Estudiantes alarga su buen presente: frenó a Bragantino y se afirmó en su grupo de la Copa Libertadores
Venció por 2-0 al equipo brasileño en La Plata, con goles de Rogel y Boselli; al cabo de tres fechas quedó bien posicionado para alcanzar la clasificación
Bragantino lejos está de ser un equipo débil. Se trata de un club históricamente pequeño y actualmente poderoso, que en las últimas dos temporadas se afianzó en el fútbol brasileño y sorprendió en el plano internacional. Los datos de 2021 y 2022 muestran en qué se convirtió esa institución. El año pasado finalizó sexta en el campeonato nacional (por delante de grandes como Santos, Internacional, São Paulo y Grêmio) y protagonizó la final de la Sudamericana. Y comenzó éste de una manera similar, con cinco partidos sin derrotas entre la liga local y la Libertadores.
Lo más destacado del triunfo de Estudiantes
A pesar del gran presente del visitante, Estudiantes entró a la cancha con una premisa clara: meter a su oponente contra su arco. Acorralarlo. Y la intensa presión dio resultado enseguida. El Pincha tardó apenas tres minutos en fabricar una ocasión nítida de gol. El problema estuvo en la definición. Tras un potente lateral de Leonardo Godoy y un cabezazo de Fabián Noguera, Gustavo Del Prete –solo y en el borde del área chica– tiró la pelota por arriba del travesaño.
Pero el local no consiguió sostener la presión y el desarrollo se emparejó. El conjunto brasileño se adelantó varios metros, empezó a manejar el balón y el juego se trasladó al mediocampo.
Hasta que apareció el otro delantero del Pincha: Mauro Boselli. Puro oportunismo, cabeceó en el segundo palo y el arquero Cleiton tapó justo en la línea. El rebote le quedó a Rogel, que resolvió muy mal. El defensor uruguayo, casi debajo del travesaño y con ángulo suficiente, le acertó a un palo y desperdició el rebote.
En el cierre de la etapa inicial, el conjunto dirigido por Ricardo Zielinski la pasó mal. Si bien eso duró apenas unos minutos, hubo un par de jugadas en las que se vio obligado a defender demasiado cerca de su arco. El pitazo final del primer capítulo, entonces, fue una noticia positiva para el equipo platense, que en la segunda parte retomó el papel protagónico.
El 1-0 llegó por la vía predilecta de Estudiantes: la pelota quieta. Estudiantes tritura con el balón detenido. Pulveriza. Después de un tiro de esquina de Fernando Zuqui, un especialista, Gustavo Del Prete bajó el balón y Rogel lo metió de cabeza. El mismo defensor que en esta copa convirtió contra Audax Italiano, Everton y Vélez. Un zaguero central, sí, pero también hoy un goleador.
Y un rato más tarde, para dejar tambaleante a Bragantino, Boselli –esta vez, pura calidad– estampó el 2-0. Luego de un pase profundo de Manuel Castro, el Nº 9 (¡un señor Nº 9!) definió con suavidad por arriba del arquero. Un gol histórico, porque el delantero, con 18 tantos en el Pincha en competencias internacionales, igualó el récord de Juan Ramón Verón.
En el epílogo, Bragantino se despertó. Se despegó de la parsimonia y utilizó la paciencia para avanzar mediante la tenencia. Estudiantes retrocedió cuando necesitó hacerlo, en alguna ocasión precisó algún rechazo salvador (como uno de Fabián Noguera ante un remate que pedía gol) y en otra requirió de la suerte (como en un tiro de Ytalo que pasó rozando un poste).
El Pincha construyó un triunfo valioso. Por la trascendencia de los puntos obtenidos. Por la solidez que mostró en el juego. Y por la entidad del adversario. Estudiantes, hace décadas ya, se enamoró de la Libertadores y este plantel se propuso un objetivo: fortalecer ese romance.