Rusia utiliza petroleros viejos para eludir las sanciones a sus exportaciones y podría ocasionar accidentes catastróficos
Buques con décadas de antigüedad que, de otro modo, habrían ido a parar al desguace, atraviesan el Mar Báltico con tripulaciones que tienen poca experiencia lo que aumenta la posibilidad de que, en caso de vertido o colisión, no haya recursos suficientes para organizar una operación de rescate
La navegación puede resultar difícil, sobre todo para las tripulaciones que no están acostumbradas a las heladas condiciones invernales de la región. Tras las restricciones impuestas a las exportaciones rusas de petróleo en diciembre, empezaron a aparecer en el estrecho golfo de Finlandia que conduce a San Petersburgo viejos petroleros sin antecedentes de haber navegado por esa ruta, según informaron las autoridades finlandesas.
La preocupación por la seguridad fue lo suficientemente alarmante como para que las autoridades finlandesas aumentaran los simulacros y la formación para una respuesta de emergencia ante un vertido de petróleo u otra catástrofe medioambiental, declaró el comandante Mikko Hirvi, jefe adjunto del distrito de la Guardia Costera finlandesa,
“Hemos mejorado nuestra preparación”, dijo Hirvi, afirmando que la Guardia Costera también ha reunido el equipo necesario para hacer frente a una catástrofe, como barreras flotantes de contención de vertidos y barcos capaces de recoger petróleo en el mar.
Las exportaciones de petróleo y gas son la savia de la economía rusa, y durante gran parte del año pasado, los ingresos rusos por combustibles fósiles fueron robustos, porque la invasión de Ucrania hizo subir los precios. Por eso Estados Unidos, la Unión Europea, Gran Bretaña, Japón y un puñado de países más acordaron imponer un tope de precios a las exportaciones rusas de crudo el año pasado. Muchos países también han impuesto prohibiciones rotundas a las importaciones rusas.
Las restricciones han provocado un cambio drástico en los buques dispuestos a cargar petróleo en Primorsk y otros puertos rusos del Golfo de Finlandia. Ahora, petroleros con décadas de antigüedad que, de otro modo, habrían ido a parar al desguace, atraviesan el Mar Báltico con tripulaciones que, según temen las autoridades, tienen poca experiencia en las condiciones de hacinamiento, escasa profundidad y hielo de esta vía. Según los expertos, los petroleros están cada vez menos asegurados, lo que aumenta la posibilidad de que, en caso de vertido o colisión, no haya recursos suficientes para organizar una operación de rescate.
Aunque no se ha informado de ningún incidente medioambiental, incluso un pequeño problema podría ser desastroso en el Golfo de Finlandia, cuya escasa profundidad y costa en forma de fiordo dificultarían enormemente la limpieza.
“Cuando vemos buques nuevos que no han estado operando aquí antes, desconocemos realmente la competencia de la tripulación en habilidades de navegación en hielo”, dijo Hirvi. “Los riesgos potenciales están ahí, y son mayores que antes”.
Los viejos petroleros que navegan por el Golfo de Finlandia forman parte de una reconfiguración más amplia de los buques que sirven a las exportaciones rusas de combustibles fósiles. Una creciente flota de petroleros de propiedad oscura -empresas ficticias de Oriente Medio o Asia que no parecen tener experiencia previa en transporte marítimo- está ayudando a Rusia a trasladar legalmente sus exportaciones de petróleo a India y China, que no han impuesto ninguna sanción a Rusia.
Y una “flota oscura” de petroleros -que a veces apagan sus transpondedores para ocultar sus movimientos- ha desplazado su mercado del petróleo venezolano e iraní, sancionado desde hace tiempo, al petróleo procedente de Rusia, en un esfuerzo ilegal por colar el combustible más allá de las restricciones. La propia Rusia no posee suficientes petroleros para satisfacer sus necesidades, y los buques de propiedad rusa podrían enfrentarse a más sanciones que aquellos cuya propiedad está menos clara.
Los esfuerzos de Rusia han dado resultados desiguales: sus ingresos por exportación de petróleo descendieron un 42% en febrero respecto al año anterior, según cifras publicadas el miércoles por la Agencia Internacional de la Energía.
Los buques más viejos a veces tienen problemas, como descubrieron las autoridades españolas el 4 de marzo, cuando la tripulación del Blue Sun, un petrolero de 19 años, envió una señal declarando que el motor del buque había fallado y estaban a la deriva cerca del Estrecho de Gibraltar.
El barco, lo bastante viejo como para estar en un desguace, había sido comprado por una empresa vietnamita pocos días antes y registraba como destino el puerto ruso de Primorsk, en el mar Báltico, que no aparece en los registros de sus viajes anteriores. Los estrechos lazos de Vietnam con Rusia se remontan a la era soviética, y el país no ha impuesto ninguna sanción al Kremlin.
Hacia las 11.45 horas, los guardacostas españoles desplegaron un remolcador de color rojo brillante tras recibir una llamada de socorro del Blue Sun, cuyo motor se había parado al cambiar de combustible.
Cuando llegó el barco de rescate, salía más humo de lo habitual de sus chimeneas, dijo Pedro Echeverría Ibáñez, portavoz de SASEMAR, la agencia española de búsqueda y salvamento marítimo.
El barco -que en fotos recientes lucía en letras gigantes rojas y azules sobre el puente el lema “PROTEGER EL MEDIO AMBIENTE - PROHIBIDO FUMAR”- iba a la deriva lentamente hacia el sureste, según muestran los datos de rastreo de barcos de código abierto recopilados por FleetMon.
Al cabo de dos horas y media, la tripulación solucionó el problema y el buque reanudó su rumbo hacia el Golfo de Finlandia, donde permaneció varios días en una estrecha franja de aguas internacionales a 30 millas al sureste de Helsinki. El miércoles navegó hacia Primorsk, uno de los mayores puertos exportadores de petróleo de Rusia, según los datos de seguimiento.
En la estrecha zona del Golfo de Finlandia, un fallo de motor como el que sufrió el Blue Sun frente a las costas españolas podría ser más arriesgado, según los expertos, aunque también afirmaron que este tipo de problemas son rutinarios y normalmente controlables.
El Golfo de Finlandia, que forma la lengua más oriental del Mar Báltico, tiene sólo 30 millas de ancho en algunas zonas, y el tráfico hacia y desde Rusia está confinado a una franja de agua aún más estrecha entre las aguas finlandesas al norte y las estonias al sur. El golfo está atestado de barcos y, cerca de Rusia, de hielo, una carrera de obstáculos para la navegación en esta época del año.
“Tenemos muy poca luz solar de noviembre a febrero. Tenemos cinco o seis horas de luz diurna y el resto es oscuridad”, explica Veli-Pekka Tynkkynen, profesor de política energética y medioambiental rusa en la Universidad de Helsinki.
Y dado que la profundidad media del agua en la zona es de sólo 125 pies, una pérdida sería como verter una gran cantidad de petróleo en una bañera pequeña, afirman los ecologistas.
“Lo que preocupa son los conocimientos locales”, afirma el capitán Johan-Elias Seljamaa, subcomandante de la marina estonia. “El mar Báltico y especialmente el golfo de Finlandia son realmente confinados. Si no tienes experiencia navegando en estas aguas, el riesgo es mayor”.
El Blue Sun parece el típico tipo de barco que ha ido apareciendo en los puertos rusos tras las restricciones a la exportación. Hasta finales de febrero, era propiedad de Sea World Management, una empresa con sede en Mónaco, según consta en los registros públicos. Ahora está registrado a nombre de Hung Phat Maritime Trading, una empresa de petroleros con sede en Vietnam. El mes pasado, las autoridades españolas detuvieron otro buque propiedad de Hung Phat, el Elephant, tras relacionarlo con un trasvase de petróleo que, a su juicio, infringía las sanciones europeas.
No fue posible contactar con Hung Phat para que hiciera comentarios. Una persona que atendió el teléfono en Sea World Management declinó hacer comentarios.
Tras la venta del Blue Sun, la situación de su seguro ya no está clara en los registros públicos. Un número creciente de petroleros parecen no estar asegurados adecuadamente, un riesgo distinto y creciente, según los expertos. Eso significa que podría no haber recursos para pagar la limpieza masiva de un vertido de petróleo.
El transporte de petróleo ruso a través de aguas internacionales a países como India y China que no han impuesto sanciones no es ilegal. Pero los envíos de petróleo cuyo precio supere el límite ya no podrán ser cubiertos por el puñado de grandes aseguradoras con recursos suficientes para sufragar los esfuerzos de emergencia tras una catástrofe medioambiental, ya que esas aseguradoras tienen su sede en países que han suscrito las restricciones.
Nadie más “tiene los bolsillos lo bastante llenos como para cubrirse contra un gran vertido de petróleo”, afirmó Lauri Myllyvirta, analista principal del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, un grupo de investigación medioambiental con sede en Finlandia que ha seguido de cerca las exportaciones rusas de energía.
El mes anterior al inicio de la invasión, el 19% de los petroleros que salían de los puertos rusos estaban registrados como cubiertos por aseguradoras “desconocidas”, señal típica de un seguro inadecuado o inexistente, según los datos del grupo de Myllyvirta. En lo que va de mes, el porcentaje ha aumentado hasta el 45%, y probablemente seguirá aumentando a medida que las pólizas caduquen y no puedan renovarse, afirmó.
Los riesgos son cada vez mayores.
“Se trata de una masa de agua increíblemente vulnerable, simplemente por su pequeño volumen en comparación con otros mares u océanos del mundo”, afirmó. “Eso sólo significa que un gran vertido de petróleo podría ser una catástrofe o incidente aún más grave”.
(c) 2023, The Washington Post - Michael Birnbaum