El hermano de la joven que desapareció en el Vaticano dijo que hay pruebas de “dos personas muy próximas al papa Francisco”
Pietro Orlandi pidió al sumo pontífice que la reapertura de la investigación se haga con “honestidad y transparencia”
“Espero que su posición y decisión sea verdaderamente tomada con la voluntad, honestidad y transparencia para llegar al final”, dijo en un encuentro en la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma.
Orlandi era una ciudadana vaticana -su padre era un empleado de la Santa Sede- desaparecida el 22 de junio de 1983 con 15 años cuando volvía a casa de sus clases de música en Roma; desde entonces no se ha tenido rastro de ella y el suceso sigue envuelto en el misterio.
El pasado 9 de enero, el promotor de Justicia vaticano (fiscal) reabrió la investigación sobre el caso, muy popularizado por el documental de Netflix “The vatican girl”, en el que participa su hermano.
Pietro Orlandi calificó de “muy positiva” esta decisión, aunque todavía nadie se la ha notificado de forma oficial, y aseguró que su abogado ha solicitado un encuentro para “proponer nombres a los que interrogar”.
Entre las nuevas pruebas, habló de las capturas de pantalla de una conversación por Whatsapp entre “dos personas muy próximas al papa Francisco” -no reveladas- que entre finales de 2013 y 2014 hablaban de documentación sobre Emanuela y hacían referencia al cardenal español Santos Abril y Castelló.
“Es como si hubieran encontrado algo dentro de un lugar con referencias precisas a Emanuela”, afirmó el hermano.
Pietro Orlandi escribió a Francisco para hablarle de estas nuevas pruebas y el pontífice, además de expresar su “cercanía”, le emplazó a remitírselas a los tribunales vaticanos, y así lo hizo.
“Estoy contento por esta imprevista reapertura, pero me afectó porque en el Vaticano no hay coincidencias. Ahora hay que comprender si existe la máxima transparencia y honestidad para llevar adelante esta investigación”, sostuvo.
Orlandi dijo que los papas y el Vaticano “habían decidido alzar un muro en torno a esta historia porque quizá la verdad es tan dura que inclinaría negativamente la imagen de la Iglesia”, pero ve posible que se haya podido cambiar de posición.
Asimismo, abogó por la “máxima colaboración” entre la Santa Sede y el Gobierno italiano para poner fin al misterio.
En cualquier caso, el hermano avanzó su intención de seguir buscando a Emanuela pese al paso del tiempo: “No me rindo. Cada vez que hay un intento de frenar las cosas, me crece la rabia y aumentan mis ganas de llegar al final del asunto”, aseguró.
El suceso suele reaparecer a menudo en el debate público y sigue suscitando un enorme interés en Italia porque, cuarenta años después, nadie conoce el paradero de la chica, mientras se acusa a la mafia, a servicios de inteligencia o incluso a la Curia Romana.
Su desaparición, de hecho, ha estado rodeada de numerosas teorías, desde la implicación de hombres de la Curia hasta la “Banda de la Magliana”, la mafia de Roma, o incluso el terrorista turco que atentó en 1981 contra Juan Pablo II, Ali Agca.
Las autoridades vaticanas han accedido en los últimos tiempos a abrir ciertos espacios en busca de eventuales restos, aunque sin éxito.
En 2012, la familia pidió una investigación cuando se encontraron restos óseos sin identificar al lado de la tumba en la basílica de San Apolinar de Enrico De Pedis, el jefe de la “Banda de la Magliana”, la mafia de Roma durante las décadas de 1970 y 1980.
En julio de 2019, el Vaticano abrió las tumbas de dos princesas alemanas en el cementerio teutónico del vaticano, después de que la familia recibiera una carta anónima con una foto del panteón y el mensaje “busquen donde apunta el ángel”. Las tumbas estaban vacías.
Meses antes, también se analizaron algunos huesos hallados en el sótano de la nunciatura (embajada) de la Santa Sede en Roma, pero finalmente se determinó que eran más antiguos.