Los jesuitas, la orden del papa Francisco, pidieron también el juicio político de Donald Trump
La publicación “America”, la voz de la Compañía de Jesús en los Estados Unidos, solicitó en un editorial que el Congreso someta a un proceso de impeachment al presidente por haber “incitado” a “una turba sediciosa” a irrumpir en el Capitolio el 6 de enero, cuando se realizaba la certificación de Joe Biden
La publicación de la orden religiosa a la que pertenece el papa Francisco subrayó que “el asalto a la capital nacional será recordado como uno de los acontecimientos más viles de la historia estadounidense” y que “no deberían quedar dudas sobre por qué sucedió y quién lo causó”.
Con el título “Someter a juicio político y condenar, ahora mismo”, el editorial de la publicación que dirige Matt Malone —que está asociada a la web The Jesuit Post y al podcast Jesuitical— recordó en su primer párrafo que “al menos cinco personas han muerto, incluido un policía del Capitolio que fue apaleado mientras defendía la casa del pueblo” y que “un segundo oficial de la policía del Capitolio, que respondió al salto, se suicidó el 10 de enero”.
Tras calificar de “insurrectos” a los fanáticos de Trump que forzaron la evacuación de los legisladores a un lugar seguro, el editorial de la Compañía de Jesús en los Estados Unidos destacó que muchos de ellos llevaban “equipo de combate y armas automáticas” y que aun aquellos que no llegaron así preparados “convirtieron las vallas metálicas, los escudos de la policía, las astas de las banderas y los extintores de incendios en armas improvisadas, que esgrimieron con ferocidad mientras gritaban invectivas racistas y antisemitas”.
El ataque, “horrible y repugnante”, según el medio de noticias y opinión sobre catolicismo y política en los Estados Unidos, “podría haber sido peor”. Desarrolló: “Docenas de los sediciosos que rondaron por el Capitolio también llevaban bolsos de lona, cualquiera de los cuales podría haber contenido los medios para asesinar a la rama legislativa del gobierno federal en su conjunto, incluidas las primeras tres personas en la línea de sucesión presidencial. Algunos de ellos cantaban ‘Cuelguen a Mike Pence’; otros habían erigido una horca improvisada cerca del estanque reflectante del monumento a Lincoln”.
El semanario fundado en 1909 argumentó: “Minutos antes de esta calamidad previsible, el presidente Donald J. Trump dio uno de sus habituales discursos demagógicos en un acto frente a la Explanada Nacional. Más de una docena de veces en apenas 90 minutos, el presidente afirmó, osadamente y sin fundamento, que le habían robado las elecciones presidenciales de 2020: la misma mentira que ha repetido a diario desde el 4 de noviembre”.
Con la inclinación política liberal que los identifica, los editores de America acusaron: “Para avivar la ira de la multitud con su deshonestidad calculada, Trump dijo a la turba que ‘nuestro país ya ha tenido suficiente, no lo aguantaremos más’. Luego animó a la multitud a marchar hacia el Capitolio para darles a los republicanos que allí estaban ‘la clase de orgullo y audacia que necesitan para recuperar nuestro país’”.
Para argumentar que no se trataba de un mero ejercicio de la libertad de expresión, los jesuitas agregaron que el presidente “organizó un grupo de oradores que a sabiendas gritaron ‘fuego’ en un teatro lleno”. Aludieron así al famoso fallo de la Corte Suprema estadounidense, Schenck v. Estados Unidos, que estableció: “La protección más estricta de la libertad de expresión no protegería a un hombre que gritara falsamente fuego en un teatro y causara pánico”, por lo cual las acusaciones engañosas no cuentan como expresión protegida por el derecho.
“Momentos antes de la presentación de Trump, su abogado personal y ex alcalde de la ciudad de Nueva York, Rudolph W. Giuliani, se dirigió a la misma multitud y pidió un ‘juicio con combate’ contra los demócratas: una referencia escandalosamente abierta a resolver una disputa mediante la confrontación física”, siguió el editorial. “El hijo del presidente, Donald J. Trump Jr., usó la misma plataforma para hacer pública una advertencia a los miembros del Congreso republicanos indecisos: ‘Vamos a por ustedes’. Junta a todas estas frases provocadoras, la sugerencia dudosamente sincera y efímera de Trump a la multitud, de ‘hacer escuchar sus voces pacífica y patrióticamente’, fue manifiestamente insuficiente en el mejor de los casos”.
El editorial —promovido en Twitter por James Martin, consultor del Dicasterio para la Comunicación de Vatican News y una firma habitual de America— recordó también el uso que el presidente saliente dio a su cuenta de Twitter, luego suspendida.
“En un mensaje grabado que se difundió esa tarde, Trump dijo a la turba amotinada ‘los amamos’ y repitió una vez más la mentira de que le habían quitado su victoria electoral con un engaño. Sin dudas, el presidente dijo palabras bonitas en Twitter y en el video para pedir paz, pero cualquier persona razonable habría visto allí el guiño que eso fue en realidad. Y aun si finalmente, a regañadientes, reconoció que el 20 de enero asumirá un nuevo gobierno, Trump no ha asumido la responsabilidad ni ha expresado su arrepentimiento por instigar el asalto, y ha confirmado que él no asistirá a la toma de posesión de su sucesor debidamente elegido”.
Tras señalar que en los 244 años de historia estadounidense no sucedió un hecho como el del 6 de enero de 2021, el editorial concluyó: “Donald J. Trump debería ser sometido a juicio político, destituido y excluido de cualquier cargo federal futuro, inmediatamente”.
Los jesuitas reconocieron que el impeachment y la condena de Trump son algo improbable dados los escasos días que restan del gobierno del republicano. “Pero tal resultado no es imposible”, agregaron, “y cualquier demora, sea cual sea, sería una sustitución profundamente insensata de un cálculo táctico en lugar de un principio constitucional. El daño que Trump ha causado no tiene precedentes y nuestros legisladores no deberían demorarse en hacerle rendir cuentas y establecer así una norma de conducta aceptable para los presidentes futuros”.
La revista de la orden religiosa del papa Francisco cerró su editorial urgiendo al Congreso a actuar de inmediato, “sin otra razón que registrar ante el tribunal superior de la historia la repugnancia colectiva de la nación” y asegurar que “semejante abuso depravado y pérfido del cargo presidencial” no vuelva a “mancillar el carácter” del país.