Djokovic gana Wimbledon para empatar a 20 con Nadal y Federer

El serbio venció en cuatro sets a Berrettini sin hacer el partido de su vida y con el público en contra. Se pone a la altura de sus eternos rivales en títulos de Grand Slam.

Nacho Albarrán
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Sin necesidad de hacer el partido de su vida, con el público otra vez en contra y cara de pocos amigos hasta que se echó al suelo para celebrar la victoria, Novak Djokovic volvió a triunfar en Wimbledon, por sexta vez, tercera consecutiva. Ganó en cuatro sets (6-7 (4), 6-4, 6-4 y 6-3 en 3:24) a un meritorio Matteo Berrettini, que no pudo darle una alegría a Italia antes de la final de la Eurocopa entre Inglaterra y la Azurra. El serbio ya está a la altura de sus eternos rivales, Rafa Nadal y Roger Federer, en títulos de Grand Slam. El triple empate a 20 en la cumbre del tenis mundial es un hecho y una barbaridad: 60 trofeos del Big Three desde que el suizo ganó precisamente sobre la hierba de la central del All England Club en 2003.

Lo de Djokovic es sencillamente impresionante y engrandece no sólo su gesta, sino también la que han protagonizado como grupo las tres leyendas. “Ellos son la razón de que yo esté aquí”, reconoció. El titán de Belgrado va camino de un histórico Golden Slam después de ganar este año en Australia, Roland Garros y ahora en Wimbledon. Es el quinto jugador de siempre que se impone en los tres primeros majors en un mismo curso, junto con Crawford, Budge, Hoad y Laver. Le queda repetir éxito en los Juegos y en el US Open, aunque ayer dijo que no es seguro que viaje a Tokio: “Tengo que pensarlo, hay un 50% de posibilidades de que vaya”. Es el cuarto en la lista de campeones del torneo británico por detrás de Federer (8), Renshaw (7) y Sampras (7).

Berrettini no fue, ni mucho menos, un convidado de piedra en la fiesta de Djokovic. El italiano, que jugó mermado, con un vendaje en la pierna izquierda, lo intentó sin descanso. “Ojalá pudiera haber hecho un poco más”, se lamentó. Pero tuvo un mérito enorme al ganar el primer set cuando estaba con 5-2 en contra y remontó gracias a un impresionante parcial de 5-1 para imponerse en el desempate. A partir de ahí creció el balcánico y se desfondó el italiano, que aun así tuvo sus opciones. Las perdonó y Nole se lo hizo pagar. Retó al público, exigió apoyo y se vino arriba hasta la inevitable victoria. Algo parecido a lo que sucedió cuando ganó a Federer en el mismo escenario hace dos temporadas.

Historia sin fin

Así Djokovic escribió un nuevo y brillante capítulo en un relato épico que parece no tener fin y que le sitúa en posición de ser el mejor de la historia, porque tiene físico y tiempo para conseguirlo, y Rafa y Roger no andan sobrados de ninguna de las dos cosas. Aunque, para disfrute y agradecimiento de todos los aficionados, la pelea continuará, al menos de momento. Lo más seguro es que se reencuentren en Nueva York dentro de unos días, en un torneo casi siempre imprevisible en el que puede ganar cualquiera. Para no perdérselo.

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