Suecia se plantea haber acabado con la pandemia
El primer ministro sueco defiende que la estrategia frente a la pandemia ha sido buena: sin cerrar las escuelas y sin la obligatoriedad de las mascarillas.
Adrián Córdoba
As
A principios de agosto, Sebastian Rushworth, médico de urgencias del hospital de Danderyd, situado en Estocolmo, redactó en su propia página web un artículo cuyo titular era: '¿Cómo de malo es realmente el covid? La perspectiva de un doctor sueco'.
En dicho artículo, Rushworth traslada al lector la idea de que en Suecia pueden estar cerca de acabar con el coronavirus, pues llevan más de un mes sin ver, en su hospital, a un paciente con el virus. En su comienzo del artículo 'anecdótico' el médico no duda en señalar que "el covid se ha acabado en Suecia", y ha provocado un sinfín de opiniones que han viajado por todo el mundo, pasando incluso por revistas como The Spectator de Reino Unido.
Un enfoque único basado en la responsabilidad individual
El joven médico del hospital de Danderyd destaca la actuación del gobierno sueco respecto a la pandemia. La única estrategia que siguieron fue darle un enfoque basado en la responsabilidad de cada persona, provocando que cada ciudadano tomase las medidas preventivas que estimase oportunas y otorgándoles, a su vez, confianza.
De hecho, el primer ministro sueco, Stefan Löfven, ha defendido este sábado que Suecia siguió una estrategia "correcta" frente a la COVID-19, pese a tener una cifra de muertes más alta que la del resto de países nórdicos.
"Creo que elegimos el camino correcto. La estrategia fue la correcta: proteger a los individuos, evitar la propagación. Lo más destacado y que hicimos diferente en Suecia fue no cerrar las escuelas. Pero ahora hay muchos que piensan que fue acertado", apuntaba en una entrevista al medio sueco Dagens Nyheter.
Sin cerrar colegios, bares o restaurantes, ni confinando a nadie, ni siquiera propusieron la obligatoriedad del uso de la mascarilla. La estrategia sueca focalizó sus esfuerzos en plantear muchas recomendaciones y algunas prohibiciones.
La "falsa seguridad" de las mascarillas
El primer ministro sueco también apoyó la decisión de la Agencia de Salud Pública en cuanto a la no recomendación del uso de las mascarilla, que sí se ha implantado en el resto de países nórdicos en determinadas situaciones.
Löfven achaca a una "falsa seguridad" que proporcionan las mascarillas: "Lo que dicen, y realmente creo en ello, es que no debe ser la herramienta principal. Lo importante sigue siendo la distancia social, los test y el rastreo".
El mandatario sueco se defendía además de las críticas por no asumir el liderazgo durante la pandemia, que compartían con las agencias públicas: "Es absurdo. El 1 de febrero, el Gobierno dijo que había una infección peligrosa para la sociedad. Es una clara señal política y entonces se le dan a las autoridades sanitarias la capacidad para actuar, pero no es el Gobierno el que hace todo".
Con todo ello, Suecia ha registrado, hasta el momento, 5.810 fallecidos, cinco veces más que Dinamarca y nueve más que Finlandia, pero con una tasa de mortalidad menor que la de países como España, Italia, Reino Unido o Bélgica.
Cerca de la inmunidad de grupo
Tanto Rushworth como muchas más personas, dentro y fuera Suecia, creen que el país ha llegado, o está cerca de llegar a tener la inmunidad de grupo, pues según asegura el propio médico, no hay una sola persona que esté siendo tratada por coronavirus en el hospital donde trabaja.
En una entrevista concedida a El Confidencial, el propio Sebastian Rushworth apuntaba que la situación en el país nórdico había cambiado, y que la inmunidad de grupo está muy cerca: "Sí, definitivamente. El número de muertes por COVID en Suecia ha seguido disminuyendo desde que escribí el artículo, y ahora tiene un promedio de dos muertes por día". Sobre Estocolmo, el médico señalaba que: "La gente ahora vive con mucha normalidad y, a pesar de eso, el COVID sigue siendo una enfermedad muy rara en el servicio de emergencias: hasta donde yo sé, actualmente no hay una sola persona que esté siendo tratada por COVID en el hospital donde trabajo".
Sin embargo, la llegada de la inmunidad no es demostrable, e incluso pensar en ello puede dar lugar a equivocaciones, pero Suecia ha tomado la decisión de abrir de nuevo los colegios y volver a hacer presenciales las clases para asegurar esa más que deseada llegada de la inmunidad de grupo.
Este pensamiento último llega después de que el periodista 'freelance' Emanuel Karlsten publicase los correos electrónicos que intercambiaron Anders Tegnell, epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública sueca, y Mika Salminen, epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública finlandesa, en los que el sueco aseguraba que "un punto a favor de mantener las escuelas abiertas sería alcanzar la inmunidad de rebaño más rápidamente", a lo que el finlandés le respondía que "los niños seguirán propagando la infección". Además, en dicha conversación, ambos resaltan que en ese hipotético escenario, el porcentaje de contagios en ancianos sería un 10% menor.
Un estudio reduce al 43% la barrera de inmunidad grupal
Desde que llegó el coronavirus, prácticamente, se ha especulado con el porcentaje de población necesario para llegar a alcanzar la inmunidad de grupo, situándolo, en primera instancia, alrededor de un 70%.
Sin embargo, un estudio publicado en 'Science' sitúa esta barrera en un 43% puesto que se deben tener en cuenta diversos factores como el contar con la memoria inmune, o la heterogeneidad de la población.
Los resultados de la estrategia sueca
El número de casos de contagio ha sido mucho más elevado que en el resto de países nórdicos, pero, según el joven médico, Sebastian Rushworth, la tasa de infección no es una estadística muy valiosa a la hora de analizar si una estrategia es buena "porque la cantidad de covid que encuentres depende completamente de la cantidad de pruebas que realices, algo que ha variado mucho durante el transcurso de la pandemia". A ello, añade que: "Cuando el COVID se vuelve raro, como lo es ahora, el alcance de los falsos positivos se vuelve enorme, por eso creo que tiene mucho más sentido mirar el número de muertes, es una cifra mucho más confiable".
Por ello, pese a la creencia de la llegada de la inmunidad de grupo, el Gobierno se mantiene en alerta y ya ha avisado a la población sueca de que este otoño será complicado.
Adrián Córdoba
As
A principios de agosto, Sebastian Rushworth, médico de urgencias del hospital de Danderyd, situado en Estocolmo, redactó en su propia página web un artículo cuyo titular era: '¿Cómo de malo es realmente el covid? La perspectiva de un doctor sueco'.
En dicho artículo, Rushworth traslada al lector la idea de que en Suecia pueden estar cerca de acabar con el coronavirus, pues llevan más de un mes sin ver, en su hospital, a un paciente con el virus. En su comienzo del artículo 'anecdótico' el médico no duda en señalar que "el covid se ha acabado en Suecia", y ha provocado un sinfín de opiniones que han viajado por todo el mundo, pasando incluso por revistas como The Spectator de Reino Unido.
Un enfoque único basado en la responsabilidad individual
El joven médico del hospital de Danderyd destaca la actuación del gobierno sueco respecto a la pandemia. La única estrategia que siguieron fue darle un enfoque basado en la responsabilidad de cada persona, provocando que cada ciudadano tomase las medidas preventivas que estimase oportunas y otorgándoles, a su vez, confianza.
De hecho, el primer ministro sueco, Stefan Löfven, ha defendido este sábado que Suecia siguió una estrategia "correcta" frente a la COVID-19, pese a tener una cifra de muertes más alta que la del resto de países nórdicos.
"Creo que elegimos el camino correcto. La estrategia fue la correcta: proteger a los individuos, evitar la propagación. Lo más destacado y que hicimos diferente en Suecia fue no cerrar las escuelas. Pero ahora hay muchos que piensan que fue acertado", apuntaba en una entrevista al medio sueco Dagens Nyheter.
Sin cerrar colegios, bares o restaurantes, ni confinando a nadie, ni siquiera propusieron la obligatoriedad del uso de la mascarilla. La estrategia sueca focalizó sus esfuerzos en plantear muchas recomendaciones y algunas prohibiciones.
La "falsa seguridad" de las mascarillas
El primer ministro sueco también apoyó la decisión de la Agencia de Salud Pública en cuanto a la no recomendación del uso de las mascarilla, que sí se ha implantado en el resto de países nórdicos en determinadas situaciones.
Löfven achaca a una "falsa seguridad" que proporcionan las mascarillas: "Lo que dicen, y realmente creo en ello, es que no debe ser la herramienta principal. Lo importante sigue siendo la distancia social, los test y el rastreo".
El mandatario sueco se defendía además de las críticas por no asumir el liderazgo durante la pandemia, que compartían con las agencias públicas: "Es absurdo. El 1 de febrero, el Gobierno dijo que había una infección peligrosa para la sociedad. Es una clara señal política y entonces se le dan a las autoridades sanitarias la capacidad para actuar, pero no es el Gobierno el que hace todo".
Con todo ello, Suecia ha registrado, hasta el momento, 5.810 fallecidos, cinco veces más que Dinamarca y nueve más que Finlandia, pero con una tasa de mortalidad menor que la de países como España, Italia, Reino Unido o Bélgica.
Cerca de la inmunidad de grupo
Tanto Rushworth como muchas más personas, dentro y fuera Suecia, creen que el país ha llegado, o está cerca de llegar a tener la inmunidad de grupo, pues según asegura el propio médico, no hay una sola persona que esté siendo tratada por coronavirus en el hospital donde trabaja.
En una entrevista concedida a El Confidencial, el propio Sebastian Rushworth apuntaba que la situación en el país nórdico había cambiado, y que la inmunidad de grupo está muy cerca: "Sí, definitivamente. El número de muertes por COVID en Suecia ha seguido disminuyendo desde que escribí el artículo, y ahora tiene un promedio de dos muertes por día". Sobre Estocolmo, el médico señalaba que: "La gente ahora vive con mucha normalidad y, a pesar de eso, el COVID sigue siendo una enfermedad muy rara en el servicio de emergencias: hasta donde yo sé, actualmente no hay una sola persona que esté siendo tratada por COVID en el hospital donde trabajo".
Sin embargo, la llegada de la inmunidad no es demostrable, e incluso pensar en ello puede dar lugar a equivocaciones, pero Suecia ha tomado la decisión de abrir de nuevo los colegios y volver a hacer presenciales las clases para asegurar esa más que deseada llegada de la inmunidad de grupo.
Este pensamiento último llega después de que el periodista 'freelance' Emanuel Karlsten publicase los correos electrónicos que intercambiaron Anders Tegnell, epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública sueca, y Mika Salminen, epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública finlandesa, en los que el sueco aseguraba que "un punto a favor de mantener las escuelas abiertas sería alcanzar la inmunidad de rebaño más rápidamente", a lo que el finlandés le respondía que "los niños seguirán propagando la infección". Además, en dicha conversación, ambos resaltan que en ese hipotético escenario, el porcentaje de contagios en ancianos sería un 10% menor.
Un estudio reduce al 43% la barrera de inmunidad grupal
Desde que llegó el coronavirus, prácticamente, se ha especulado con el porcentaje de población necesario para llegar a alcanzar la inmunidad de grupo, situándolo, en primera instancia, alrededor de un 70%.
Sin embargo, un estudio publicado en 'Science' sitúa esta barrera en un 43% puesto que se deben tener en cuenta diversos factores como el contar con la memoria inmune, o la heterogeneidad de la población.
Los resultados de la estrategia sueca
El número de casos de contagio ha sido mucho más elevado que en el resto de países nórdicos, pero, según el joven médico, Sebastian Rushworth, la tasa de infección no es una estadística muy valiosa a la hora de analizar si una estrategia es buena "porque la cantidad de covid que encuentres depende completamente de la cantidad de pruebas que realices, algo que ha variado mucho durante el transcurso de la pandemia". A ello, añade que: "Cuando el COVID se vuelve raro, como lo es ahora, el alcance de los falsos positivos se vuelve enorme, por eso creo que tiene mucho más sentido mirar el número de muertes, es una cifra mucho más confiable".
Por ello, pese a la creencia de la llegada de la inmunidad de grupo, el Gobierno se mantiene en alerta y ya ha avisado a la población sueca de que este otoño será complicado.