Efecto pandemia: por qué los casos de gripe siguen aumentando en primavera
Los contagios de gripe suelen bajar en esta estación, pero tras la liberación de las restricciones por COVID-19, el virus tiene un comportamiento inusual según especialistas en infectología y virología consultados por Infobae
Desde la segunda quincena de agosto, se registra un aumento sostenido de los casos de personas con gripe en la Argentina. Según informó el Ministerio de Salud de la Nación en su último boletín epidemiológico, hay una co-circulación del virus de Influenza A (H1N1) e Influenza B.
“El virus de la influenza produce un cuadro más intenso que el resfrío común. Es un cuadro de 7 días con fiebre, malestar general y decaimiento. Este año ha tenido un comportamiento inesperado e inusual durante 2022 en cuanto a los meses en que. Durante el verano, hubo un aumento de casos de personas diagnosticadas con gripe como un rebote después de las restricciones a la movilidad”, dijo a Infobae la médica Leda Guzzi, miembor de la comisión de Comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología.
En invierno, el virus de la gripe conocido como virus de la influenza, tuvo una tasa de positividad menor al 10%. En primavera, los casos de gripe suelen bajan. Pero ocurrió lo contrario en 2022: aumentaron. Se llegó a tener una tasa de positividad del 39% para pacientes ambulatorios y el 40% para pacientes internados.
“Hay varias hipótesis que intentan explicar este fenómeno. Una de ellas sugiere que hay un reacomodamiento de los virus tras los confinamientos por la pandemia. Como el coronavirus está a la baja, el virus de la influenza está más activo, y eso podría indicar una competencia entre los patógenos. Eso está en investigación”, comentó Guzzi.
También se plantea la pregunta sobre si haber tenido COVID-19 genera una mayor susceptibilidad a tener otros virus respiratorios, como el de la gripe. Se habla además de “deuda inmunológica”.
Porque las personas tuvieron una menos exposición a virus y a otros patógenos por las medidas de control de la pandemia, aplicadas a gran escala. También hubo una caída en la tasa de vacunación antigripal y para otras enfermedades y todo eso explicaría una mayor susceptibilidad frente a patógenos cómo la influenza. De todas formas, eso explicaría parte del fenómeno. Aún falta comprender por qué el virus de la gripe no aumentó su circulación en el invierno”, resaltó Guzzi.
En tanto el virólogo Mario Lozano, profesor de la Universidad Nacional de Quilmes, comentó a Infobae: “Es probable que durante el aislamiento por la pandemia las personas hayan perdido contacto contra las diferentes cepas del virus de la gripe y menos personas desarrollaron defensas. De esta manera, el virus encontraría a menos cantidad de personas con protección. Pero es una cuestión para investigar más”.
Para Pablo Bonvehí, jefe de infectología del CEMIC y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, “el virus de la influenza produce menos letalidad que el coronavirus. En este momento hay menor circulación del coronavirus que el de la gripe. Puede ser debido a que en los años anteriores hubo diferentes restricciones en la movilidad que impactó en la reducción de la circulación del virus de la influenza. La población tuvo menos contacto durante los dos años pasados y está más susceptible a adquirir la infección por el virus de la gripe”.
Según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC), hoy se sabe que en comparación con la gripe, cuando circula más, el COVID-19 puede causar una enfermedad más grave en algunas personas. En comparación con las personas con gripe, las personas infectadas con COVID-19 pueden tardar más en mostrar síntomas y pueden ser contagiosas durante más tiempo.
No se puede diferenciar entre la gripe y la COVID-19 sólo por los síntomas porque tienen algunos de los mismos signos y síntomas. Se necesitan pruebas específicas para saber de qué enfermedad se trata y confirmar el diagnóstico, según los CDC.
Las pruebas también pueden revelar si alguien tiene gripe y COVID-19 al mismo tiempo, aunque esto es poco común. Las personas con gripe y COVID-19 al mismo tiempo pueden tener una enfermedad más grave que las personas con una sola infección. Además, algunas personas con COVID-19 también pueden verse afectadas por el Covid de larga duración (también conocidas como COVID prolongado).
Los síntomas comunes que comparten la COVID-19 y la gripe incluyen fiebre o sensación de fiebre/escalofríos, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolor de garganta, secreción o congestión nasal, dolor muscular o de cuerpo, dolor de cabeza, vómitos, diarrea (más frecuente en niños con gripe, pero puede ocurrir en cualquier edad con COVID-19). También entre los síntomas puede producirse el cambio o pérdida del gusto o del olfato, aunque esto es más frecuente con COVID-19.
Tanto la COVID-19 como la gripe pueden propagarse de persona a persona entre las personas que están cerca o en estrecho contacto. Ambas se propagan principalmente por medio de partículas grandes y pequeñas que contienen virus y que son expulsadas cuando las personas con la enfermedad (COVID-19 o gripe) tosen, estornudan o hablan.
Estas partículas pueden caer en la boca o en la nariz de las personas que están cerca y posiblemente ser inhaladas en las vías respiratorias. En algunas circunstancias, como en los ambientes interiores con poca ventilación, las pequeñas partículas que contienen virus pueden propagarse a mayores distancias y causar infecciones.