Cómo Ucrania pasó de ser “el escudo de Occidente” contra la agresión rusa a convertirse “en la lanza”
La especialista Molly McKew consideró que, ante la gran resistencia de Kiev, el conflicto podría representar “el principio del fin” de Putin
Molly McKew es escritora principal del portal Great Power y especialista sobre la influencia rusa. En un artículo publicado este lunes, aseguró que Ucrania se convirtió en los últimos días en “el punto de apoyo entre el abismo y la salvación”.
Según indicó, hace cinco días, cuando Putin dio luz verde para la invasión, Ucrania se encontraba “al borde del abismo”. Sumado a la gran diferencia de capacidad militar a favor de Rusia, la autora cuestionó la postura de Occidente ante la amenaza rusa: “Hemos ignorado las advertencias de los estados bálticos, cuya historia les hizo tener una visión clara de la amenaza (...) En cambio, hubo demasiadas declaraciones de la Casa Blanca que equivalían a: ‘Ucrania luchará sola’’'.
Mientras Putin cosechaba más poder a base de miedo y manipulación, Occidente “se derrumbaba en un abismo” que se negaba a observar, poniendo en peligro sus principales valores como la “prosperidad, democracia e historia”.
Sin embargo, McKew afirmó que “Ucrania ha luchado y luchará por estas cosas”. “Durante ocho años, Ucrania luchó para defender las fronteras de Europa. Comprendieron que esta guerra consistía en que Putin intentaba ponernos en nuestro lugar, y comprendieron que la mayoría de nosotros no aceptábamos que así fuera. Lucharon, se esforzaron y esperaron”.
“Durante ocho años, Ucrania ha sido el escudo de Occidente contra la agresión rusa. Ahora, se ha convertido en la lanza”, resumió.
La escritora detalló el objetivo del Kremlin en las primeras 36 horas de guerra. En primer término, hacer parecer que el conflicto “estaba en todas partes a la vez”. Asimismo, llevar adelante operaciones para amplificar la percepción de dominio total por parte de las tropas rusas, e intentar suprimir la voluntad de lucha del Ejército ucraniano.
La Rusia de Putin también buscó desde el comienzo provocar pánico en la población y lograr así una huida masiva de ucranianos.
Desde el punto de vista geográfico, el dictador ruso no se conformaba con las regiones del este. Putin activó una invasión total cuyo objetivo final es “llegar a la capital”. Redobló esfuerzos, además, para hacer caer al gobierno de Volodimir Zelensky. Pero, hasta el momento, la resistencia ucraniana es mucho mayor de la que esperaba Putin.
McKew opinó que los ucranianos “comprendieron que tenían que sacudir la certeza occidental del poderío de Putin, y demostrar que Ucrania era una apuesta que valía la pena respaldar”: “Ucrania tenía que demostrar que no se derrumbaría, como preveían las proyecciones de derrota más sombrías; ganarse los corazones y las mentes de Occidente; crear presión sobre los gobiernos occidentales para que por fin actúen, y no se limiten a observar”.
“Los intentos rusos de crear pánico, hacer grandes estruendos, mostrar la constante derrota ucraniana y hacer que nosotros contáramos esa historia en su nombre fueron totalmente superados por la creación de mitos ucranianos. Vimos valentía, vimos héroes, vimos resolución, vimos determinación -pero lo más importante es que vimos habilidad, y creatividad, y movilización de masas, y una indomable voluntad de luchar en la población, tanto militar como civil”, subrayó.
Entre los “mitos ucranianos” mencionó al presidente Zelensky, quien lejos de huir para evitar ser capturado o asesinado, permaneció en Kiev al mando de las operaciones defensivas.
“Los intentos rusos de tomar muchos objetivos estratégicos fracasaron. Los ucranianos esperaban donde llegaban los rusos. Lucharon como locos para repeler el ataque o recuperar el territorio. Eliminaron los blindados y los vehículos donde pudieron. No hubo pánico en ninguna parte, sólo una población galvanizada por la rabia y el miedo en una línea resistente a través de su territorio”, añadió.
Occidente, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, activó un fuerte paquete de sanciones contra Putin, sus principales asesores y toda la oligarquía rusa. Suspendió el gasoducto Nord Stream, excluyó a Rusia del SWIFT. El objetivo: aislar lo más posible a Moscú.
Pero Putin no sólo recibió el rechazo y repudio de la comunidad internacional, sino también de su propio pueblo. Miles de rusos se movilizaron en diferentes ciudades para exigir el fin de la guerra. La respuesta del Kremlin fue represión, detenciones y bloqueos de internet para evitar que la gente viera lo que estaba ocurriendo en Ucrania.
Sin embargo, McKew advierte que todavía no se debe perder el impulso ante la amenaza rusa. “Debemos permanecer juntos. Todavía se puede perder todo (...) La situación sigue siendo nefasta para Ucrania; Rusia tiene más medios, sobre todo aéreos. Pero estaba claro que Ucrania tenía un plan de defensa sólido, claro y ejercitado”.
La especialista sostuvo que Ucrania “nos ha mostrado lo que es posible”: “Nos ha inspirado a luchar por lo que creemos que somos”. “Ucrania nos ha dado una oportunidad y un impulso; debemos aprovecharlo. Si Rusia no retira sus tropas y depone las armas, debemos estar preparados para una nueva ronda de medidas económicas aplastantes y la ampliación del aislamiento ruso”.
Opinó, además, que si Putin considera “la opción de Grozny”, es decir, arrasar ciudades para aplastar la resistencia, “debemos estar preparados para imponer una zona de exclusión aérea y proporcionar defensa aérea”.
“Dejemos que este final poético sea el principio del fin de Putin. Tengamos la voluntad de acabar con su terror. Tengamos la determinación de hacer lo necesario para ganar esta guerra que nunca quisimos, y avanzar en este siglo con las democracias en ascenso, y con los autócratas en la incertidumbre de la supervivencia”, concluyó.