La atleta bielorrusa que denunció un intento de secuestro abandonó Tokio y se dirige a Poloni
Tras denunciar el domingo que las autoridades de su país intentaban obligarla a abandonar Japón contra su voluntad, Krystsina Tsimanouskaya partió rumbo a Varsovia tras recibir la visa humanitaria
La joven, de 24 años, llegó al aeropuerto de Japón escoltada por funcionarios y no respondió preguntas, aunque había manifestado recientemente a BBC que sus acciones no son una protesta política, sino que “ama su país”, pero “se han cometido errores” por parte de los miembros del Comité Olímpico de Bielorrusia.
El Comité Olímpico de Bielorrusia anunció el pasado 1 de agosto que Tsimanouskaya se retiraba de los Juegos de Tokio “debido a su estado psicológico”. La noticia llegó después de que la velocista, que tenía previsto participar en las pruebas de 100 y 200 metros lisos, criticara en las redes sociales a los responsables de la selección bielorrusa y al propio comité, que se encuentra encabezado por Viktor Lukashenko, hijo del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
Según la opositora Fundación Bielorrusa para la Solidaridad Deportiva, Tsimanouskaya fue trasladada al aeropuerto de Tokio, donde pidió ayuda a la Policía japonesa alegando que intentaban sacarla del país a la fuerza. Posteriormente, la atleta se trasladó a la Embajada de Polonia, donde ha permanecido desde el lunes hasta este miércoles. El Comité Olímpico Internacional (COI) abrió una investigación sobre el caso.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, está acusado de manipular las últimas elecciones presidenciales y de emplear tácticas autoritarias para silenciar a sus opositores. Meses después de las elecciones, más de 1.500 atletas bielorrusos publicaron una carta abierta en la que exigían la convocatoria de nuevas elecciones y el final inmediato de la represión policial contra la oposición.
Denuncia de la atleta
“Pido ayuda al Comité Olímpico Internacional. Están tratando de sacarme del país sin mi permiso y le estoy pidiendo al COI que se involucre”, denunció Tsimanouskaya de acuerdo con un vídeo grabado en Telegram y verificado por la cadena BBC.
Además, en una entrevista previa con la cadena de radio bielorrusa ERB, la atleta confirmó con un rotundo “sí” que tenía miedo a regresar a Bielorrusia, donde denunció que había sido objeto de numerosas amenazas tras sus críticas a al comité olímpico nacional.
La corredora de 200 metros había expresado previamente sus críticas contra el comité bielorruso por obligarla a correr en un evento de relevos con poca anticipación. El equipo olímpico de Bielorrusia anunció más tarde que la habían retirado de la competición debido a su “estado emocional y psicológico”.
La velocista no pudo presentarse en la primera ronda de los 200 metros libres (disciplina que en el campeonato Universiada de Nápoles 2019 le dio su única medalla de oro) y tan solo pudo competir en una de las dos categorías para las cuales se había preparado. El 30 de julio participó de la sexta serie de la primera ronda de los 100 metros libres y no pudo clasificar al quedar en el cuarto puesto tras completar el sprint en 11.47 segundos.
Por delante suyo terminaron avanzando a la siguiente fase la nigeriana Blessing Okagbare (1º, con 11.05), la británica Asha Philip (2º con 11.31) y la bahameña Tynia Gaither (3º con 11.34). Después de su debut, y tras un descargo en sus redes sociales, se desató el caos.
“Algunas de nuestras chicas volaron hasta aquí pero no pudieron competir en relevo de 4x400 porque no tenían suficientes pruebas de dopaje. El entrenador me añadió a esta prueba sin mi consentimiento”, explicó la bielorrusa sobre aquella publicación.
Tras hablar de esa decisión públicamente, la joven de 24 años reveló que, “el entrenador principal se acercó a mí y me dijo que había una orden desde arriba para sacarme”. Pese a no estar preparada físicamente para competir en esa categoría, Tsimanouskaya estaba anotada para disputar la primera ronda el próximo jueves 4 de agosto.
Repentinamente, el Comité Olímpico bielorruso informó a través de un comunicado que su representante no iba a presentarse a ninguna de las dos competencias en las que estaba inscripta (200m y 4x400m), aludiendo a problemas en su “estado emocional y psicológico”. Algo que Tsimanouskaya desmintió.