El jefe de la diplomacia europea denunció que Rusia apela a campañas de desinformación para “vender su propia vacuna” contra el coronavirus
El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, fustigó que el gobierno de Vladimir Putin “se burla abiertamente de los desarrolladores de vacunas de Occidente”
“Los medios multilingües controlados por el estado ruso se burlan abiertamente de los desarrolladores de vacunas de Occidente”, dijo Borrell en un escrito en su blog, y añadió que “estas narrativas están aparentemente dirigidas a países donde Rusia quiere vender su propia vacuna, la Sputnik V”.
El jefe de la diplomacia europea subrayó que “cualquier intento de instigar tales dudas infundadas amenaza a la salud pública” y alertó de que “organizaciones terroristas como Daesh [nombre en árabe para el grupo terrorista Estado Islámico] también han utilizado la confusión de la situación del coronavirus para difundir su propia propaganda”.
“Durante la ‘infodemia’ de covid-19, hemos visto cuán generalizadas y cuán dañinas pueden ser las injerencias extranjeras y la desinformación para nuestra seguridad, nuestra democracia y nuestras sociedades”, precisó Borrell.
El Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) cuenta con equipos de trabajo para hacer seguimiento de la desinformación a favor del Kremlin y recientemente publicó la quinta edición de su Informe Especial sobre la desinformación sobre la covid-19 que, según apuntó Borrell en su blog, “pueden causar daños considerables durante una crisis sanitaria mundial”.
Borrell también destacó la labor de la Unión Europea contra la desinformación mediante herramientas como el Sistema de Alerta Rápida (RAS) o el Plan de Acción para la Democracia Europea de la Comisión Europea (CE), presentado a principios de diciembre, “que se centra en la integridad de las elecciones, el pluralismo de los medios y la lucha contra la desinformación”.
Asimismo, manifestó su confianza en que “las reglas y respuestas” de la UE, como la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA), presentadas el 15 de diciembre por el Ejecutivo comunitario, “proporcionarán los instrumentos necesarios para una mejor responsabilidad, transparencia y control de las acciones de las plataformas” en la lucha contra la desinformación y la injerencia extranjera.
Moscú ha negado repetidamente estas acusaciones y alega que la Sputnik V es blanco de una campaña de desinformación respaldada por extranjeros.
El Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), que es responsable de comercializar la vacuna en el extranjero, no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios por parte de la agencia Reuters sobre la declaración de Borrell. El Ministerio de Salud no respondió de inmediato a una petición de comentarios. Roskomnadzor, el organismo de control de los medios y las comunicaciones de Rusia, tampoco respondió de inmediato.
La farmacéutica AstraZeneca, que trabajó con la Universidad de Oxford en su vacuna, pausó un ensayo clínico en septiembre debido a una enfermedad inexplicable en un voluntario.
En ese entonces, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo a periodistas que la Sputnik V era más confiable porque se basaba en un adenovirus hallado en humanos, mientras que la candidata británica era una “vacuna de mono”.
Los ensayos de la vacuna, que utiliza una versión de un virus inofensivo del resfriado común que se encuentra en los chimpancés producida mediante bioingeniería para instruir a las células humanas que produzcan antígenos, se reanudaron en Reino Unido pocos días después de recibir la luz verde de los organismos de seguridad.
Rusia envió la semana pasada el primer lote de su vacuna contra el coronavirus a Argentina, parte de un acuerdo de 10 millones de dosis. Moscú ha firmado acuerdos de suministro con varios otros países de América Latina y Asia. La dos dosis necesarias de la inyección rusa cuestan menos de 20 dólares por persona.
Desde que comenzó la carrera por la vacuna contra el coronavirus, el objetivo de Rusia fue claro: desprestigiar las fórmulas desarrolladas por laboratorios occidentales como Pfizer (Estados Unidos), BioNTech (Alemania), AstraZeneca (Reino Unido), y Moderna (Estados Unidos).
En un intento de desalentar todo tipo de expectativa y esperanza en las vacunas de las potencias occidentales, en los últimos meses Moscú lanzó una enorme campaña de desinformación y virus informáticos en las redes sociales. Esa estrategia incluyó noticias con malware -virus que logra infiltrarse en dispositivos particulares como ordenadores o smartphones- que penetraron a varios medios de comunicación latinoamericanos de países como Argentina, Venezuela, Chile, Perú y México. Así lo reveló la Federación de Científicos estadounidenses (FAS, por sus siglas en inglés) en un artículo publicado este mes.
Ante el avance de las vacunas occidentales, y frente a la poca fiabilidad a la Sputnik V por su temprana -y polémica- aprobación, la misión de Rusia es evitar que sus competidores tengan mayor éxito. Meses atrás, el diario The Times descubrió otra campaña impulsada por Moscú, que incluyó desde memes y fotos, hasta informes televisivos. Esas difusiones llegaron a países como India, Brasil, Egipto, Arabia Saudita, Filipinas, México, Malasia, Vietnam y Perú, entre otros.
Un denunciante involucrado en la campaña le dijo al diario británico que uno de los objetivos de la ofensiva mediática era ubicar las imágenes en portales occidentales y en países como India y Brasil, donde Rusia está tratando de vender su vacuna. Denuncia que refuerza las recientes declaraciones de Borrell sobre la compleja campaña de desinformación rusa en medio de la pandemia.