LeBron James saca el martillo
Partidazo del alero, que anota 39 y, sin Anthony Davis, lidera a unos Lakers que llevan cinco victorias en seis partidos. Los Spurs, totalmente hundidos.
A lomos de LeBron, y sin un Anthony Davis que fue baja de última hora por problemas musculares, los Lakers volvieron a ganar a los Spurs, a los que han superado dos noches seguidas, las dos en Texas, y tres en una semana. Una bendición, un tramo laxo del calendario, para un equipo que ha aprovechado para llenar un poquito un granero que estaba tiritando: son cinco victorias en seis partidos, un buen trecho antes de que el camino se empine de nuevo en las próximas noches, empezando por los sorprendentes Pacers, que les visitarán con los dos jugadores que a estas alturas muchas pensaban que ya estarían en los Lakers, Myles Turner y Buddy Hield. Es un 7-11 para los angelinos. Un balance malo pero que al menos no produce bochorno. A dos partidos ahora del play in, fuera de los cinco peores puestos de la clasificación. Nada de eso merece abrir botellas de champán. Pero, eh, es lo que toca señalar tal y como están las cosas.
Los Spurs fueron al matadero en cuanto se quedaron cortísimos de rotación y de volumen en las zonas. Cayeron lesionados Poeltl y Sochan, después fue expulsados Collins. Bajo mínimos, perdieron (138-143) en un tiroteo sin defensas que demostró cómo pueden cambiar las formas (no el resultado) en 24 horas: 94-105 en un duelo de mucho menos acierto, el viernes. Los de Popovich tiraron más (24 tiros extra), arrasaron en el rebote (17-3 en capturas de ataque), dieron más asistencias (33-25), cuidaron más la bola (10-17 en pérdidas) y gobernaron la pintura (66-44) y la transición rápida (39-20). Y perdieron. Algo extraño si se meten en la fórmula todos esos números. Después de aquel espejismo que fue el 5-2 inicial, han perdido trece partidos de los últimos catorce. Y ocho seguidos, a una derrota de alcanzar su peor racha con Popovich y a cinco de la peor de su historia, 13 en 1989. El objetivo, ya se sabe, es Victor Wembanyama. La reconstrucción vía draft.
Jugar a toda velocidad es una bendición para el menudo base Tre Jones (23 puntos, 8 rebotes, 13 asistencias), acompañado por Vassell (20 puntos) y un Keldon Johnson que carburó tras un mal inicio (26+10 rebotes). Los Spurs anotaron 18 triples con un excelente 18/37 pero no pusieron nada delante de unos Lakers que han tenido unos problemas enormes para anotar y meter tiros durante toda la temporada pero que firmaron una hoja de lanzamientos fabulosa: 58% total, 51% en triples (17/33) y 85% desde la línea de personal. Sin sacar mucho peso, más bien todo lo contrario, Darvin Ham reconoció que hay días en los que haces muchas cosas mal pero anotas a destajo. Y con eso vale. A veces.
LeBron tardó un poco en entrar en calor, y ya es el jugador más joven y el más veterano con un partido de la menos 35 puntos, 10 rebotes y 7 triples. Tiene un millón de marcas como esa, claro. Lonnie Walker metió 19 puntos a sus ex, y Dennis Schröder acabó con 21 y 6 asistencias. Entre esos tres, un 13/21 en triples que hizo las cosas fáciles mientras se apilaban las bajas en los Spurs. La segunda unidad recibió una muy buena aportación del trabajador Gabriel (15+4), el siempre positivo Reaves (16) y un Russell Westbrook que estuvo bien (11+7+6) y sigue adaptado (con mérito) a su perfil bajo en rol de suplente. Un cambio a mejor que incluye algún highlight para su colección (extensísima, que una cosa no quita la otra). Esta vez un alley oop atómico con LeBron:
Los Lakers están ganando. Tiene mucho que ver el calendario y desde luego otra mala racha puede estar a la vuelta de la esquina. Así será seguramente, al menos mientras no se mueva nada desde los despachos. Es lo que hay. Pero al menos están ganando, que desde luego no es poco tal y como estaban las cosas hacen nada (2-10). Esta vez sin Davis pero con una versión excelente de LeBron, que todavía tiene cuerda para recordar que es uno de los dos mejores de siempre mientras da pasos hacia los 38.387 puntos de Kareem. Ya queda menos.