Fórmula 1, Gran Premio de Arabia Saudita: tras una larga reunión de los pilotos y las dudas, se decidió seguir con la actividad en Jeddah
Un misil atacó una instalación petrolera a unos 16 kilómetros del circuito, cuando terminaba la primera sesión de ensayos; por largo rato se consideró la posibilidad de una cancelación
La empresa Saudi Motorsport Company, organizadora del gran premio, difundió temprano un comunicado para confirmar que habría carrera en Jeddah. Pero eso no estaba nada claro: la Fórmula 1 y la Federación Internacional del Automóvil (FIA) no emitían palabra al respecto. La categoría se congregó con los jefes de las escuderías y con los corredores, en un cónclave del cual los responsables de los equipos salieron conformes. Pero los pilotos siguieron encerrados, manteniendo su propio encuentro. Era casi la medianoche.
Tras más de una hora de conversación colectiva, los conductores no parecían tener una postura unánime, o al menos una definición. Incluso ingresaron al salón sus patrones, que ya estaban de acuerdo en seguir adelante con lo previsto. La reunión duró otro rato y sólo pasadas las 2.30 quedó nítido que las cosas seguirían según la agenda en Jeddah. Es decir, ensayos y prueba de clasificación este sábado, y carrera este domingo.
No hubo signos claros, oficiales. Apenas un “sí, correremos” de Christian Horner, el jefe de la escuadra Red Bull. Ya pasadas las 3 de la madrugada en Arabia Saudita, la categoría seguía sin comunicar por los canales formales la decisión. Es cierto que, en rigor, no había cambios en el programa, pero también que las reuniones y la incertidumbre, y sobre todo la gravedad del episodio del ataque misilístico, habían tomado tal estado público, que la situación requería un anuncio oficial.
¿Qué había sucedido? Existió una serie de atentados reivindicados por los rebeldes yemeníes hutíes, que afectaron, sobre todo, a una instalación petrolera de Jeddah, ciudad portuaria del oeste de Arabia Saudita. Y la refinería de Aramco, cercana al aeropuerto de vuelos internacionales de Jeddah, está ubicada a menos de 16 kilómetros del circuito callejero donde la Fórmula 1 se presenta por segunda vez, tras debutar el año pasado.
Tal fue el impacto de la acción hostil de los hutíes que uno de los pilotos percibió la humareda dentro de su auto. Con el casco puesto, claro. Era nada menos que Max Verstappen. Tras la pregunta del campeón del mundo por el olor a quemado, su ingeniero en Red Bull, Gianpiero Lambiase, respondió “no te preocupes. No es tu coche”, según lo citó el diario francés L’Equipe. A esa altura, la enorme humareda ya aparecía de fondo, y se la apreciaba por detrás de la última curva del veloz circuito de Corniche.
Arabia Saudita lidera una coalición militar que lucha desde hace siete años contra el grupo rebelde de los hutíes, en apoyo del gobierno de Yemen. Ya antes de la segunda tanda de entrenamientos, los jefes de las escuderías se reunieron con el director de la F. 1, Stefano Domenicali, para hablar de la situación, según constató la agencia AFP
Y al rato, la organización local de la carrera, Saudi Motorsport Company, aseguró en un comunicado que la actividad iba a continuar durante todo el fin de semana. “El programa de la carrera continuará como estaba planeado”, afirmó la empresa, que dijo estar en contacto con las autoridades nacionales de seguridad y con los responsables de la Fórmula 1. “La seguridad de todos nuestros invitados sigue siendo nuestra principal prioridad y esperamos dar la bienvenida a los aficionados para un fin de semana de automovilismo y entretenimiento de primera categoría”, agregó. Sin embargo, hasta el momento no está claro que vaya a ocurrir tal cosa, que la actividad se mantenga intacta.
Pero la Fórmula 1 y la FIA no confirmaban tal cosa. Arabia Saudita tiene un trasfondo de denuncias de entidades de derechos humanos y se considera que utiliza los grandes acontecimientos deportivos internacionales que organiza para lavar su imagen ante el resto del mundo. Lewis Hamilton, siete veces campeón de F. 1, participó en la carrera de 2021 pero protestando públicamente contra lo que entiende como abusos por parte del reino saudí. Y fue parte de la extensa reunión de pilotos que, tras las dudas, terminó con una aceptación de correr. Una continuidad del GP de Arabia Saudita que parece pender de un hilo.
El tema político viene de lejos entre los hutíes y los saudíes. En varias ocasiones, los rebeldes han atacado instalaciones petroleras con misiles, en un contexto en el que las potencias occidentales presionan a los países productores de petróleo para que aumenten la producción para contener los precios del crudo, que protagonizan una escalada desde la invasión lanzada por Rusia contra Ucrania hace un mes.
Un vocero militar de la Coalición para Restaurar la Legitimidad en Yemen reivindicó el ataque a las instalaciones de Aramco. Esa empresa energética es una de las principales patrocinadoras de la categoría. Sus carteles verdes y celestes son omnipresentes en los autódromos, tanto a los costados de la pista como en la zona del podio. Por lo pronto, los vuelos con destino a Jeddah fueron desviados a otros aeropuertos del país.
La charla de la organización con los pilotos
Los rebeldes hutíes, que llevan siete años en guerra con una coalición liderada por Arabia, se atribuyeron la autoría, y los medios de comunicación estatales saudíes dijeron que la coalición había frustrado una serie de ataques con drones y cohetes. El domingo pasado los hutíes atacaron otra instalación petrolera en Jeddah, en otra ola de atentados.
El historial de derechos humanos de Arabia Saudita ha suscitado enormes críticas, incluidas acusaciones de bombardeo indiscriminado a civiles en Yemen, y ha puesto a la Fórmula 1 una vez más en la mira por ayudar, con su presencia, a legitimar las actividades del régimen del reino.
Antes del bombardeo de este viernes, el siete veces campeón Lewis Hamilton fue contundente al exigir a la categoría que hiciera más por propiciar una reforma en Arabia si la Fórmula 1 seguía compitiendo allí. El Reino de Arabia Saudita es acusado de usar al deporte para lavar su imagen internacional y de haber ejecutado recientemente a 81 personas en un día. El piloto inglés dijo recientemente que se sorprendió cuando leyó una carta de un adolescente que pedía ayudara a su padre, condenado a muerte por un crimen que supuestamente había cometido cuando tenía 14 años.
En una entrevista con el diario británico The Guardian, la estrella de Mercedes insta a que los pilotos sean escuchados en esos temas. “En última instancia, es responsabilidad de los que están en el poder hacer realmente los cambios, y no estamos viendo lo suficiente. Necesitamos ver más”, clamó. “Nosotros no decidimos dónde vamos a correr en la Fórmula 1, pero aunque no es necesariamente nuestra responsabilidad, tenemos el deber de intentar hacer lo que podamos”, exhortó.