Una nueva ola de COVID recorre Asia y pone presión en los hospitales
Las autoridades advierten a la población que tome precauciones para frenar el brote y evitar que los sistemas sanitarios se vean desbordados
El nuevo aumento de los casos, en su mayoría de las subvariantes de ómicron BA.4 y BA.5, supone un nuevo reto para las autoridades, que se enfrentan a las consecuencias económicas de las anteriores oleadas de la pandemia al tiempo que intentan evitar ampliar o reintroducir de restricciones impopulares.
El Gobierno neozelandés anunció el jueves la gratuidad de las mascarillas y de las pruebas rápidas de antígenos para tratar de aliviar la presión sobre el sistema sanitario del país, que está haciendo frente a una afluencia de pacientes tanto de COVID como de gripe durante el invierno del hemisferio sur.
“No cabe duda de que la combinación de un aumento de los casos de COVID-19 y de las hospitalizaciones, la peor temporada de gripe de los últimos tiempos y las correspondientes ausencias de personal están sometiendo a los trabajadores sanitarios y a todo el sistema de salud a una presión extrema”, declaró Ayesha Verrall, ministra de Respuesta al COVID-19, en un comunicado.
Nueva Zelanda, que tiene una población de 5,1 millones de habitantes, tiene actualmente casi 69.000 infectados por el virus. De ellos, 765 casos están hospitalizados, lo que ha provocado un aumento de los tiempos de espera y la cancelación de cirugías.
En Japón, los nuevos casos de COVID-19 han aumentado a niveles que no se veían desde principios de este año. El Gobierno ha hecho un llamado a la población para que tenga extremo cuidado ante el próximo fin de semana largo y las inminentes vacaciones escolares de verano.
Japón informó el miércoles de casi 95.000 casos y los nuevos pacientes infectados se han multiplicado por 2,14 en comparación con la última semana, según un portavoz del Gobierno.
“El número de nuevos casos está aumentando en todas las prefecturas de Japón, y parece que se está extendiendo rápidamente”, dijo el ministro de Sanidad, Shigeyuki Goto, al inicio de una reunión del comité para hacer frente al coronavirus
Al igual que Nueva Zelanda, Corea del Sur fue elogiada por su respuesta al principio de la pandemia, pero el miércoles los casos diarios se habían triplicado en una semana, hasta superar los 39.000.
Las autoridades y los expertos prevén que los nuevos casos diarios de Corea del Sur alcancen los 200.000 entre mediados de agosto y finales de septiembre, y están ampliando las inoculaciones de refuerzo, pero no prevén nuevas restricciones.
Australia advirtió que podría sufrir su peor brote de COVID-19 en las próximas semanas, alimentado por las subvariantes de ómicron BA.4 y BA 5. Las autoridades afirmaron que podrían esperarse “millones” de nuevas infecciones, pero descartaron cualquier restricción estricta para contener la propagación.
Los ingresos hospitalarios en Australia ya se acercan a los niveles observados en el último gran brote de ómicron a principios de este año, y su sistema sanitario también está bajo la presión de las elevadas cifras de COVID y gripe.
Mientras que los casos en Tailandia han disminuido, las infecciones en Indonesia han aumentado, alcanzando el nivel más alto desde marzo.
Las nuevas infecciones y hospitalizaciones en Filipinas se mantienen en niveles bajos, pero el Gobierno ha advertido que el número de casos podría aumentar al menos 20 veces para finales de mes.
Manila está instando a más personas a recibir sus vacunas de refuerzo, ya que los datos del Ministerio de Salud muestran que sólo una cuarta parte de los adultos elegibles han recibido su primer refuerzo hasta el 12 de julio.
La China continental ha informado de una media de más de 300 infecciones diarias de COVID transmitidas localmente en julio, respecto a las 70 de junio, mientras la estricta política de “COVID-cero dinámico” aplicada por Pekín ayuda a mantener controlados los focos locales y ha impedido que los hospitales se vean desbordados.