Ansu despierta al Barça

La Real Sociedad no pudo aguantar la profundidad de plantilla de un Barça que lo pasó mal en el Reale Arena, pero acabó goleando en cuanto apareció Ansu. Doblete de Lewandowski

Santi Giménez
As
La potencia de banquillo del Barcelona es tan apabullante que le permite al equipo blaugrana superar una prueba como la del Reale Arena con resultado (1-4) tan abultado como engañoso. El conjunto catalán estuvo la mayor parte del partido a merced de una Real que fue incapaz de mantener el nivel ante el arsenal que tenía el Barça en la retaguardia, especialmente con un Ansu Fati que apareció en el césped cuando peor pintaba la cosa para los culés para cerrar cualquier discusión.

Ni en sus buenos años, los Motörhead y los Ramones empezaban los conciertos al ritmo con el que salieron a jugar la Real Sociedad y el Barcelona, dos equipos a los que se les supone cierta pausa, pero que optaron por empezar dando protagonismo a la percusión que comporta un partido de ida y vuelta en vez de tratar de afinar la sección de cuerda.

Un escenario de velocidad en el que ambos conjuntos se encontraban más cómodos tratando de quitar el balón al contrario que conservándolo. Donde era más habitual ver conducciones y cargas heroicas que combinaciones largas.

Para ejemplo de este planteamiento, los dos primeros goles, que llegaron antes de que el público pudiera ni hacerse a la idea del partido. A los 45 segundos, el Barcelona inició una transición en su área que empezó Pedri saliendo de un laberinto que parecía imposible para darle carrete a Balde, que se cruzó el campo como un poseso y colocó el balón en el corazón del área. Ahí, apareció Lewandowski para dar una clase de lo que es un ariete y enviar el balón al fondo de la red.

Pero como pasaba tantas veces el curso pasado, al Barça le faltó la pausa para bajar las revoluciones del partido y metido en el frenesí, De Jong cayó como un pardillo en una emboscada, perdió un balón en zona peligrosa y Isak superó a Ter Stegen en su carrera ante Eric. Los Ramones empataban a los seis minutos el inicio de los Motörhead.

A partir de ahí, la Real fue la que dio más sensación de saber a lo que jugaba ante un Barcelona que saltó al césped sin vacas sagradas (Piqué, Alba y Roberto fueron suplentes y Busquets estaba sancionado) donde sólo Pedri, con gestos técnicos inauditos daba oxígeno a su equipo.

El Barça se mantenía gracias al canario y a un Ter Stegen providencial que conjuró los ataques de Merino y de David Silva, más peligrosos que algunas aproximaciones de Ferran Torres, que debutó este curso para formar tridente con el polaco y Dembélé.

La segunda parte del partido empezó con la Real mandando desde el inicio y avisando al Barça de que le aguardaba un final de partido como el del curso pasado, en el que parecía estar condenado a sacar agua de la barca. El árbitro anuló un gol por fuera de juego posicional tras el saque de una falta que el equipo blaugrana defendió tan mal como interpretó los tiempos de remate la Real.

Con el Barça perdido y aferrándose a Ter Stegen de nuevo, a Xavi no le quedaba otra que reaccionar a base de cambios, porque el partido se le iba por el sumidero. Piezas en el banquillo le sobraban: Raphinha y Ansu entraron en escena. Y ahí, cambió todo.

Con los nuevos actores, el Barça cambió. Raphinha conectó con Ansu, que asistió de tacón a dembélé, que con su gol transformó el partido. La Real no entendía nada. El Barça no dejó pasar la oportunidad y tres minutos después, una nueva aparición de Ansu fue aprovechada por Lewandowski para marcar el tercero diez minutos antes de servir el cuarto al joven delantero.

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