Rusia ya perdió más soldados en Ucrania que en todos los conflictos donde combatió desde la Segunda Guerra Mundial
Un estudio del CSIS señala que entre 60.000 y 70.000 militares rusos ya murieron en la invasión iniciada hace un año
El estudio publicado este lunes señala que entre 60.000 y 70.000 soldados rusos ya murieron en la invasión a Ucrania, iniciada por el gobierno de Vladimir Putin el 24 de febrero de 2022.
Según el análisis del CSIS, las tropas de Moscú están muriendo cada mes a un ritmo “al menos 25 veces superior al número de muertos al mes en Chechenia y 35 veces superior al número de muertos en Afganistán”, en alusión a dos cruentas guerras para Rusia y la Unión Soviética, respectivamente.
Se estima que en la Segunda Guerra Mundial murieron 8,7 millones de soldados de la Unión Soviética. Y hasta 50.000 soldados dirigidos por Moscú murieron en las 16 guerras posteriores incluidas en el informe, que abarca desde 1950 hasta la actualidad e incluye guerras en lugares como Corea, Georgia, Siria y Angola.
El CSIS considera que el gran número de bajas en Ucrania es el resultado de la “innovación militar”.
¿Cómo acabará la guerra en Ucrania?
Rusia quería una victoria relámpago al lanzar su invasión de Ucrania, pero doce meses después la guerra se estancó sin que ningún bando logre avances militares ni esté dispuesto a una solución basada en el ‘statu quo’. Los analistas temen que el conflicto no termine pronto y que su intensidad aumente en su segundo año.
“Desde luego, no muestra signos de estar cerca del final”, afirmó Jon Alterman, del grupo de reflexión estadounidense CSIS. “Cada parte siente que el tiempo está de su lado y que llegar a un acuerdo ahora es un error”, agregó.
Tras algunos éxitos recientes en la región ucraniana oriental del Donbas, el bando ruso podría estar preparando una ofensiva para la primavera boreal, creen los expertos.
Mientras tanto, Ucrania parece decidida a recuperar el territorio perdido, ayudada por Estados Unidos y gobiernos europeos, cuyo apoyo a Kiev parece ir en aumento. Incluso dejó clara su intención de recuperar la península de Crimea, en el mar Negro, que Rusia anexionó en 2014, una ambición que despertó recelos en Occidente.
A inicios de febrero, el presidente francés Emmanuel Macron dijo a su par ucraniano Volodimir Zelensky que estaba “decidido a ayudar a Ucrania a lograr la victoria”.
Otra incertidumbre se refiere a las armas nucleares y su posible papel en la próxima fase de la guerra. Rusia lanzó una amenaza poco disimulada sobre el uso de armas atómicas al principio del conflicto.
Dimitri Minic, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri), advierte que este escenario podría convertirse en una “posibilidad muy seria” si Ucrania consigue recuperar Crimea. Si se llega a ese punto, la disidencia interna en Rusia podría estallar debido al temor de una guerra nuclear y porque el uso de armas nucleares podría percibirse como revelador de la debilidad del presidente ruso, Vladimir Putin, según el experto.