La historia de la CEO biotecnóloga de Harvard que busca cambiar la narrativa de la longevidad reproductiva femenina
La doctora en Harvard y líder de una empresa biofarmacéutica, Daisy Robinton, estudia cómo retrasar el envejecimiento de las mujeres al extender la ovulación. Cómo la biología ovárica puede combatir la infertilidad y las afecciones crónicas y mejorar el deseo
Recientemente, un par de empresas de biotecnología fueron noticia: Celmatix, Evotec y Bayer alcanzaron otro hito en su búsqueda para desarrollar un fármaco de primera clase para el SOP. Organon adquirió Forendo Pharma, una empresa de biotecnología que se enfoca en el SOP y la endometriosis Gameto recaudó 23 millones de dólares para abordar la menopausia y la infertilidad con células ováricas reprogramadas. La cofundadora y directora ejecutiva de Oviva, Daisy Robinton, habló en Universidad de California sobre la ambición de su empresa de retrasar el envejecimiento de las mujeres al extender la ovulación.
Longevidad, menopausia, SOP, endometriosis, si bien a primera vista estos anuncios pueden parecer algo desconectados, todos tienen en común el hecho de que todas las investigaciones están centradas en el ovario, no solo como un órgano reproductivo, sino que están explorando su papel como un centro de comando hormonal, que puede afectar cambiar en todo el cuerpo de una mujer.
Robinton explica: “Los ovarios envejecen cinco veces más rápido que otros órganos, lo que resulta en infertilidad, menopausia temprana y más años de mala salud para las mujeres. Queremos cambiar la narrativa de la longevidad reproductiva femenina y abordar las causas profundas de la desigualdad de sexo/género en nuestra sociedad”.
En este sentido los científicos están desarrollando terapias, con el potencial de posponer la menopausia, abordar la infertilidad y resolver afecciones crónicas como el síndrome de ovario poliquístico o la endometriosis aprovechando la biología ovárica de diferentes maneras, lo cual es bastante emocionante.
Todas las mujeres pasarán por la menopausia. Algunos antes. Otras más tarde. Solo en los EE.UU., más de 2.000.000 de mujeres entran en la menopausia cada año. Debido al estigma social, que ha llevado a la falta de conversación y educación sobre la condición y su impacto, muchos no están al tanto ni preparadas. Robinton, explica: “La menopausia está al acecho en el futuro de cada mujer joven, esperando robar nuestro potencial”.
Que no suene aterrador
“Todo el mundo siempre habla de lo trascendente que es la longevidad, pero el envejecimiento ovárico es una señal temprana tan obvia y un punto de intervención temprana que podría afectar a la mitad de la población si alguien se preocupara lo suficiente como para invertir dinero en ello”, continúa Robinton.
En su mencionada charla por zoom para la Universidad de California, Robinton declaró estar furiosa por el hecho de que la ciencia y la medicina han pasado décadas ignorando en su mayoría a más de la mitad de la población. El historial médico está plagado de ejemplos de mujeres que sufrieron los efectos nocivos de los medicamentos, como el antihistamínico Seldane, que causó arritmias cardíacas peligrosas, desproporcionadamente en mujeres, un medicamento que no se probó adecuadamente en ellas porque la mayoría de los ensayos clínicos se realizaron principalmente con hombres.
Los Institutos Nacionales de Salud comenzaron a exigir ensayos clínicos para inscribir a mujeres en 1993 o estudios en animales para incluir hembras hasta 2016. Recientemente, en 2020, Robinton escuchó a un investigador que trabajaba en un tratamiento de COVID-19 sugerir que lo estudiaran solo en hámsteres machos, porque los ciclos hormonales de las hembras harían que los datos fueran demasiado confusos. Mientras tanto, las mujeres deben luchar contra dolencias debilitantes con tratamientos inadecuados, mientras que la investigación médica todavía favorece en gran medida los cuerpos masculinos.
Desde la entidad que preside, Oviva, Radenkovic sostiene que su objetivo “es abordar la gran necesidad insatisfecha en la salud de la mujer impulsando la investigación y el desarrollo clínico dirigido a la fisiología ovárica y ampliando la financiación y la conciencia en este espacio”.
La disminución de la función ovárica relacionada con la edad conduce a resultados de salud adversos en las mujeres en todos los ámbitos. Oviva Therapeutics tiene como objetivo extender la vida útil de la salud en las mujeres mediante el desarrollo de terapias novedosas que se enfocan en la función ovárica y la longevidad.
Su primer objetivo es la menopausia. El final del ciclo menstrual de una mujer es un gran evento fisiológico y vital que el sistema médico generalmente trata como una especie de contratiempo. Sus síntomas afectan a la gran mayoría de las mujeres, perturbando en diversos grados su sueño, salud mental, cognición y función sexual, a veces durante años. También marca el punto de inflexión de la relativa juventud y la forma física al declive gerontológico de la vejez. Después del último ciclo de una mujer, aumentan los riesgos de enfermedad cardíaca, fragilidad ósea, Alzheimer y otros trastornos, pero no está del todo claro qué papel juega la menopausia en esos riesgos.
Cuando Robinton profundizó en la investigación sobre la menopausia hace unos años, recuerda haberse sorprendido: “Muchas mujeres llegan a los 50 y el sexo pasa a ser doloroso o no lo desean, no se sienten bien, no pueden dormir, ¿y lo aceptamos como un hecho durante la mitad de sus vidas?”.
Aire fresco y alentador
La importancia de vivir al máximo potencial es personal para Robinton, quien ha sido una atleta destacada de toda la vida. Ha hecho una segunda carrera como modelo para las mejores marcas de fitness como Adidas, Lululemon y Athleta. Su compañero de vida, Adam Cobb, es entrenador de fitness y alto rendimiento. Para Robinton, la menopausia está al acecho en el futuro de cada mujer joven, esperando robar su potencial. Pero ella no está contenta con dejar que siga siendo así.
Sus trabajos como modelo pagaron su carrera científica, hasta un doctorado en Harvard. Le permitió, además, conectarse con el mundo fuera del laboratorio. Sentada en la silla de estilismo durante horas antes de una sesión, explicaba su trabajo científico a maquilladores y compañeros modelos, y luego traía sus preguntas e inquietudes del mundo real a su investigación. “Me proporcionó un tipo de espacio para salir de la maleza -explica Robinton-. Y creo que eso es realmente importante cuando estás haciendo un trabajo súper detallado y riguroso”,
Su descubrimiento sobre el abismo en la investigación y la inversión en salud de la mujer llegó alrededor de sus 30 años, cuando terminó una relación de largo plazo y comenzó a preocuparse por su reloj biológico. Consultó a un médico especializado en fertilidad y quedó asombrada por todo lo que no sabía —y la mayoría de las mujeres no saben— sobre su propia biología.
Por ejemplo: “Cada mes ovulamos un óvulo pero también perdemos aproximadamente mil más de nuestro suministro limitado pero no completamente desarrollados. Si una mujer pierde su ventana natural de fertilidad, el proceso de fertilización in vitro es brutal para su cuerpo y sus probabilidades de éxito son bajas. Y finalmente, en algún momento de los 50, nuestros ovarios pasan a la vejez, incluso cuando el resto de nuestro cuerpo permanece más joven, y para muchas de nosotras, nuestra salud y calidad de vida comienzan a deteriorarse a partir de ahí”.
Eso la aterró más que el precipicio de la fertilidad. Robinton recuerda: “Quiero dormir bien, quiero tener una gran vida sexual, quiero sentirme bien y tener energía”. Sin embargo, nuestro único tratamiento real para la menopausia, la terapia de reemplazo hormonal, data de hace 50 años y trae un riesgo ligeramente mayor de cáncer de mama y otros problemas de salud junto con el alivio que brinda de los sofocos, sudores nocturnos, insomnio, molestias vaginales, pérdida ósea, y niebla mental. “Históricamente, en la práctica de la medicina para mujeres, existe la aceptación de que cierto grado de sufrimiento es simplemente normal y no hay ningún esfuerzo por aliviarlo”, sostiene.