Fórmula 1. De ayer a hoy, carreras entre la épica, el riesgo y la seguridad
La escasa visibilidad, debido a la tormenta de lluvia en Spa-Francorchamps, desató el debate entre la calidad de los pilotos que hoy conforman la grilla y aquellos que con arrojo y coraje desafiaron las condiciones de pistas en el pasado
Los nombres de Ayrton Senna y Michael Schumacher se repitieron en las últimas horas entre los fanáticos. Los más memoriosos añadieron a Jackie Stewart y a Jacky Ickx. Los recuerdos de grandes premios fantásticos en condiciones de climas adversos se multiplicaron: la definición del campeonato de 1976, en Fuji, una de las varias banderas que se exhibieron en las redes sociales, los foros… Esos mismos espacios virtuales desde donde de haberse desarrollado el GP de Bélgica y un despiste terminaba en un gravísimo accidente, como ocurrió en la W Series y en la clasificación, con Lando Norris (McLaren), se hubiera apuntado a la irresponsabilidad y al negocio para desandar una competencia que no respetaba las mínimas normas de seguridad.
Con honradez, Carlos Sainz Jr. analizó, minutos después de la puesta en escena que resultó la carrera, la situación. “Es una decisión correcta no correr. Toda la gente que desde casa critica que no salgamos cuando hace veinte años se corría… ¿Para qué arriesgar? ¿Para tener una desgracia cuando la podemos evitar? Eso sí, repartir puntos por una carrera que no existió me parece mal, este GP debería tacharse. Este medio punto no me entusiasma, porque no corrí y no me lo merezco, como todos”, razonó el piloto de Ferrari.
También Fernando Alonso, bicampeón de la F.1 con Renault y actual estrella de Alpine, apuntó al mismo blanco: “Las condiciones no eran apropiadas para correr en cuanto a la visibilidad. Era lo correcto no disputar la carrera. Nosotros no tenemos nada que decir, lo que más interesa es la seguridad y que se nos escuche en temas de seguridad. Las vueltas fueron una operación de marketing para decir que no se podía, dar los puntos y todos contentos”.
Alonso tiene entre sus victorias épicas el GP de Alemania 2007, cuando en Nürburgring y con McLaren doblegó a Felipe Massa (Ferrari); el asturiano reivindicó en esa jornada su pericia para manejar en condiciones de pista húmeda. Sebastian Vettel (Aston Martin), cuatro veces campeón del mundo, obtuvo su primera pole y primer triunfo en el circuito de Monza, en 2008, con agua y bajo el paraguas de Toro Rosso, que celebró por primera vez en la F.1.
Ese 14 de septiembre, los autos levantaban tanto spray que se pasaban en la recta sin verse. Un año antes, también en piso mojado, el alemán embistió a Mark Webber (Red Bull) yendo detrás del Auto de Seguridad en Fuji. Lewis Hamilton (Mercedes) ganó su primera corona en una alocada carrera bajo la lluvia en Brasil, en 2008; un par de meses antes, en Spa-Francorchamps y con lluvia, fue penalizado tras superar a Kimi Raikkonen (Ferrari) -cortó camino y no volvió a su posición- y cayó del primer al tercer puesto… No toda la parrilla ofrece esta jerarquía ni calidad de éxitos, pero muchos de esos registros tuvieron el respaldo de la seguridad.
Siempre filoso, el ex patrón de la F.1, Bernie Ecclestone, atacó las decisiones tomadas en Bélgica. “Corrimos en peores condiciones que esas y no cancelamos la carrera. Si quieres correr, bien; si no, bien también. Nadie puede poner una pistola en la cabeza de nadie. Si yo estuviera el final de la grilla podría decidir que no vale la pena correr el riesgo, porque es muy peligroso. Pero si quisiera sumar puntos podría pensar en correr. La gente toma sus propias decisiones, esto no es Afganistán”, reclamó el británico, de 90 años, según publicó Daily Mail.
Entre la épica y el riesgo
Senna hizo arte bajo la lluvia. La vuelta inicial del GP de Europa 1993, en el circuito de Donington Park, en Gran Bretaña, es considerada por la F.1 como la mejor en la historia de la categoría. Audacia, determinación e inteligencia para avanzar con el McLaren desde el quinto casillero al frente de la carrera; nueve años antes, en Mónaco, nacía la leyenda y el brasileño dio su primera cátedra de manejo bajo el agua hasta que la dirección de la carrera colocó la bandera roja por riesgo de accidente, cuando el paulista, con un Toleman-Hart, acechaba a Alain Prost (McLaren). El primero de los 41 triunfos también fue con pista húmeda, en Estoril, en 1985, con Lotus.
También Stewart desafío al destino en Nürburgring, en el GP de Alemania 1968. El británico, con Matra, se impuso en agua, en el Infierno Verde de poco más de 22 kilómetros, donde la niebla también afectó la visibilidad. ¿Algo más? Sí, tenía una muñeca rota. La diferencia con el segundo, Graham Hill (Lotus), fue de ¡4 minutos! Entre los rivales, había cuatro campeones del mundo: Hill, Denny Hulme, Jack Brabham y John Surtees. “En el agua se separan los chicos de los hombres y es algo que hoy sigue siendo verdad. Esa carrera es un buen ejemplo: no se puede cometer muchos errores en pista húmeda. El circuito tenía 22 kilómetros y 187 curvas, era muy estrecho en aquella época y había poca seguridad. La niebla era una gran complicación, en la recta no se veía más allá de 100 metros. Tenías que estar preparado para cualquier cosa”, recordó en múltiples oportunidades Stewart.
“Tenía fama de ser bueno bajo el agua, pero a mí no me gustaba nada. No me gustaba la sensación de manejar en esas condiciones, pese a que quizá lo estaba haciendo mejor que el resto”, una declaración de Ickx, que ganó su primer GP -Francia 1968- con piso mojado y tres años después, en Zandvoort -donde el domingo correrá la F.1-, también se impuso bajo un clima hostil. “Tengo un Ángel de la Guarda muy bueno, me ayudó mucho. Cada vez que veo una iglesia entro y enciendo una vela por él”, una frase con la que el belga representaba su “suerte”.
Niki Lauda fue tricampeón del mundo y en 1976 sostuvo una feroz batalla por la corona con su némesis, James Hunt. El británico terminó ganando el campeonato porque Lauda desistió de correr en Fuji, en el cierre de la temporada. “Fueron las peores condiciones que había visto al inicio de una carrera: el circuito se inundó y los organizadores dijeron que no se podía correr. Pero mientras esperábamos que el clima mejorara, un asistente ingresó a la sala de pilotos y comunicó que en media hora se largaría, debido a los derechos de televisión”, el recuerdo de Mario Andretti.
Lauda, que había sufrido un terrible accidente en Nürburgring, le comunicó a la escudería Ferrari que giraría un par de vueltas y se detendría. “Sin ese accidente, tal vez también habría tenido mis reservas para correr”, contó años después.
Las victorias en condiciones de pistas difíciles se le hacían fáciles a Schumacher, que festejó su primer éxito en una pista húmeda. Casualmente fue en Spa-Francorchamps, en 1992, con Benetton, donde registró la primera de los 91 triunfos; repitió en ese circuito y con lluvia en 1995 y 1997. Nürburgring, Suzuka, Montmeló, Mónaco, Magny Cours, Buenos Aires, Montreal, Indianápolis, Kuala Lumpur, Silverstone, Spielberg y Shanghai, la lista de circuitos donde el Káiser dominó y enseñó su jerarquía con piso mojado.
Proezas y acciones temerarias que rozaron la locura… El debate entre el pasado y el presente nunca acabará. La F.1 se marcha a Zandvoort, que recibirá al Gran Circo tras 26 años. Los equipos, la FIA y la categoría se deben una reunión para revisar el reglamento deportivo y no repetir la vergüenza de Spa-Francorchamps, donde quedó a resguardo la seguridad y fallaron los códigos.