Huracán sigue prendido arriba tras un trabajoso triunfo sobre Newell’s, gracias un penal de Matías Cóccaro
Con la vuelta del uruguayo al gol tras ocho fechas, el Globo se impuso por 1-0 y quedó a dos puntos del líder, Atlético Tucumán
Para establecer la diferencia en el marcador necesitó un penal, convertido por Matías Cóccaro, que sumaba ocho fechas de sequía. Para que recuperara la confianza, Franco Cristaldo, habitual encargado –anotó dos penales en el torneo–, lo cedió al uruguayo, que se sacó la mufa con un disparo potentísimo. Y terminó de desahogarse en el festejo con un abrazo con un par de hinchas en la platea.
Sin ataduras ni especulación se jugó en el primer tiempo. Ida y vuelta constante. El equipo que no terminaba su ataque, se exponía a una veloz transición del rival. En la comparación, Huracán involucró más jugadores en ofensiva, mientras que Newell’s fue más directo y buscó de media distancia.
La intensidad era alta, nadie se guardaba nada, para correr ni para chocar. Newell’s lo pagó con dos lesiones prematuras, de Ramiro Sordo y Armando Méndez, que se agregan a la lista de seis jugadores que no pueden ser tenidos en cuenta por estar en recuperación de problemas físicos. El zaguero paraguayo Víctor Velázquez pudo continuar con un vendaje sobre la frente tras chocar la cabeza con un adversario. El director técnico Javier Sanguinetti debe exprimir más al ajustado plantel rosarino, en el que predomina la juventud.
Compacto de Huracán 1 vs. Newell’s 0
Las mejores ocasiones en los primeros 45 minutos fueron para Huracán, que alcanzó un equilibrio entre su vocación ofensiva y los intérpretes que la llevan a la práctica. Santiago Hezze saca limpia la pelota del medio, Cristaldo pone inventiva y talento, y Benjamín Garré y Rodrigo Cabral son incisivos por las bandas. Faltaba que Cóccaro se amigara con el gol, con el que estaba distanciado desde la séptima fecha, cuando le hizo un doblete a Lanús.
Patricio Pizarro, a menos de dos metros del arco, se llevó la pelota por delante sin definir un cabezazo de Hezze tras un córner. Newell’s prefirió la fórmula de la media distancia con Juan Sforza, Guillermo Balzi y Sordo. Huracán llegaba con más peligro; tuvo el gol en un remate de Garré y también en Hezze, en una acción en la que éste que prefirió agacharse para cabecear cuando tenía tiempo y espacio para controlar y resolver.
Nunca faltaron vitalidad ni empeño de ambos lados, aunque la contracara fue la ausencia de claridad en las cercanías de las áreas. Newell’s volvió a acusar una baja por motivos físicos: tras el golpe del primer tiempo, el pómulo izquierdo de Vélazquez fue hinchándose hasta cerrarle la visión; el rostro parecía el de un boxeador.
Sanguinetti, administrando la veteranía de Pablo Pérez (37 años), mandó al volante a la cancha para la última media hora, cuando su panorama y su buen toque de pelota podían sacar provecho del desgaste de Huracán. Siempre que los nervios y su mal genio no lo traicionaran. Nunca faltan sus disputas con los árbitros; en este caso lo amonestó Jorge Baliño por un reclamo a raíz de una patada de Guillermo Benítez en el rostro de Balzi.
Huracán había perdido la brújula en los primeros 20 minutos de la segunda etapa. En la oscuridad encontró la luz: Francisco González llegó a destiempo y cometió un foul a Benítez en la entrada al área. Cóccaro puso el 1-0 y un par de minutos después pudo aumentar Cristaldo con una volea que salió apenas desviada. Los minutos que quedaron se consumieron con un par de entradas fuertes y la expulsión a Guillermo Soto, por demora.
La buena concurrencia en el Tomás A. Ducó celebró un triunfo que ilusiona a largo plazo en los dos frentes: el equipo se posiciona mejor en la tabla general clasificatoria para las copas internacionales y tampoco le quita el ojo a lo más alto de la Liga Profesional.