La Cámara de Representantes de EEUU pospuso la votación del billonario plan de inversión impulsado por Joe Biden
“Algunos legisladores quieren más aclaraciones”, manifestó Nancy Pelosi, presidenta de la cámara baja
“Algunos legisladores quieren más aclaraciones”, argumentó la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, señalando que se espera una votación sobre la iniciativa conocida como “Build Back Better” (Reconstruir mejor), de un monto estimado de unos 1,85 billones de dólares, “antes del feriado de Acción de Gracias”, previsto para el 25 de noviembre.
Pelosi dijo sin embargo “esperar” que la Cámara baja vote esta noche el otro gran plan de inversión de Biden, un paquete de 1,2 billones de dólares para renovar la infraestructura del país. Pero el ala más radical del Partido Demócrata ha advertido repetidamente que no apoyaría este texto sin una garantía de la aprobación del plan social y ambiental de Biden.
La de hoy fue la votación más larga en la historia del país. La cámara baja comenzó este viernes su sesión a las 8.00 hora local (12.00 GMT) con la intención de someter a votación dos piezas clave de la agenda de Biden: un plan social valorado en 1,75 billones de dólares y un proyecto de infraestructuras de 1,2 billones. Sin embargo, a las 8.13 hora local, los republicanos introdujeron una moción para finalizar la sesión y, aunque sabían que iba a fracasar, lograron importantes retrasos.
“Vamos a utilizar todos los instrumentos que están a nuestra disposición para salvar a Estados Unidos de las propuestas radicales de los demócratas”, avisó contundente en una rueda de prensa el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
Por la mañana, en tanto, Biden instó al Congreso a sacar adelanto su ambicioso proyecto: “Le pido a cada miembro de la Cámara que vote sí a estos dos textos, ahora”, dijo en un discurso televisado desde la Casa Blanca esta mañana. Y agregó: “Demostremos al mundo que la democracia de Estados Unidos puede impulsar a nuestro país hacia adelante”.
La votación finalizó siete horas después sobre las 15.17 hora local (19.17 GMT) y los demócratas comenzaron su debate. Normalmente, ese tipo de votaciones duran una hora, no siete.
El anterior récord sobre la votación más larga del país se extendió durante casi tres horas y se produjo el 22 de noviembre de 2003, cuando los republicanos tenían la mayoría de la Cámara Baja y bajo el Gobierno de George W. Bush (2001-2009).
A lo largo del día, los demócratas también fueron cambiando de planes.
Al principio, estaban decididos a aprobar al mismo tiempo en la Cámara Baja la ley de infraestructuras, que ya recibió el visto bueno del Senado en agosto, y el plan social de Biden, que incluye aumentos de gasto en sanidad, cuidado de menores y cambio climático, entre otros asuntos. Sin embargo, algunos legisladores centristas se opusieron a aprobar el plan social de Biden al considerarlo demasiado costoso y amenazaron con votar en contra si no tienen este mismo viernes en mano una estimación del costo.
Nancy Pelosi cedió y esta tarde anunció que su objetivo es lograr la aprobación del plan de infraestructuras y comenzar el debate del plan social, en vez de aprobarlo, una idea que fue inmediatamente rechazada por el ala progresista del partido.
La agenda de Biden lleva meses atascada en el Congreso debido a desacuerdos entre el ala progresista de los demócratas, que prioriza el plan social, y el sector centrista, que da más importancia al de infraestructura y se opone a algunas de las políticas que están incluidas en ese paquete social.
La mayoría de estadounidenses acepta los planes de Biden, según las encuestas, y un estudio de Moody’s publicado el jueves estima que estos podrían crear 1,5 millones de puestos de trabajo en 10 años.
Pero Biden, que durante la campaña presidencial presumió de su habilidad para negociar gracias a su dilatada carrera como senador, ha tropezado con las luchas en el seno de su partido y ve impotente caer en picada sus índices de aprobación.
Antes de su gira por el G20 y la COP26, el presidente ya había visitado el Capitolio en dos ocasiones para acelerar la aprobación de sus dos proyectos estrella.
En primer lugar, un plan para renovar las deterioradas carreteras, puentes y transportes del país. El paquete de 1,2 billones de dólares -el equivalente al PIB de España- cuenta con el apoyo de los demócratas y algunos republicanos. El otro plan, destinado a medidas sociales y climáticas, llamado “Reconstruir mejor”, recortaría los costes de las guarderías e invertiría 550.000 millones de dólares para reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030. Pero sus esfuerzos no cosecharon frutos.
Al volver de Europa, el presidente, visiblemente impaciente, instó a sus tropas a ponerse las pilas.
Pero su destino depende de un demócrata que, por el momento, se niega a apoyarlos, el senador Joe Manchin, de Virginia Occidental. Debido a la débil mayoría demócrata en el Senado, este legislador tiene prácticamente poder de veto sobre estos proyectos.
El jueves por la mañana reiteró su preocupación por el impacto en la deuda pública estadounidense y la inflación. En su estado, uno de los más pobres de Estados Unidos, “la gente está aterrorizada por el aumento del precio de la gasolina, de los alimentos y de los servicios públicos”, dijo en la cadena CNN.
Es una forma de denunciar el gasto excesivo de su partido, al que se acusa de no haber sabido tomarle el pulso al país, hasta el punto de haber perdido el martes el control de Virginia, un estado en el que Biden se había impuesto con holgura en las elecciones presidenciales de 2020.
Los comicios en Virginia eran considerados como un ensayo general para próximas votaciones. El país celebrará elecciones legislativas de mitad de mandato en noviembre de 2022. El