Phil Jackson, el Señor de los Anillos
El Maestro Zen no sólo es el coach más triunfador en la historia de la NBA, con once títulos. Además, revolucionó el modo de liderar.
Olé
Cualquier deportista querría tener la clave del éxito. Que, como jugador, sepa que va a llevar al equipo más impensado al campeonato y, como técnico, podrá juntar a un grupo sin experiencia para crear algo grosso. Esa fórmula no existe, y sólo el trabajo puede garantizar buenos resultados (aunque a veces, por esas cosas del deporte, no se logran). Pero si alguien pudiera dar al menos una idea sobre cómo asegurar la gloria, ya que construyó un imperio de triunfos dondequiera que fue, seguramente ése es Phil Jackson.
Muchos cracks pisaron la NBA y se marcharon sin ganar, pero Jackson tuvo tan buen paso que no le caben los anillos en las manos: son 13, dos jugando y 11 sentado en el banco, que lo ponen como el coach más ganador en la historia de los deportes. No le llaman el Señor de los Anillos por nada…
El nacido en Montana logró lo que parecía imposible, como darle dos títulos a New York Knicks, una de las franquicias más grandes y, a la vez, sufridas del torneo (lleva 43 años sin conquistas y sólo se coronó con Jackson en el equipo), cuando todavía picaba la pelota.
Ya como entrenador, repitió el proceso, pero en Chicago: los Bulls nunca habían sido campeones, pero con su aporte, Michael Jordan y un grupo compenetrado levantaron la copa seis veces, tres del 91 al 93, y tres del 96 al 98. En Los Ángeles se volvió una estrella más y, en dos etapas, consiguió cinco anillos para los Lakers (2000 al 2003 más 2009 y 2010).
Pero su grandeza no sólo pasa por haber ganado el 18% de los campeonatos que organizó la NBA o dirigido a las mayores figuras de la historia, como Jordan, Kobe, Shaq y Pippen, sino por sus métodos. Al histórico coach de 74 años lo apodan Maestro Zen, ya que no les imponía algo a los jugadores; en cambio, les ayudaba a ser una mejor versión de ellos para impactar positivamente al grupo.
En su libro, Once Anillos, Jackson comentó: “El liderazgo no es forzar tu voluntad sobre el otro, sino dominar el arte de delegar”. En él contó cuánta satisfacción le dio ayudar al crecimiento personal de Jordan y, sobre todo, Bryant, de quien dijo: “Lo vi pasar de ser un jugador egoísta y demandante a un líder que sus compañeros querían seguir”.
Además, debió aprender a controlar su lenguaje corporal para mantener a raya a sus hombres más pasionales, como Dennis Rodman: “Dejé de caminar en los partidos porque, cuando lo hacía, Dennis se ponía hiperactivo. Y si discutía con el árbitro, él sentía que tenía licencia para hacerlo”.
¿Phil tiene la clave del éxito? Tal vez sí, pues para él ganar no es levantar la copa: “Ganar trata sobre moverse a lo desconocido y crear algo nuevo”. Nunca se quedó quieto ni dejó de aprender en la liga, en el triunfo y la derrota. Y, así, los resultados llegaron.
Olé
Cualquier deportista querría tener la clave del éxito. Que, como jugador, sepa que va a llevar al equipo más impensado al campeonato y, como técnico, podrá juntar a un grupo sin experiencia para crear algo grosso. Esa fórmula no existe, y sólo el trabajo puede garantizar buenos resultados (aunque a veces, por esas cosas del deporte, no se logran). Pero si alguien pudiera dar al menos una idea sobre cómo asegurar la gloria, ya que construyó un imperio de triunfos dondequiera que fue, seguramente ése es Phil Jackson.
Muchos cracks pisaron la NBA y se marcharon sin ganar, pero Jackson tuvo tan buen paso que no le caben los anillos en las manos: son 13, dos jugando y 11 sentado en el banco, que lo ponen como el coach más ganador en la historia de los deportes. No le llaman el Señor de los Anillos por nada…
El nacido en Montana logró lo que parecía imposible, como darle dos títulos a New York Knicks, una de las franquicias más grandes y, a la vez, sufridas del torneo (lleva 43 años sin conquistas y sólo se coronó con Jackson en el equipo), cuando todavía picaba la pelota.
Ya como entrenador, repitió el proceso, pero en Chicago: los Bulls nunca habían sido campeones, pero con su aporte, Michael Jordan y un grupo compenetrado levantaron la copa seis veces, tres del 91 al 93, y tres del 96 al 98. En Los Ángeles se volvió una estrella más y, en dos etapas, consiguió cinco anillos para los Lakers (2000 al 2003 más 2009 y 2010).
Pero su grandeza no sólo pasa por haber ganado el 18% de los campeonatos que organizó la NBA o dirigido a las mayores figuras de la historia, como Jordan, Kobe, Shaq y Pippen, sino por sus métodos. Al histórico coach de 74 años lo apodan Maestro Zen, ya que no les imponía algo a los jugadores; en cambio, les ayudaba a ser una mejor versión de ellos para impactar positivamente al grupo.
En su libro, Once Anillos, Jackson comentó: “El liderazgo no es forzar tu voluntad sobre el otro, sino dominar el arte de delegar”. En él contó cuánta satisfacción le dio ayudar al crecimiento personal de Jordan y, sobre todo, Bryant, de quien dijo: “Lo vi pasar de ser un jugador egoísta y demandante a un líder que sus compañeros querían seguir”.
Además, debió aprender a controlar su lenguaje corporal para mantener a raya a sus hombres más pasionales, como Dennis Rodman: “Dejé de caminar en los partidos porque, cuando lo hacía, Dennis se ponía hiperactivo. Y si discutía con el árbitro, él sentía que tenía licencia para hacerlo”.
¿Phil tiene la clave del éxito? Tal vez sí, pues para él ganar no es levantar la copa: “Ganar trata sobre moverse a lo desconocido y crear algo nuevo”. Nunca se quedó quieto ni dejó de aprender en la liga, en el triunfo y la derrota. Y, así, los resultados llegaron.