La guerra de TikTok, ¿una inocente red social o el brazo operativo de la red de espionaje chino?
TikTok, propiedad de la empresa china ByteDance, está en la mira de EE.UU. y sus aliados. Los gobiernos occidentales alertan sobre el supuesto acceso a los datos personales de los usuarios por parte del gobierno de Pekín, que niega esas acusaciones. ¿Qué hay detrás de esta red social, que se ha convertido ya en la aplicación móvil más descargada del planeta?
El temor deriva de la normativa china, cuya Ley Nacional de Inteligencia obliga a las compañías de ese país a entregar cualquier información o herramientas de comunicación a las que tengan acceso. Eso la ha convertido, a los ojos del gobierno de EE. UU., una amenaza a su seguridad nacional. De ahí las propuestas de legisladores demócratas y republicanos para evitar su uso por parte de empleados públicos, a lo que se sumaron instituciones de potencias aliadas, como el Parlamento europeo y los Legislativos canadiense y británico.
¿Qué esconde TikTok, una red social que en poco más de seis años ha revolucionado el mercado a nivel global y ha captado una red de usuarios envidiable para cualquier compañía occidental? Este informe de DEF en YouTube te devela qué hay detrás de este fenómeno de dimensiones planetarias.
El “huevo de la serpiente”
Para encontrar el “huevo de la serpiente”, debemos remontarnos a 2012, cuando el empresario y tecnólogo chino Zhang Yiming fundaba ByteDance, la empresa madre de este desarrollo. Cuatro años más tarde, lanzaba Douyin, nombre con el que bautizó en su país a la que solo un año más tarde se convertiría en la aplicación TikTok, que cobró rápidamente dimensiones globales.
Efectos especiales novedosos, recursos de edición al alcance de cualquier usuario y la sutil manipulación de las preferencias de los usuarios a través la inteligencia artificial -a niveles hasta entonces desconocidos- la transformaron en una app tremendamente adictiva. Así fue como se difundió, en pocos años, en más de 150 países y el número de usuarios consiguió superar los 1000 millones.
La ausencia de controles en la encriptación y cifrado de los mensajes, sumada a unos términos y condiciones a los que los usuarios suelen prestar muy poca atención, despertaron la preocupación de los gobiernos occidentales. Al respecto, el director del Buró Federal de Investigaciones de EE. UU. (FBI), Christopher Wray, aseguró que el gobierno chino tiene acceso a los datos personales de quienes descargan la aplicación, lo que los convierte en presa fácil de operaciones de inteligencia y espionaje.
Presiones, vetos y prohibiciones
Desde ByteDance niegan cualquier asociación con ese tipo de interferencias y afirman que la información de los usuarios de EE. UU. no se almacena en China ni es compartida con las autoridades de ese país. De hecho, desde el punto de vista legal, la sociedad ByteDance Ltd. tiene domicilio legal en las islas Cayman.
Sin embargo, según la información publicada por el periódico South Morning China Post, su casa matriz, ByteDance Technology Co., habría vendido en 2021 una participación societaria del 1% a la empresa estatal Internet Investment Chinese Technology. Esto alimenta las sospechas de las autoridades de Washington y sus socios en Occidente, más aún después de que Shou Zi Chew, el CEO de Tik Tok, admitira ante el congreso de EE. UU. que directivos de ByteDance pertenecen al Partido Comunista Chino.
La primera batalla de esta guerra tecnológica se libró en 2022, cuando el entonces presidente estadounidense Donald Trump firmó una orden ejecutiva que obligaba a ByteDance a vender sus activos en el país en un plazo de 90 días. Las autoridades de Washington también prohibieron cualquier tipo de transacción de sus ciudadanos con la compañía propietaria de TikTok.
Con el cambio de mando en Washington, las aguas parecieron calmarse. El gobierno de Joe Biden acató la decisión de la Justicia de EE. UU., que hizo lugar a una apelación por parte de la compañía de capitales chinos y le permitió seguir funcionando normalmente en el país. Esto no impidió que la polémica siguiera latente y que congresistas tanto demócratas como republicanos advirtieran que la app seguía siendo un peligro para la seguridad nacional y exigieron medidas drásticas a la nueva administración.
Por lo pronto, más de treinta agencias gubernamentales y Parlamentos de todo el mundo -entre ellos, los de EE.UU., Canadá, Reino Unido y la propia Eurocámara- han instado a sus funcionarios ha abstenerse del uso de TikTok en el ámbito laboral. En muchos casos, la medida fue aún más drástica y obligó a los empleados a eliminar la aplicación de sus celulares.
Una “Guerra Fría” cada vez más caliente
La disputa en torno a TikTok no es más que uno de los numerosos frentes abiertos en la competencia tecnológica entre Washington y Pekín, con connotaciones globales. La carrera espacial, la fabricación de semiconductores y el uso de nuevas redes de comunicación, como el 5G, son ámbitos que no escapan a esa confrontación.
Los algoritmos y el Big Data están lejos de ser inocentes instrumentos en manos de desarrolladores de software y expertos en nuevas tecnologías digitales. La competencia entre grandes potencias ha convertido al ciberespacio y a las tecnologías más avanzadas de la información y las comunicaciones en escenarios de una guerra global de consecuencias impredecibles.