El test de la OMS que cambiará la la lucha contra la COVID
La Organización Mundial de la Salud no quiere dejar atrás a los países con menos ingresos y para ello facilitará 120 millones de pruebas rápidas de antígenos.
"Detección de positivos, de contactos estrechos y cuarentena", es lo que desde el inicio de la pandemia se ha confirmado como vital para evitar que los contagios se extiendan de forma rápida y sin control. Sin embargo, hay países que, debido al alto precio de estas pruebas, especialmente las PCR, no pueden hacerse con un gran número. Además del precio, también está la necesidad de disponer de laboratorios con recursos suficientes para poder poder examinar las muestras.
Por ello, y con el fin de asegurar el acceso a pruebas a todos los países, la Organización Mundial de la Salud pondrá 120 millones de pruebas rápidas de antígenos a disposición de los países con ingresos medios y bajos. Así lo han confirmado en un comunicado. "Las pruebas rápidas de alta calidad nos muestran dónde se esconde el virus, lo cual es clave para rastrear y aislar contactos rápidamente y romper las cadenas de transmisión", asegura el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Un acuerdo multilateral
El programa ha sido posible gracias a la colaboración de varias entidades como los Centros de África para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC de África), la Fundación Bill y Melinda Gates, la Iniciativa de Acceso a la Salud Clinton (CHAI), la Fundación para Nuevos Diagnósticos Innovadores (FIND), el Fondo Global, Unitaid y la OMS.
Como parte del compromiso, la Fundación Bill y Melinda Gates ha firmado acuerdos para garantizar las pruebas con las empresas Abott (Estados Unidos) y SD Biosensor (Corea del Sur). Se asegura de esta forma la disponibilidad de 120 millones de pruebas rápidas para detectar el coronavirus y a un precio asequible de cinco dólares estadounidenses como máximo.
Estas pruebas, ya aprobadas por España como método para comprobar la presencia del virus en el organismo, supondrá un alivio para los países con menos medios económicos y tecnológicos. Las pruebas han sido evaluadas en regiones con un alto nivel de transmisión y han demostrado ser más efectivas para detectar la enfermedad, entre dos días antes de la aparición de los síntomas y entre cinco y siete días después de que estos sean evidentes, momento de máxima carga viral.
Dificultad de acceso de los países pobres
La pandemia ha mostrado, una vez más, las dificultades que atraviesan los países pobres. Prueba de ello es que mientras en los ricos se realizan cerca de 290 pruebas por cada 100.000 habitantes, en los de bajos ingresos esta cifra solo llega a 14.
Por ello, la OMS trabaja para implantar estas pruebas especialmente en continentes como África y América del Sur, aunque la idea es que poco a poco estén disponibles para el resto del mundo.
Mark Suzman, director ejecutivo de la Fundación Gates, se mostró "encantado" con el acuerdo, que "ayudará a garantizar que los diagnósticos más recientes y de alta calidad no solo lleguen al mejor postor, sino que estén disponibles a un precio asequible para los países de ingresos más bajos del mundo".