Casemiro, ante lo desconocido
En el Reale Arena, para sorpresa general, Zidane dejó a Casemiro en el banquillo. Toda una anomalía por lo que representa el brasileño en el vestuario y en el césped, pero también desde las estadísticas. En la 2019-20 fue el jugador con más minutos del Madrid, 4.081 (un 88,33% del total), bordeando a menudo el riesgo de lesión porque lo que pesaba sobre el resto era la necesidad tenerle. No hay señal que refleje ese estatus como que el suyo sea el único puesto sin doblar de forma natural en la plantilla. Al estreno liguero, sin embargo, se sumó en el 69', pero su participación destacó por insuficiente.
Sólo una suplencia en la 2019-20
En el Villamarín la cosa no mejoró. Las apariencias a veces engañan, y de lo que prometía su titularidad a lo que ocurrió después hubo demasiada distancia. Fue el madridista que más pases falló (14), más balones perdió (19) y más veces regateado (2, como Carvajal), lo que no pudo maquillar ni su liderazgo en recuperaciones (10) y anticipaciones (3). El equipo notó la flaqueza de su factor corrector, al que desde luego tampoco ayudó el fuerte pisotón de Emerson, de los que se arrastran durante toda la noche.
Casemiro, que en la 2019-20 sólo fue suplente una vez, en Mestalla para asegurarse llegar al Clásico porque estaba apercibido, lleva diez días moviéndose en un territorio muy raro para él. Desde un Di Stéfano que hizo suyo en el tramo final de la Liga como antes había conseguido con el Santiago Bernabéu le toca poner rumbo hacia su ambiente natural.