francia, el viernes para el canal de noticias francés LCI. Cuando se le preguntó si Crimea era ucraniana, Lu respondió: “Depende de cómo se mire el problema. Hay una historia. Crimea era rusa al principio”.
Argumentó que los países que surgieron como naciones independientes tras la caída de Unión Soviética en 1991, “no tienen un estatus efectivo bajo el derecho internacional porque no hay un acuerdo internacional que confirme su estatus como naciones soberanas”.
Los países surgidos de la desintegración de la Unión Soviética en 1991 fueron admitidos posteriormente como miembros soberanos de las Naciones Unidas.
Ante ello, Mykhaïlo Podoliak, asesor de la presidencia de Ucrania, reaccionó en Twitter: “Es extraño escuchar una versión absurda, de la historia de Crimea, de un representante de un país escrupuloso sobre su historia milenaria”.
“Todos los países de la antigua URSS tienen un estatus soberano claro consagrado en el derecho internacional”, agregó y pidió a Lu Shaye que “no repita la propaganda rusa”.
Desde Letonia, el ministro de Asuntos Exteriores también expresó su repudio. “Las declaraciones del embajador chino en Francia sobre el derecho internacional y la soberanía de las naciones son completamente inaceptables”, escribió en Twitter el jefe diplomático, Edgars Rinkevics. “Esperamos explicaciones de la parte china y una completa retractación de esta declaración”.
Su homólogo lituano, Gabrielius Landsbergis, añadió: “Si alguien todavía se pregunta por qué los Estados bálticos no confían en China para “mediar en la paz en Ucrania”, aquí está un embajador chino argumentando que Crimea es rusa y que las fronteras de nuestros países no tienen base legal.”
En un comunicado emitido a última hora del sábado por el Ministerio de Asuntos Exteriores francés se afirmaba que se había “enterado con consternación de las declaraciones del embajador”.
“Corresponde a China decir si estas declaraciones reflejan su posición, lo que esperamos que no sea el caso”, añadía el comunicado.
El momento de la polémica es embarazoso para el presidente francés, Emmanuel Macron, que visitó Beijing este mes para animar al presidente chino, Xi Jinping, a presionar al líder ruso, Vladimir Putin, para que ponga fin a su invasión de Ucrania.
El viaje de Macron causó malestar entre algunos aliados occidentales que se muestran escépticos ante las intenciones de China, dada la alianza formal de Xi con el también autoritario Putin.
Aunque Beijing dice que es oficialmente neutral, el presidente chino, Xi Jinping, nunca condenó la invasión rusa y tampoco ha hablado por teléfono con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.
Recientemente, Xi fue a Moscú para reafirmar su asociación con el presidente ruso, Vladimir Putin, bajo la apariencia de un frente antioccidental.
Wolf Warrior reconocido
Lu ha reconocido anteriormente formar parte de la llamada clase de “Wolf Warrior” de los diplomáticos del régimen chino, un apodo dado a aquellos que responden con vehemencia a los críticos que perciben como hostiles a China.
En enero de 2019, acusó a Canadá de “supremacía blanca” por pedir la liberación de dos canadienses detenidos en China, días después de que la ejecutiva de Huawei Meng Wanzhou fuera arrestada en Canadá a petición de Estados Unidos.
Tras asumir un nuevo cargo en París, provocó un nuevo conflicto diplomático en 2021 al llamar “pequeño matón” y “troll” en Twitter a un investigador francés crítico.
También apuntó a los legisladores franceses que sopesaban un viaje a Taiwán, que China amenaza con tomar por la fuerza.
Convocado por el Ministerio de Asuntos Exteriores francés por sus “insultos y amenazas”, retrasó su comparecencia alegando “problemas de agenda”. Esto provocó una mayor irritación en París. “Ni Francia ni Europa son un felpudo”, advirtió entonces el Ministro de Asuntos Europeos, Clement Beaune. “Cuando se le convoca como embajador, se hace una visita al Ministerio de Asuntos Exteriores”.