El día que Jordan jugó con la 12
Hay una anécdota particular en la carrera deportiva de Jordan que The Last Dance no contó: la vez que tuvo que dejar su mítica 23 por un insólito hecho. Acá te lo contamos.
Olé
The Last Dance causó un furor a nivel mundial. Todo un éxito, como si Michael Jordan y los Bulls de la década del 90 siguieran jugando. El repaso de un equipo y una figura que traspasaron todo tipo de fronteras. Hay decenas y decenas de historias y hechos abordados a lo largo de los diez capítulos de la imperdible serie. Y en medio de esta Jordan-manía (o Bulls-manía) hay una anécdota llamativa que el documental pasó por alto y en Olé te la vamos a contar.
Jordan transitó toda su carrera en los Bulls usando la emblemática camiseta 23. Estableció un sello con ese número en su espalda, totalmente exitoso. Provisoriamente, en su primer regreso al básquet en 1995, usó durante algunos partidos el 45. Pero no fue la única que vez que tuvo que dejar de lado su querido 2-3.
Corría febrero de 1990. Michael ya era una figura en ascenso, pero los Bulls todavía no habían sido campeones. En una visita a Orlando para jugar contra los Magic, Jordan sufrió un particular robo. Alguien ingresó al vestuario de Chicago y se llevó la preciada 23 que usaba el personaje en cuestión.
Enseguida, se efectuó un intenso operativo en el estadio para hallar la camiseta hurtada. Incluso, los empleados de la franquicia local fueron requisados, pero el tesoro jamás apareció. En una época diferente a la actual y encima estando fuera de su hogar, no había casacas de repuesto en la utilería visitante. Entonces, a MJ se le permitió usar otro dorsal, sin su nombre. Así, se apeló al desconocido 12. Nadie lo podía creer al escuchar el cambio por los autoparlantes de la cancha. Y mucho menos los que estaban viendo el partido por TV. Toda una novedad.
Jordan con la extraña 12.
A pesar de estar molesto por el hecho, Jordan firmó una planilla con 49 puntos en 47 minutos. Otra bestialidad, habitual en él. Sin embargo, no alcanzó, ya que los Toros terminaron perdiendo ese día por 135 a 129.
The Last Dance causó un furor a nivel mundial. Todo un éxito, como si Michael Jordan y los Bulls de la década del 90 siguieran jugando. El repaso de un equipo y una figura que traspasaron todo tipo de fronteras. Hay decenas y decenas de historias y hechos abordados a lo largo de los diez capítulos de la imperdible serie. Y en medio de esta Jordan-manía (o Bulls-manía) hay una anécdota llamativa que el documental pasó por alto y en Olé te la vamos a contar.
Jordan transitó toda su carrera en los Bulls usando la emblemática camiseta 23. Estableció un sello con ese número en su espalda, totalmente exitoso. Provisoriamente, en su primer regreso al básquet en 1995, usó durante algunos partidos el 45. Pero no fue la única que vez que tuvo que dejar de lado su querido 2-3.
Corría febrero de 1990. Michael ya era una figura en ascenso, pero los Bulls todavía no habían sido campeones. En una visita a Orlando para jugar contra los Magic, Jordan sufrió un particular robo. Alguien ingresó al vestuario de Chicago y se llevó la preciada 23 que usaba el personaje en cuestión.
Enseguida, se efectuó un intenso operativo en el estadio para hallar la camiseta hurtada. Incluso, los empleados de la franquicia local fueron requisados, pero el tesoro jamás apareció. En una época diferente a la actual y encima estando fuera de su hogar, no había casacas de repuesto en la utilería visitante. Entonces, a MJ se le permitió usar otro dorsal, sin su nombre. Así, se apeló al desconocido 12. Nadie lo podía creer al escuchar el cambio por los autoparlantes de la cancha. Y mucho menos los que estaban viendo el partido por TV. Toda una novedad.
Jordan con la extraña 12.
A pesar de estar molesto por el hecho, Jordan firmó una planilla con 49 puntos en 47 minutos. Otra bestialidad, habitual en él. Sin embargo, no alcanzó, ya que los Toros terminaron perdiendo ese día por 135 a 129.
