¿Por qué en Australia llevan ya una 'vida casi normal'?

El país encadena 12 días consecutivos sin contagios locales gracias a medidas como el cierre de fronteras desde marzo o los estrictos confinamientos.

Ana Beatriz Micó
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Las imágenes que dejó este viernes el torneo de exhibición de Adelaida han dado la vuelta al mundo porque daba la sensación de que el coronavirus era ya cosa del pasado. Más de 4.000 personas llenaron las gradas de la pista central del Memorial Drive Tennis Centre para ver a los tenistas jugar estos partidos de exhibición antes del Open de Australia, que comienza el 8 de febrero. La mayoría de asistentes no llevaba mascarilla y los asientos no estaban separados para respetar la distancia de seguridad recomendada por las autoridades.

Este momento histórico se produjo el mismo día en que Australia encadenaba 12 jornadas consecutivas sin registrar ningún contagio local en ninguno de sus estados o territorios, según informó el viernes el ministro de Salud, Greg Hunt, en una rueda de prensa. En total, el país, de unos 25 millones de habitantes, ha registrado 28.800 contagios y 909 fallecimientos. Estas cifras le convierten en uno de los territorios que mejor ha gestionado la pandemia. De ahí que muchos le miren con admiración y se pregunten cómo ha logrado controlar de esta forma la COVID-19 y disminuir los contagios a cero.

Control en la frontera

“Australia ha seguido muchas de las medidas que se han llevado a cabo en Asia y se les ha hecho muchísimo caso a los científicos desde el principio. Tampoco se ha politizado demasiado las decisiones que se han ido tomando. Ha habido mucho más consenso que en España. Todos han remado en la misma dirección, salvo algunas excepciones, y eso ha facilitado mucho las cosas”, apunta en una entrevista con NIUS Gonzalo A., un periodista español que vive en Australia desde hace varios años.

Uno de los pilares fundamentales para contener al virus ha sido cerrar las fronteras del país, que permanecerán así durante gran parte del 2021. “Creo que tendremos la mayor parte de este año restricciones significativas en las fronteras, incluso si la mayor parte de la población es vacunada. No sabemos si (la vacuna) prevendrá la transmisión del virus”, dijo la semana pasada en ABC News Brendan Murphy, secretario del Ministerio de Salud. Esta medida “fue fundamental porque evitó que entrase el virus de fuera y se concentraron en atajar el virus desde dentro”, opina Gonzalo.

Así, cualquier viajero que entre en el país está obligado a realizar una cuarentena de 14 días en un hotel, aunque llegue con una PCR negativa. “Cuando empezó la pandemia el Estado te pagaba el hotel, pero a los dos o tres meses ya se lo tenía que pagar uno mismo. En total, 3.000 dólares australianos (casi 2.000 euros) por persona por pasar dos semanas en un hotel que las autoridades eligen y 5.000 dólares (3.2000 euros) por una pareja con un hijo”, revela el periodista en una entrevista con NIUS. También los desplazamientos entre estados han estado prohibidos durante un tiempo, aunque han comenzado a levantarse las restricciones con precaución.

Estrictos confinamientos y pruebas gratis

También ha sido fundamental que las PCR y otros test de detección fueran gratuitos: “Es el Gobierno el que ha pedido a la población que, con cualquier síntoma, por poco que fuera, fueran a hacerse un test”. Igual de relevante han sido los estrictos confinamientos decretados ante el mínimo peligro, sin esperar que la situación se agrave. Tras cada brote, los rastreadores trabajan exhaustivamente hasta registrar todos los contactos y llegar al origen de del foco. Además de test masivos, las cuarentenas son estrictas.

El sistema de rastreo es muy efectivo. Aquí el virus solo se ha ido de control en el estado de Victoria hace un par de meses y cerraron sin contemplaciones hasta que erradicaron el virus. Luego, poco a poco, fueron abriendo”, asegura el periodista. El último ejemplo fue el aislamiento de unos 250.000 habitantes de Sidney en diciembre tras un brote detectado en las playas del norte que dejó 97 contagios.

Las medidas comienzan a suavizarse

Gracias a estas severas medidas, Australia comienza a disfrutar de la “antigua normalidad”, como se pudo observar en el torneo de tenis. “Hay que llevar mascarilla, por su puesto, en lugares cerrados, pero no es por ley, sino que cada uno decide llevarla porque quiere. Hay pocos sitios donde te obligan a ponértela”, explica Gonzalo. Más difícil es salir del país: “Necesitamos un permiso especial, y desconozco, por ejemplo, si a mí me lo darían. En todo caso, a la vuelta tendría que quedarme en el hotel 14 días sin salir con mi mujer y mi hijo, de un año, y encima pagar 5.000 dólares”.

Todavía no se ha comenzado a vacunar

Mientras en muchos lugares del mundo las campañas de vacunación llevan en marcha desde abril, Australia prevé comenzar a vacunar contra la COVID-19 a partir de mediados de febrero, con el objetivo de inocular cuatro millones de dosis para finales de marzo, según reveló el primer ministro, Scott Morrison, a principios de año. Asimismo, señaló que el programa de vacunación comenzará con los ancianos y personas discapacitadas que se encuentran en centros de cuidados, así como los trabajadores sanitarios y personal de estos centros, además de los funcionarios en los lugares habilitados para guardar cuarentena y en el control de fronteras.

Las autoridades sanitarias están a la espera de que el organismo regulador de medicamentos apruebe, posiblemente a finales de enero, la vacuna de Pzifer, que aún tardaría otras dos semanas más en llegar al país. Más adelante, una vez que se apruebe en Australia el uso de la vacuna de AstraZeneca, se procederá a administrar las dosis a la población anciana en general y los habitantes mayores de 35 años, además de otros trabajadores en sectores de riesgo. El Gobierno de Morrison firmado acuerdos para recibir más de 110 millones de dosis de vacunas con Pzifer, Moderna, AstraZeneca y la coalición Covax Facility, después de que el equipo de la australiana Universidad de Queensland abandonara los estudios sobre su vacuna en diciembre a raíz de unos falsos positivos de VIH.

Por último, el fármaco será gratuito y voluntario para la población. “Las vacunas son un componente clave en 2021 para nuestra gestión contra la pandemia”, señaló Morrison.

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