Santiago, la capital de Chile, camino a convertirse en una ciudad desértica
Es efecto de la sequía, el cambio climático y la mala gestión hídrica
Una problemática para la que ya se está recurriendo a fondos internacionales, además de medidas a corto y mediano plazo ejecutadas por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), pero que exige planificación hacia el futuro, según los expertos. En la capital, donde vive más de la mitad de la población de Chile, este fenómeno ya comienza a sentirse en el prolongado calor del verano y la falta de lluvias en invierno.
El desierto está a las puertas de Santiago
Distintos estudios han advertido coincidencias respecto a que la desertificación avanza rápidamente desde el norte de Chile, hacia la zona central, condición que atribuyen tanto a la sequía como al estado del suelo.
Uno de los expertos que ha participado activamente de la difusión en esta materia es el Director del Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la Universidad de Chile, Fernando Santibáñez. Es categórico: “la desertificación está a las puertas de Santiago”, declara.
“Si nos basamos en las precipitaciones, las condiciones climáticas van avanzando hacia el sur a una velocidad de más o menos 500 metros al año y, por eso, los niveles de lluvia que antes tenía el sur de Coquimbo, en Illapel, ahora los tiene el norte de Valparaíso, en Petorca”, puntualiza.
Asimismo, el desierto que antes llegaba hasta el sector de La Higuera ubicado a unos 500 kilómetros de la capital chilena, está acercándose a Ovalle, a 150 kilómetros hacia el sur. Por lo tanto, la zona denominada hiperárida, aquella que corresponde a desiertos propiamente dichos, con la vegetación limitada a zonas muy concretas, también conocidos como oasis, ya se encuentra entre La Serena y Los Vilos, y se instalaría prontamente en la Región de Valparaíso.
El académico argumenta que la desertificación está a las puertas de Santiago porque “la condición más árida, más seca, de La Ligua y Petorca ya se desplazó hasta la Región Metropolitana”, dice.
Por su parte otro experto, y en la misma línea, el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, e integrante de la mesa técnica de la COP25 chilena, doctor Roberto Chávez, confirma que “una mayor proporción del territorio está más seca en esta década”.
Los datos, a su juicio, son objetivos. De acuerdo al monitoreo satelital del Laboratorio de Geoinformación de Percepción Remota de dicha universidad, “los efectos de menores precipitaciones y desecamiento de la vegetación se advierten hasta la altura de Coyhaique”, esta última, una ciudad ubicada en el extremos sur de Chile.
“Las proyecciones que hemos realizado muestran que la región central de Chile presentará una condición de mayor aridez en el futuro, lo que se intensificará si la humanidad en conjunto no consigue la meta de detener el calentamiento global a no más de dos grados para el 2100”, advierte.
Según los datos de la CONAF, un 21,4 por ciento del territorio ya se ha visto afectado por el fenómeno de la desertificación (16,6 millones de hectáreas), lo que perjudica también a casi siete millones de habitantes de un total de 160 comunas del país andino.
En el marco de la conmemoración del Día contra la Desertificación y la Sequía, el pasado 17 de junio, el ministro de Agricultura, Antonio Walker, reconoció en medios locales, que el cambio climático “llegó para quedarse, y los efectos que está provocando en Chile, en su agricultura, en sus sistemas de vida y de producción son muy importantes, y nos tenemos que hacer cargo de él”.
Si bien la autoridad admite que existe una gran cantidad de suelos degradados que “aumentan su superficie en el país”, destaca que “hay una proporción de suelos vivos, suelos altos en materia orgánica, húmedos, con raicillas, con cubierta vegetal, que absorben mucho carbono. El problema de aumentar la superficie de suelos degradados es que son suelos que en definitiva no aportan, no capturan carbono y no es bueno para el país”, declaró.
Petorca, el epicentro seco cercano a Santiago
Petorca, se ha transformado en el epicentro de la lucha contra la sequía. En el caso de esta comuna ubicada a 200 kilómetros de Santiago, la pelea no es solamente contra los efectos del cambio climático. En esta zona, se ha denunciado el mal uso del agua, por privilegiarse a la gestión agrícola, en desmedro de los vecinos y vecinas de esta localidad. Uso que tiene fines comerciales, en medio de una escasez crítica. Por lo anterior, el alcalde de Petorca, Gustavo Valdenero, acusa abandono del Gobierno. “Hace más de un mes que invitamos a las autoridades que vinieran in situ a ver acá la situación, que no lo vean desde sus confortables oficinas. Hace más de un mes invité al señor intendente (de Valparaíso, Jorge Martínez) que estuviera acá, que no ha venido nunca en lo que lleva en el cargo, pero nos sentimos tremendamente abandonados”, dijo el edil.
Una de las voces más representativas del llamado a utilización justa del vital elemento en Petorca y en todo el país, es el vocero de MODATIMA Rodrigo Mundaca. Se trata del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente, por eso su sigla. La organización tiene como objetivo, defender los derechos de los campesinos, trabajadores y habitantes de la zona, que veían afectados sus derechos de acceso al agua, por lo que ellos mismos denunciaban como un acto injusto de acaparamiento de aguas del negocio agroindsutrial.
Mundaca, es crítico respecto a la gestión del agua, y su cuidado y distribución en Petorca, en la zona central y en todo Chile. “Petorca es conocido planetariamente como el epicentro más nítido de la violación del derecho humano al agua. Las cosas no han cambiado, no hay escurrimiento superficial del agua en los ríos desde hace ya quince años. El río Petorca entró en restricción en 1997 y el Ligua en 2004. De acuerdo con la institucionalidad, esto significa que no se pueden seguir entregando derechos de aprovechamiento de agua en esos ríos. Sin embargo, se siguen entregando. Pero, además, el negocio de los paltos sigue creciendo en otros territorios, los cerros se siguen deforestando y se sigue eliminado la flora y fauna nativa. Porque tampoco hay instrumentos de ordenamiento territorial y espacial asociados a las capacidades de uso agrícola de los suelos. Por tanto, un empresario que compra cerro puede deforestar, destruir todos los reservorios de humedad, todos los sumideros de carbono y poner paltos, pues el negocio del monocultivo, ya sea de aguacates, uvas de mesa o carozos, no pasa por sistemas de evaluación de impacto ambiental. Simple y llanamente se echa adelante sin ningún tipo de fiscalización ni regulación”, declara.
El alcalde esta comuna, considerada el epicentro de la desertificación, insiste en su punto, respecto a la necesidad de que las autoridades reformulen la gestión que se ejecuta en razón del recurso hídrico. “Uno puede entender que los recursos siempre van a ser escasos para enfrentar una situación como esta de falta de lluvia, de escasez hídrica, pero los recursos que el Gobierno ha destinado han sido extremadamente escasos y debería haber una mayor preocupación”, sostiene.
El profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, doctor Andrés Moreira, atribuye esta condición a “las malas prácticas del uso del agua y los suelos, históricas y actuales, que han privilegiado los intereses de algunos por sobre los intereses de los pequeños agricultores y campesinos”, advierte.
El problema de la desertificación, asumen los expertos, se da particularmente por la acción humana y su impacto en el cambio climático. En este sentido, hay mucho por hacer y poco se hace. Se ha aumentado la superficie de explotación agrícola y frutícola, con embalses, que detienen el lecho libre de las vertientes y no se ha invertido lo necesario en canales de regadío para una eficiente distribución de las aguas lluvia, que además, son muy escasas.
Santiago: ¿ciudad desértica?
Según la Dirección Meteorológica de Chile los últimos cinco han sido “el período más seco de los últimos 50 años”. A lo que se suma la simulación del clima realizado por el organismo. La proyección para el período 2030 y 2059 es que la temperatura media máxima de Santiago aumentará en 2°C en 2050.
“Si Santiago llega a un grado de desertificación avanzado, la postal no sería la de una capital cubierta por dunas y arena, como Dubai, pero sí la de una capital sobrepoblada en un valle devastado, inhóspito, erosionado y con vegetación espinosa. ¿Por qué vamos hacia allá? Porque para desarrollar las ciudades, en particular Santiago, el modelo ha sido la extracción de recursos naturales y eso tiene un costo”, explica Leonardo Vera, doctor en Ciencias de los Recursos Naturales, Ordenamiento Territorial y Ruralidad y académico de la UNAB.
Vera, además, advierte que “nadie sabe hasta dónde llegan, nadie tiene conciencia real de lo que significa, por ejemplo, traer a Santiago fierro para las construcciones. Por eso la mejor definición de desertificación es la pérdida de información de un ecosistema. Si no sabes dónde estás parado, ¿cómo la detienes?, ¿cómo entiendes hasta dónde estás desertificado?, ¿cuál es la información que se te perdió?, ¿cómo ordenamos Santiago?, ¿por dónde partimos?”, se pregunta.
Finalmente la conclusión general es que, tanto la Región Metropolitana, como toda la zona central está caminando a paso agigantado hacia la desertificación completa. Sin una planificación efectiva, los expertos no hacen un buen presagio. El norte y su desierto se expande en el territorio y sus efectos ya alcanzan a Santiago, la capital chilena.