El origen del COVID: ¿por qué el mundo no tiene la respuesta más importante de la pandemia?
Los investigadores de la OMS advirtieron, tras una misión especial a China, que el tiempo para resolver el misterio se está acabando. Qué falta saber
En una carta publicada en la revista Nature, los expertos designados por la OMS afirmaron que la investigación sobre el origen se encuentra en una “coyuntura crítica” que requiere una colaboración urgente, pero que, en cambio, se estancó. Entre otras cosas, señalaron que los funcionarios chinos siguen siendo reacios a compartir algunos datos en bruto, alegando preocupaciones por la confidencialidad de los pacientes.
A principios de este año, la OMS envió un equipo de expertos a Wuhan, la ciudad donde se reportaron los primeros casos humanos de coronavirus en diciembre de 2019. Fueron para investigar qué podría haber desencadenado la pandemia que ha causado más de cuatro millones de muertes en todo el mundo.
En su análisis, publicado en marzo, el equipo de la OMS llegó a la conclusión de que el virus probablemente saltó a los humanos desde los animales, y calificó de “extremadamente improbable” la posibilidad de una fuga en el laboratorio.
Los expertos de la OMS dijeron que su informe sólo pretendía ser un primer paso y reclamaron: “La ventana de oportunidad para llevar a cabo esta investigación crucial se está cerrando rápidamente: cualquier retraso hará que algunos de los estudios sean biológicamente imposibles”, y ejemplificaron: “Los anticuerpos disminuyen, por lo que la recolección de muestras de las personas que podrían haber estado expuestas antes de diciembre de 2019 tendrán rendimientos decrecientes”.
En tanto, una revisión de inteligencia de Estados Unidos ordenada por el presidente Joe Biden no fue concluyente sobre el origen del virus, incluidas las hipótesis sobre si pudo haber pasado de un animal a un ser humano o si escapó de un laboratorio chino, informó recientemente The Washington Post.
Por su parte, China expresó que los investigadores deberían “concentrarse en otras posibles vías que puedan ayudar a rastrear el origen” del COVID-19 y sugirió que se realicen estudios en otros países. El régimen de Xi Jinping ha incentivado la teoría de que, si bien el primer brote ocurrió en Wuhan, algunos casos detectados tempranamente en otros países abren la posibilidad de que el “paciente cero” no haya ocurrido en territorio chino. Por su parte, Fu Cong, director general del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, estuvo de acuerdo en que era una “pena” que la búsqueda del origen de COVID-19 se hubiera estancado, pero dijo que no era culpa de China.
En julio, la OMS informó a los Estados miembro sobre los planes para crear un comité que supervisará los estudios de orígenes de enfermedades en futuro. Los representantes de los estados miembros tendrían que negociar términos detallados en torno al delicado tema de investigar las prácticas de laboratorio, luego nominar y seleccionar a los miembros del equipo, quienes luego tendrían que desarrollar un plan de trabajo.
Es importante conocer los orígenes de la pandemia, pero eso no es posible sin una “transparencia radical y completa”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan. “Permítanme hablar como científico o como médico: lo que necesitamos es una transparencia radical y completa“, dijo al programa de CNBC, Squawk Box Asia. “Necesitamos saber cómo suceden estas cosas, dónde va a ser el próximo brote y cuál será la dinámica probable de estas futuras pandemias“, agregó.
Después de resaltar lo difícil que es para los científicos encontrar los orígenes de cualquier patógeno nuevo, días atrás la OMS insistió en que la misión “no es ni debe ser un ejercicio de atribución de culpas, acusaciones o puntos políticos. Es de vital importancia saber cómo comenzó la pandemia de COVID-19, para sentar un ejemplo para establecer los orígenes de todos los futuros eventos de desbordamiento animal-humano“.
Dado que el acceso a información confidencial es crucial para el éxito de los nuevos estudios, la agencia de la ONU señaló que la investigación debería incluir “un examen más detallado de los datos brutos de los primeros casos”, junto con suero sanguíneo de personas potencialmente infectadas en 2019, antes de que el brote de coronavirus fuera declarado pandemia. “Compartir datos sin procesar y dar permiso para volver a analizar muestras en laboratorios refleja la solidaridad científica en su máxima expresión y no es diferente de lo que alentamos a todos los países, incluida China“, dijo la OMS, antes de reiterar que el acceso a los datos era “de importancia crítica para desarrollar nuestra comprensión de la ciencia y no debería politizarse de ninguna manera“.
Sin embargo, algunos científicos temen que se haya dejado pasar la mejor oportunidad para recolectar muestras durante las primeras semanas posteriores al descubrimiento de los primeros casos en humanos vinculados con un mercado de mariscos en Wuhan. Los investigadores chinos recolectaron cientos de muestras del medio ambiente inmediatamente después de que se encontró el coronavirus, pero de momento se desconocen cuántas personas o animales fueron analizados.
“Una vez que los comerciantes de vida silvestre cambiaron a otro tipo de empleo por la incertidumbre de si podían seguir dedicándose a esto, esa ventana empieza a cerrarse”, comentó a Los Angeles Times, Maciej Boni, un profesor de biología de la Universidad Estatal de Pensilvania que ha estudiado los orígenes de virus y no fue parte del equipo reclutado por la OMS. Aun así, aseveró que los científicos podrían localizar el origen animal del COVID-19 buscando virus estrechamente relacionados en especies como perros mapache, visones o las ardillas terrestres. Pero señaló que podría tomar unos cinco años realizar el tipo de estudios exhaustivos necesarios.
La búsqueda de los orígenes del COVID-19 se ha convertido en una enconada fuente de disputas entre Estados Unidos y China. En mayo, Biden ordenó a las agencias de inteligencia estadounidenses una revisión de 90 días sobre la hipótesis de la transmisión de animales a humanos y la teoría de si escapó de un laboratorio. En julio, incluso el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que fue prematuro rechazar la teoría del laboratorio, añadiendo que los accidentes de investigación son comunes.
Días atrás, el presidente de los Estados Unidos, recibió un informe clasificado de la Inteligencia estadounidense no concluyente sobre el origen del COVID-19, que no determinaba si el virus saltó de un animal a un humano o salió de un laboratorio en China. Así lo confirmaron dos funcionarios al The Washington Post.
Hay dudas razonables sobre qué se hacía y cómo se trabajaba en el Instituto de Virología de Wuhan. China tardó un año en permitir que un equipo internacional de la OMS visitara Wuhan para investigar sobre el origen del virus. Su conclusión fue que es “muy probable” el SARS-CoV-2 tuviera un origen animal, aunque no se sabe cuál. Desgraciadamente, fue el Gobierno chino el que recogió los datos, las muestras y recopiló toda la información, mientras que el equipo internacional solo pudo trabajar sobre esos datos e informes.
Por otra parte, se sabía que desde antes de 2008, se realizaban experimentos de manipulaciones genéticas de los coronavirus SARS y MERS, denominadas “ganancias de función”, para mejorar su capacidad de infección y transmisión. Y desde 2014, el Gobierno estadounidense había pausado la financiación de este tipo de experimentos por su peligrosidad y un potencial pandémico.
En marzo de 2020, los máximos responsables del Instituto de Wuhan señalaron que ningún trabajador del mismo había dado positivo en los test de detección del SARS-CoV-2. Pero recientemente se ha hecho público que al menos tres científicos del Instituto enfermaron con síntomas compatibles de COVID-19 un mes antes del anuncio oficial de la existencia de un nuevo coronavirus, por lo que sigue habiendo serias dudas sobre el nivel de bioseguridad del Instituto.
En un informe de 2018 de técnicos del Departamento de Estado de EEUU para verificar la bioseguridad de las instalaciones del Instituto se mostraba la preocupación por la falta de seguridad, debilidades de gestión del laboratorio y falta de personal especializado, y describía que muchos de los trabajos no se hacían dentro de las instalaciones de BSL4.
Con los datos que tenemos en este momento, la hipótesis más probable es que el SARS-CoV-2, como el resto de CoV humanos, sea de origen natural, a partir de un reservorio natural de CoV de murciélagos y a través de alguna especie intermedia (todavía sin identificar) donde se fue adaptando al ser humano. La naturaleza tiene suficiente recursos para generar este y cualquier otro virus. Aun así, la opacidad y falta de transparencia del Gobierno chino hace que no se pueda descartar como hipótesis, menos probable pero posible, un origen en el laboratorio. Solo una investigación transparente, objetiva, basada en datos e independiente nos dirá la verdad.
“En este contexto, las acusaciones y contraacusaciones son particularmente inútiles, y el proceso para encontrar los orígenes del SARS-CoV-2 debe ser colaborativo y completamente transparente”, dijo Jonathan Stoye, virólogo en el Instituto Francis Crick en Londres al Global Times en una entrevista reciente. “Quizás esto sea un poco ingenuo, pero realmente creo que debemos dejar de lado cualquier diferencia política o cultural para entender esta cuestión en beneficio de toda la población del mundo”, concluyó.