FIFPRO defiende derecho de jugadores a expresar su apoyo a derechos humanos
El sindicato que preside el español David Aganzo defendió esta opinión después de que las federaciones de Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Alemania, Países Bajos, Suiza y Gales renunciaran a que sus capitanes portaran los citados brazaletes cuando la FIFA confirmó que recibirían sanciones deportivas por ello.
"Principalmente no estamos de acuerdo con la premisa de que los capitanes se enfrenten a sanciones que afecten su capacidad para competir en la Copa del Mundo, debido a una acción colectiva llevada a cabo por los equipos, las federaciones y sus dirigentes. Al llevar los brazaletes, los capitanes habrían sido los transmisores de una acción colectiva. Hacer recaer sobre ellos la amenaza de una sanción es un error", señaló en un comunicado.
FIFPRO lamentó el desenlace de esta situación, pese a reconocer que existe un reglamento de la Copa Mundial de la FIFA sobre las equipaciones, que fue aprobado previamente por las asociaciones participantes y que prescribe el uso de brazaletes específicos para los capitanes.
"Sin embargo, el decepcionante final de esta acción coordinada para expresar el apoyo a la igualdad y la inclusión no puede representar una disuasión para que los futbolistas expresen sus opiniones", añadió.
El sindicato anunció que apoyará a todos los que "utilicen sus propias plataformas para hacerlo" y mantuvo que "una bandera arcoíris no es una declaración política, sino un apoyo a la igualdad y, por tanto, a un derecho humano universal".
"Una vez más, los reglamentos del fútbol que pretenden regir una competición afectan directamente a los derechos de los futbolistas y, sin embargo, siguen haciéndose sin su participación y acuerdo. Seguiremos trabajando para que los jugadores estén representados en todas las decisiones que afecten a sus trabajos y carreras", concluyó.
El brazelete "One Love" y un motivo arcoíris apareció en la Eurocopa jugada en 2021 cuando el capitán de Países Bajos, Georginio Wijnaldum, lo llevó para apoyar al colectivo LGTB, en el partido de octavos de final contra República Checa, en Budapest.
Su gesto se produjo poco después de que la UEFA lo permitiera y confirmase a la Federación Húngara que "los símbolos de los colores arcoíris no son políticos y están en línea con los #EqualGame, que lucha contra toda discriminación, incluida la comunidad LGBTQI+", a la vez que permitió la entrada de banderas y simbología a favor de la igualdad en el estadio.