El Ejército de Etiopía reconquistó una ciudad de la región del Tigré y logró un importante avance en su lucha contra los rebeldes
Tras “barrer” a los insurgentes del Frente de Liberación del Pueblo del Tigré, las fuerzas militares retomaron el control de Alamata, ubicada al sur del país
“Las valientes fuerzas de defensa etíopes y las fuerzas de seguridad de la región de Amhara, tras barrer a las fuerzas enemigas, han capturado la ciudad de Alamata”, reportó el servicio de comunicación del gobierno.
Este anuncio ocurre días después de que los rebeldes del Frente de Liberación del Pueblo del Tigré (TPLF), que habían avanzado en los últimos meses en las regiones vecinas de Amhara y Afar, dijeran haberse retirado de varias zonas del norte de Etiopía.
“Las fuerzas de defensa nacional etíopes y las fuerzas de seguridad de la región de Amhara, que están en proceso de destruir a la banda terrorista en fuga, marchan hacia Abergele”, agregó el gobierno, en referencia al distrito de la región de Tigré.
El Ejecutivo detalló que el Ejército arrebató al Frente Popular de Liberación de Tigray el control de Sekota, la capital de la provincia de Wagemra, en Amhara, cuyas fuerzas de seguridad colaboran con los militares. Asimismo, las fuerzas gubernamentales están avanzando ahora hacia las ciudades de Abergele y Alamata, en Tigré, tras despejar de milicianos del FPLT el frente de Kobo en las áreas de Muja y Tumuga, también en Amhara.
De manera similar, las fuerzas aliadas se han deshecho de los rebeldes en la zona de Tekulesh, en Amhara, y se dirigen hacia la ciudad tigrina de Korem.
La nota se emitió un día después de que el Gobierno rechazara la oferta de “cese inmediato de las hostilidades” hecha por el líder del FPLT, Debretsion Gebremicheal, en una carta enviada al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, fechada el pasado domingo y hecha pública este lunes.
Debretsion anunció también el repliegue a territorio tigrino de sus tropas posicionadas en Afar y Amhara, una de las condiciones del Ejecutivo etíope para entablar negociaciones en favor de una solución negociada al conflicto.
La retirada de los rebeldes de Amhara y Afar había suscitado la esperanza de posibles negociaciones para poner fin al conflicto, que lleva más de un año unido a una grave crisis humanitaria.
La línea del frente ha estado oscilando desde finales de octubre, periodo en el que ambas partes reivindicaron avances de importancia y en el que los rebeldes afirmaron llegar a estar a apenas 200 kilómetros de la capital Adís Abeba.
La amenaza sobre la capital llevó al primer ministro Abiy Ahmed, ganador del Nobel de la Paz en 2019, a desplazarse a la línea de frente en noviembre y, desde entonces, las fuerzas gubernamentales retomaron algunos puntos clave.
El conflicto comenzó en noviembre de 2020 después de que el primer ministro enviara al Ejército para desalojar a los rebeldes del TPLF, a quienes acusa de atacar bases militares.
Ahmed prometió una victoria rápida, pero en junio, los rebeldes recapturaron la mayor parte del Tigré y avanzaron hacia las regiones vecinas de Afar y Amhara. El conflicto ha provocado más de dos millones de desplazados, y causó que cientos de miles de etíopes se encuentren en riesgo de hambruna, según la ONU, con reportes de masacres y violaciones a los derechos humanos por parte de ambos bandos.
La situación llevó al Consejo de Derechos Humanos de la ONU a votar para ordenar una investigación internacional por las acusaciones de abusos.
El temor a que los rebeldes pudiesen atacar la capital de Etiopía -segundo país más poblado de África y un importante aliado de Occidente en la región- impulsó los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional para conseguir una solución negociada.