El perfil de los 'supercontagiadores'
Investigadores y expertos de Estados Unidos han señalado los factores que están relacionados con los principales propagadores del coronavirus.
En el informe en cuestión, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, estos señalan que la obesidad, la edad, y la infección por coronavirus están relacionados con la mayor propensión a exhalar los aerosoles, las pequeñas gotas respiratorias. Y por tanto, son los principales propagadores.
Las personas de mayor edad, aquellos con un mayor índice de masa corporal (IMC) y los que tengan un grado creciente de infección son los que exhalan un mayor número de gotas, hasta el triple de diferencia con respecto a los grupos sanos.
Estudio realizado con personas y con primates
Para extraer estas conclusiones, se han utilizado datos obtenidos de un estudio realizado a partir de la observación de 194 personas sanas y de un estudio experimental con primates no humanos con coronavirus. Gracias a estos dos han llegado a la conclusión de que hay sujetos más propensos que otros a esa exhalación.
En concreto, el 18% de los humanos representaba el 80% de las partículas exhaladas del grupo, es decir, el 20% prácticamente de los individuos infectados son responsables del 80% de las transmisiones. Una regla de 20-80 que ya se ha manifestado anteriormente en otras epidemias.
Con respecto a los primates, las gotas de aerosol aumentan a medida que progresa la infección, alcanzando su pico una semana después del contagio y relajándose dos semanas después.
Varía también el tamaño de las partículas
La investigación también ha aportado nueva información sobre el tamaño y el estado de las partículas que propagan el coronavirus. Conforme la infección va progresando, las gotitas son cada vez más pequeñas, hasta alcanzar la micra como tamaño.
Cuanto más pequeñas sean estas partículas, más propensas son a ser expulsadas al hablar, toser o respirar, y también pueden estar más tiempo en el aire, llegar más lejos o alcanzar una zona más profunda de los pulmones una vez son inhaladas. Y como ya ha comentado, esta capacidad de generación de gotas varía en función de la masa corporal.
“Aunque nuestros resultados muestran que los jóvenes y sanos tienden a generar muchas menos gotas que los mayores y menos sanos, también demuestran que cualquiera de nosotros, cuando se infecta con COVID-19, puede correr el riesgo de producir un gran número de gotas respiratorias”, explica David Edwards, profesor de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Harvard.
Por su parte, Chad Roy, participante también en la investigación y director de Aerobiología de Enfermedades Infecciosas en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Tulane, apunta precisamente a una similitud del aumento de estas partículas con otras enfermedades infecciosas como la tuberculosis: “Parece probable que las infecciones virales y bacterianas de las vías respiratorias puedan debilitar la mucosa de las mismas, lo que favorece el movimiento de las partículas infecciosas en este entorno”.