San Lorenzo, el club donde todo lo que puede salir mal, sale mal
El Ciclón jugó un partido pésimo, pero dilapidó otra vez una ventaja de dos goles. Ahora con el agravante de que fue en la última jugada.
Les dije no bien terminó el partido contra Boca que debíamos disfrutar tal vez de forma exagerada, porque en San Lorenzo, de hace un tiempo largo a esta parte, cada triunfo puede ser el último... Lamentablemente, no estaba errado. A diez días de esa victoria en el clásico, nuestro estado de ánimo nada tiene que ver con esa explosión de vida y resurrección que sentimos hace tres fechas en el Nuevo Gasómetro.
Pero para que San Lorenzo juegue los peores 95 minutos del torneo tuvo mucho que ver Rubén Darío Insúa, quien -no está de más aclararlo ahora- fue el único que le quiso poner el pecho a este desastre en el que convirtieron al club. El DT erró en todo: en los jugadores que sacó -los tres más desequilibrantes, Barrios, Martegani y Cerutti-, en los que puso, en dejar en el banco a Perruzzi, el único 5 de marca para suplantar a Méndez, y el sumun lo alcanzó al terminar con Braida como volante central al lado de Rosané.
Fue jugar a la ruleta rusa. No salió la bala las primeras veces que se apretó el gatillo, pero estaba ahí, al caer, nadie podía hacerse el tonto con eso. Y cuando vos sabés que la desgracia te persigue, las cosas que pueden salir mal, inevitablemente terminan saliendo mal... aun en la última bala.