Mbappé ‘calienta’ a Argentina
La Albiceleste rescata unas palabras suyas de hace unos meses en las que decía que “el fútbol sudamericano no está tan avanzado como el europeo”.
Estas declaraciones se han rescatado ahora que Francia se mide a Argentina. Un acicate para una selección albiceleste que, de puertas hacia dentro, siempre ha puesto a Francia como el rival más peligroso de todos. Incluso en un hipotético cruce con Brasil en semifinales eran optimistas. Ya habían conseguido ganarla en la final de la Copa América en Maracaná y tenían bastante controlado su estilo y su forma de jugar.
Argentina recuerda con temor el partido del Mundial de 2018 en el que Francia arrolló a su selección. Cuatro años después vuelven a verse las caras con el campeón del mundo y con su mayor amenaza, Kylian Mbappé. El atacante empezó a forjar su leyenda en los Mundiales con una exhibición aquel día ante la Albiceleste. En el 4-3 final disputado en Kazán, el futbolista del PSG tuvo una influencia decisiva al anotar dos goles, el 3-2 y el 4-2, los que a la postre mandaron a la lona a los argentinos.
La velocidad que exhibió le hizo imparable para la zaga de los de Sampaoli, que vivió su último encuentro como seleccionador nacional. Fue también el final en la selección de otros jugadores importantes como Mascherano, Mercado, Rojo, Banega, Enzo Pérez o el Kun Agüero. La derrota hizo mucho daño por lo que supuso y por cómo se produjo. Los argentinos se vieron que estaban a años luz de los franceses a nivel físico y de poderío de su estrella.
En cualquier caso, la Albiceleste ha cambiado mucho respecto al del último Mundial. Scaloni le ha dado otra dimensión desde que llegó al banquillo. Son campeones de América y han logrado alcanzar la final del Mundial tras perder el primer partido. Algunos jugadores, como Mac Allister, Enzo Fernández y Julián Álvarez, son una bendición física y mental.
Físico prodigioso
Con Francia no ocurre igual. El fútbol tremendamente físico de los galos juega en su contra. No hay forma de poder controlar a Mbappé cuando tiene metros para correr, algo que busca constantemente Francia. Si el partido es controlado por Francia, que lo parece, el riesgo a los contragolpes es total. Sirva como ejemplo la velocidad de sus extremos. Ante Marruecos, Mbappé alcanzó los 35,2 kilómetros por hora y Dembélé, los 35,3.
El terremoto Mbappé se ha mantenido e incluso se ha incrementado en los cuatro años que han pasado desde la pesadilla argentina en Kazan. En el PSG se hizo todavía mejor jugador y con Francia ya tiene los galones de estrella de primer orden mundial. La cita de Qatar lo está corroborando.
Francia perdió a Benzema en los días previos al inicio de Qatar, pero mantiene a Mbappé como grandísima estrella y él está respondiendo. Lleva cinco goles y dos asistencias, aunque no pudo marcar ni en cuartos ni en semifinales. Un talento en busca de otro Mundial.
