Tras el el ataque a Dnipro, la OTAN exige fortalecer la defensa aérea y profundizar el apoyo a Ucrania antes de la nueva ofensiva rusa de primavera
El bombardeo ruso a un edificio de viviendas fue el más destructivo contra la población civil desde que Moscú inició las acciones militares en febrero del año pasado
El misil ruso que destruyó gran parte de un complejo de viviendas en la ciudad de Dnipro, al sureste de Ucrania, evidenció la vulnerabilidad de las defensas antiaéreas ucranianas profundizando el temor a nuevos ataques de características similares y peores resultados en los próximos días.
Rusia continúa bombardeando infraestructura civil e instalaciones de energía en Ucrania, lo viene realizando desde octubre pasado con la clara intención de quebrar la voluntad del pueblo ucraniano y para que se someta a los planes del presidente Vladimir Putin. Con ello, Rusia busca ganar una guerra que sorprendió negativamente los planes del Kremlin de tomar Ucrania en pocas semanas y con relativa facilidad cuando en febrero de 2022 invadió a su vecino. Sin embargo, los ucranianos continúan resistiendo como pueden y luego del trágico resultado del ataque misilistico ruso, Ucrania reconoció que no dispone de capacidad antiaérea para detener el misil y no esta preparada para neutralizar ese tipo de sistema balístico.
Para la OTAN, el hecho profundiza preocupaciones y muestra una posición rusa inequívocamente brutal al asesinar civiles indiscriminadamente. Al mismo tiempo, el incidente es visto como una línea roja que Moscú no debía cruzar que obliga a no descartar más ataques similares. En consecuencia, la Union Europea (UE) y Washington consideran que Ucrania debe ser fortalecida rápidamente para defenderse de ellos.
Bruselas y la administración estadounidense creen que Moscú utilizará ese tipo de ataques mientras se prepare para una nueva ofensiva terrestre que se espera para el final del invierno. Ante esas opciones, el Jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Mark Milley, se reunió el pasado martes por primera vez con su par ucraniano. La reunión se produjo en un lugar secreto del Polonia en cercanías de la frontera ucraniana.
Fuentes militares de Kiev emitieron breves declaraciones sobre la reunión indicando que se coordinaron aspectos para proveer a Ucrania de los misiles Patriot´s, y confirmaron que soldados ucranianos comenzaron a entrenarse en el uso del sistema defensivo en Fort Sill, Oklahoma y desde el lugar desconocido dentro de Polonia, ambos jefes militares evaluaron las operaciones en curso e intercambiaron ideas sobre futuras estrategias de combate, algo que también hizo saber a traves de un comunicado el Coronel del ejército Dave Butler, vocero de Milley.
La reunión mostró una señal muy fuerte de apoyo a Ucrania. De ese modo, Occidente ha ratificado la promesa de pronta entrega de los sistemas de defensa antimisiles conocidos como “Cupula de Hierro”; vehículos blindados y sistemas de armas de última generación que permitan a Ucrania continuar combatiendo para recuperar los territorios tomados por las fuerzas rusas en la zona Este del país y rechazar los ataques con misiles y aviones no tripulados rusos.
Por el lado ruso, un portavoz del Kremlin criticó esa reunión y sostuvo que Rusia no dispara sobre áreas civiles atribuyendo la culpa del resultado del ataque a Dnipro a las defensas aéreas ucranianas, según publicó Kiev Post.
Europa también reaccionó ante el ataque, el Ministerio de Defensa del Reino Unido se manifestó a través de un comunicado oficial indicando que el golpe fue parte de un bombardeo con misiles dirigidos a instalaciones de redes eléctricas y no un ataque directo al complejo de apartamentos; pero señaló que el misil Kh-22, usado en el ataque es altamente falible y sumamente inexacto en cuanto al blanco escogido. Alemania repudió el uso de esas armas sobre población civil y reiteró su posición para definir esas acciones como crímenes de guerra rusos exigiendo que los responsables sean llevados a juicio.
Oficiales de las fuerzas de la defensa aérea ucraniana ratificaron a funcionarios de la OTAN no disponer de un sistema de defensa capaz de derribar los Kh-22 rusos, ese tipo de misil tiene capacidad de largo alcance y fue diseñado en la era soviética como arma altamente eficaz para ataque contra barcos y aviones. En relación a ellos, el Comando de la Fuerza Aérea ucraniana informó en un comunicado oficial que Moscú disparó varias docenas de esos misiles desde el inicio de la guerra y que Ucrania no ha podido derribar ningún misil de ese tipo.
Según expertos militares occidentales, Kiev no pudo derribar esos misiles por dificultad en sus radares que no favorece la identificación de su recorrido. El Kh-22 desarrolla velocidades muy superiores a otros sistemas balísticos, es un tipo de misil armado con una ojiva convencional que se usó en varios ataques en el pasado, incluído uno en la ciudad de Kremenchuk -en junio pasado- que mató a 22 civiles en el Centro comercial local.
Uno de los asesores del Secretario de Defensa de Ucrania, Yuriy Sak, dijo a Washington que Kiev debe disponer del sistema de defensa antimisiles Patriot´s con los cuales podría derribar esos misiles rusos. La respuesta estadounidense junto a la alemana ha sido positiva y ambos países se comprometieron a entregar ese sistema de defensa a Ucrania.
Washington cree que lo sucedido en Dnipro tiene relacion con los preparativos de Rusia para un intento de retomar la ofensiva -lo que se observa en los encarnizados combates en toda la extensión del frente-. En consecuencia, esos planes de Putin demandan nuevas y rápidas respuestas al suministro de sistemas de defensa para que Ucrania pueda continuar la lucha por su liberación.
Es claro que después de enfrentar varios reveses y casi un año después de su guerra contra Ucrania, Rusia estaría planeando otra gran ofensiva terrestre que tenga impacto sobre la población rusa y ayude a recuperar la imagen y el apoyo al gobierno de Putin. En ello coinciden varias agencias de inteligencia occidentales que disponen de información sobre una nueva ofensiva a gran escala que probablemente comience en algún momento del final del invierno o a principios de la primavera.
Esta postura de la occidental se inclina por una desaceleración en la guerra actual indicando que no habrá ofensivas terrestres importantes hasta el final del invierno. Durante ésta semana también se conocieron análisis de inteligencia a los que Infobae pudo acceder y sugieren que Rusia está planeando dar un fuerte impulso a sus acciones terrestres en los próximos cuatros meses para recuperar la iniciativa y poner fin a la actual serie de éxitos militares de Ucrania. En un listado de acciones posibles que los rusos podrían tomar, se incluye una ofensiva completa desde el Este para fortalecer su total control de la zona del Donbas y lanzar una gran operación terrestre desde el Norte a través de la frontera de Bielorrusia, su aliado limítrofe con Ucrania.
El vocero de la Dirección de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, Andrei Yusov, informó ésta semana que Putin ordenó directamente a sus generales que tomaran el control del Donbas a más tardar para marzo; una afirmación que el Kremlin se negó a confirmar o negar hasta el momento según publicó la agencia de noticias rusa Tass.
De forma contraria a aquellos que esperan un rápido final, la guerra no parece estar cerca de culminar. Ucrania también está preparando una importante contraofensiva luego de la campaña de finales del 2022, lo que le permitió retomar exitosamente amplias áreas circundantes a las ciudades de Kherson y Kharkiv, las que también pudo recuperar.
Los próximos tres van a ser determinantes y reveladores. El tablero militar puede decantar por uno u otro bando, pero también puede ocurrir que quede estancado y en un punto muerto que será sumamente contraproducente y doloroso para los civiles hasta la llegada del verano.