La tasa de inflación en Estados Unidos cayó más de lo esperado en noviembre y llegó a 7,1 por ciento interanual
La cifra es seis décimas menor que la reportada en octubre. En términos intermensuales, el índice de precios al consumo sólo subió un 0,1%, frente al 0,4% del mes anterior. La bolsa de Wall Street abrió con fuertes subidas
En términos mensuales, los precios de consumo sólo subieron una décima en noviembre, frente al 0,4% de octubre, según esta estadística que se publica un día antes de que la Reserva Federal decida, previsiblemente, una nueva subida de los tipos de interés.
El informe gubernamental del martes mostró que la inflación en noviembre se vio frenada por el abaratamiento de la gasolina, la electricidad y los coches usados, entre otros artículos.
Tras conocerse el reporte, el dólar cae frente al euro cerca de 1%, y también pierde terrento frente a la libra y el yen, ante la posibilidad de que la Reserva Federal opte por subidas más lentas del tipo de interés. En tanto, la bolsa de Wall Street abrió con fuertes subidas en torno al 2 por ciento en sus principales indicadores.
Pero incluso con la nueva relajación de la inflación, la Reserva Federal tiene previsto seguir subiendo las tasas de referencia por séptima vez este año, una medida que incrementará aún más los costes de los préstamos para consumidores y empresas. Los economistas han advertido de que, al seguir endureciendo el crédito para combatir la inflación, es probable que la Reserva Federal provoque una recesión el año que viene.
Varias tendencias han empezado a reducir las presiones sobre los precios, aunque probablemente no serán suficientes para que la inflación general vuelva pronto a los niveles a los que estaban acostumbrados los estadounidenses.
La media nacional del galón de gasolina normal ha bajado de 5 dólares en junio a 3,26 dólares el lunes. Muchas cadenas de suministro también se han relajado, lo que ha contribuido a reducir los costes de los bienes y piezas importados. Los precios de la madera, el cobre, el trigo y otras materias primas no han dejado de bajar, lo que suele traducirse en una reducción de los costes de la construcción y la alimentación.
Para algunos economistas y funcionarios de la Fed, esas cifras son una señal de mejora, aunque la inflación sigue muy por encima del objetivo anual del banco central del 2% y podría no alcanzarlo hasta 2024.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha dicho que está siguiendo la evolución de los precios en tres categorías diferentes para comprender mejor la trayectoria probable de la inflación: Bienes, que excluye los volátiles costes de los alimentos y la energía; vivienda, que incluye los alquileres y el coste de la propiedad de la vivienda; y servicios que excluyen la vivienda, como el seguro de automóvil, los servicios para mascotas y la educación.
En un discurso pronunciado hace dos semanas en Washington, Powell señaló que se había avanzado algo en la moderación de la inflación en bienes y vivienda, pero no así en la mayoría de los servicios. Los bienes físicos como los coches usados, los muebles, la ropa y los electrodomésticos se han abaratado constantemente desde el verano.
Los precios de los coches usados, que se habían disparado un 45% en junio de 2021 en comparación con un año antes, han bajado durante la mayor parte de este año.
Los costes de la vivienda, que representan casi un tercio del índice de precios al consumo, siguen subiendo. Pero las medidas en tiempo real de los alquileres de apartamentos y los precios de las casas están empezando a caer después de haber registrado una aceleración de precios vertiginosa en el punto álgido de la pandemia. Powell dijo que esos descensos aparecerán probablemente en los datos del Gobierno el próximo año y deberían ayudar a reducir la inflación general.
Aun así, es probable que los costes de los servicios se mantengan persistentemente elevados, sugirió Powell. En parte, esto se debe a que los fuertes aumentos salariales se están convirtiendo en un factor clave de la inflación. Las empresas de servicios, como hoteles y restaurantes, requieren mucha mano de obra. Y con unos salarios medios que crecen a un ritmo del 5%-6% anual, las presiones sobre los precios siguen aumentando en ese sector de la economía.
Las empresas de servicios tienden a repercutir parte de sus costes laborales más elevados a sus clientes cobrándoles más, lo que perpetúa la inflación. Los salarios más altos también estimulan el gasto de los consumidores, lo que permite a las empresas subir los precios.
“Queremos que los salarios suban con fuerza”, dijo Powell, “pero tienen que subir a un nivel que sea coherente con una inflación del 2% a lo largo del tiempo”.