Al menos ocho muertos durante las protestas en Irán: el régimen bloqueó el acceso a internet
La muerte de Mahsa Amin, 22 años, desencadenó una ola de manifestaciones. La joven fue detenida por la llamada Policía de la moral en Teherán por llevar el velo mal puesto
Las protestas comenzaron tímidamente el viernes tras la muerte de Amini después de ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal puesto el velo y se han ido extendiendo, cada vez mayores, en más puntos del país y más violentas.
Los gestos desafiantes cada vez van más lejos, con manifestantes quemando velos e imágenes del fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeiní.
Tras varios días de choques, las autoridades elevaron hoy el número de muertos a ocho y el de heridos a varias docenas.
“Desafortunadamente, dos personas murieron en los enfrentamientos de anoche”, dijo el fiscal de la provincia de Kermanshah (noroeste), Shahram Karamí, de acuerdo con la agencia Fars, cercana a la Guardia Revolucionaria.
La fuente añadió que unas 25 personas resultaron heridas en esos choques, entre ellas manifestantes, policías y transeúntes, y acusó a “agentes contrarrevolucionarios” de las protestas en la ciudad de Kermanshah, capital provincial.
Por su parte, el gobernador de la ciudad de Shiraz, Lotfolah Sheibaní, informó de que anoche murió “un asistente de la policía” y cuatro agentes resultaron heridos en las protestas de esta urbe meridional, de acuerdo con Fars.
Estas víctimas mortales se unen a los tres muertos que confirmaron ayer las autoridades de la provincia del Kurdistán iraní, de donde era originaria Amini.
Grupos de derechos humanos del Kurdistán como Hengaw, que tiene su sede en Oslo, elevaron el número de muertos a siete y el de heridos a 450 en choques con las fuerzas de seguridad.
Los iraníes experimentaron el miércoles un corte casi total del acceso a internet en medio protestas multitudinarias contra el gobierno, incluyendo la pérdida de acceso a Instagram y WhatsApp, dos de las últimas plataformas occidentales de redes sociales disponibles en el país.
Un funcionario del gobierno había dicho previamente que podrían tomarse tales medidas por razones de seguridad. La pérdida de conectividad dificultará más para las personas organizar protestas y compartir información sobre la represión de las autoridades.
Amini fue detenida el martes de la pasada semana por la llamada Policía de la moral en Teherán, donde se encontraba de visita, y fue trasladada a una comisaría para asistir a “una hora de reeducación” por llevar mal el velo.
Murió tres días más tarde en un hospital donde llegó en coma tras sufrir un ataque al corazón, que las autoridades han atribuido a problemas de salud, algo rechazado por la familia.
Las iniciales tímidas protestas han ido creciendo en tamaño y se han expandido por el país, mientras la represión policial se ha acrecentado con el uso de porras, gases lacrimógenos y cañones de agua.
Pero ni la represión policial; ni las promesas del presidente, Ebrahim Raisí, de que se investigará la muerte de Amini; ni el envío de emisarios del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, a la familia de la fallecida parecen suficientes para poner fin a las protestas.
El país persa vivió en la tarde del miércoles otra ola de protestas, con manifestaciones en las universidades de Teherán, pero también en numerosas ciudades provinciales.
La agencia de noticias estatal IRNA ha informado de choques en al menos 20 ciudades, con los manifestantes quemando coches y lanzando piedras a la policía.
Así, un día más los manifestantes gritaron “Justicia, libertad y no al hiyab obligatorio”, “Mujeres, vida, libertad” y “Muerte al dictador”.
Mientras esto ocurría las autoridades insistieron en que las protestas están incitadas por el “enemigo extranjero” con la intervención de embajadas y servicios de inteligencia de otros países.
“La incitación de las protestas por parte de los servicios de inteligencia occidentales es una cuestión conocida y no necesita pruebas”, resumió el ultraconservador “Keyhan”, cuyo director es elegido por Jameneí.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores iraní rechazó las críticas internacionales por la muerte de la joven y acusó a otros países de usar los derechos humanos para atacar al país persa.
“Es lamentable que algunos países traten de usar un incidente que está aún siendo investigado como una oportunidad para perseguir sus objetivos políticos contra el Gobierno y el pueblo de Irán usando los derechos humanos”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí.
Por su parte, el líder supremo ofreció hoy mismo un discurso televisado de 57 minutos con motivo del aniversario de la guerra con Irak en los años 80, sin mención alguna a Amini o las protestas.
Por otra parte, Cientos de iraníes se manifestaron este miércoles en contra de la participación en la Asamblea General de la Naciones Unidas del presidente de Raisí.
La protesta se produjo a unos 500 metros de la sede de la ONU en Nueva York y la mayoría de sus participantes habían sido convocados por el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI), con sede en Francia y que agrupa a buena parte de la oposición iraní en el exterior del país persa.