Hacer pruebas y pruebas, una estrategia contra el coronavirus en Italia
La región que fuera foco de infección, Véneto, es también la primera región que esta semana comenzó a abrir sus actividades económicas, si bien muy tímidamente, mientras la poderosa vecina Lombardía mantiene aún un estricto encierro.
Agencia AFP
La región italiana de Véneto, que fue el foco en febrero de la pandemia de coronavirus junto con Lombardía, optó por hacer pruebas masivas a toda la población, logrando frenar el virus y registrar muchos menos muertos, una estrategia y un reto que todo el país observa con atención.
Cuando inicie la apertura gradual del país, "nos gustaría realizar pruebas en toda la península para encontrar a las personas contagiadas lo más rápido posible, incluidas aquellas asintomáticas", explicó a la prensa el director del Instituto Superior de Salud de Italia, Silvio Brusaferro.
Un reto logístico y también titánico. ¿Es posible suministrar y organizar como estrategia nacional la realización de un número elevado de pruebas, como se hizo en Véneto, con solo 5 millones de habitantes?
Muchos han elogiado el ejemplo de la pequeña ciudad véneta de Vo 'Euganeo, donde se registraron a mediados de febrero los primeros casos de coronavirus en Italia, por haber logrado controlar la epidemia haciendo pruebas generalizadas e ignorando las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Véneto, cuya capital es Venecia, es también la primera región que esta semana comenzó a abrir sus actividades económicas, si bien muy tímidamente, mientras la poderosa vecina Lombardía mantiene aún un estricto encierro.
En esa gran región industrializada, motor económico del país, se han registrado hasta ahora 11.142 muertes (más de 1.100 muertes por millón de habitantes) contra 906 en Véneto (184 por millón).
La diferencia se explica en parte por "la mayor densidad de población" de Lombardía y por "el mayor número de casos cuando estalló el brote", subraya la Harvard Business School (HBS).
"Pero resulta evidente que las dos decisiones de salud pública diferentes, tomadas al comienzo del ciclo pandémico, tuvieron impacto distinto", sostienen los expertos estadounidenses en un artículo publicado a fines de marzo.
Cuando estalló el brote de COVID-19, la región véneta implementó inmediatamente una estrategia de contención.
La recomendación de un grupo de científicos fue la de fijar rápidamente una "zona roja" para aislar las áreas más afectadas, pero también de realizar un estudio epidemiológico de la población, sometiéndola a pruebas.
Las personas que dieron positivo fueron puestas inmediatamente en cuarentena. Ese método se aplicó a toda la región, cuyas autoridades realizaron pruebas no solo a pacientes con síntomas, sino también a aquellos con pocos o ningún síntoma, capaces de transmitir el virus sin saberlo.
"Una cosa que no sabíamos al comienzo de la pandemia, y que apareció luego de manera clara, es que gran parte de los contagiados son asintomáticos", explicó a la AFP Roberto Burioni, profesor en microbiología de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Milán.
En Véneto, cuando una persona resulta positiva, todos los miembros del hogar y los vecinos son evaluados. Según las cifras oficiales, en esa región se realizaron el martes 208.879 pruebas, es decir el 20% de las pruebas realizadas en todo el país.
Tantas como en Lombardía (214.870), cuya población duplica ampliamente la de su región vecina.
"Véneto decidió hacer muchas pruebas y confinó al inicio a varias ciudades pequeñas para poder monitorear la evolución de los casos y apagar así el incendio", contó a la AFP Davide Manca, del Instituto Politécnico de Milán.
¿Es posible extender esa estrategia a grandes áreas? "Soy escéptico", admite Manca, quien señala que "las personas deben hacerse pruebas cada dos semanas para que el método tenga sentido". Se necesitarían al menos seis meses para evaluar a toda la población de Lombardía.
Otra diferencia del método optado entre las dos regiones fue el del tratamiento de los contagiados. En Véneto se favoreció que se quedaran en sus casas, mientras que en Lombardía los internaban en los mismos hospitales en que había otro tipo de enfermos.
"Incluso si estaban en pabellones separados, fue probablemente un gran error", asegura Manca.
El decano de la Universidad de Padua, el microbiólogo Giorgio Palù, explicó que el COVID-19 se expande con mucha facilidad en los hospitales.
Según Palú, el 60% de los casos positivos en Lombardía se encuentran en los hospitales, contra el 20% en Véneto.
Para los investigadores de HBS, que políticas tan diferentes hayan llevado a resultados distintos "representa una oportunidad de aprendizaje única". Sin embargo, sólo un mes después del brote, otras regiones tomaron "medidas similares a las del Véneto, presionando al gobierno para que los ayude a implementar las pruebas de diagnóstico". Las autoridades de salud italianas anunciaron el sábado la distribución de 2,5 millones de pruebas.
Agencia AFP
La región italiana de Véneto, que fue el foco en febrero de la pandemia de coronavirus junto con Lombardía, optó por hacer pruebas masivas a toda la población, logrando frenar el virus y registrar muchos menos muertos, una estrategia y un reto que todo el país observa con atención.
Cuando inicie la apertura gradual del país, "nos gustaría realizar pruebas en toda la península para encontrar a las personas contagiadas lo más rápido posible, incluidas aquellas asintomáticas", explicó a la prensa el director del Instituto Superior de Salud de Italia, Silvio Brusaferro.
Un reto logístico y también titánico. ¿Es posible suministrar y organizar como estrategia nacional la realización de un número elevado de pruebas, como se hizo en Véneto, con solo 5 millones de habitantes?
Muchos han elogiado el ejemplo de la pequeña ciudad véneta de Vo 'Euganeo, donde se registraron a mediados de febrero los primeros casos de coronavirus en Italia, por haber logrado controlar la epidemia haciendo pruebas generalizadas e ignorando las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Véneto, cuya capital es Venecia, es también la primera región que esta semana comenzó a abrir sus actividades económicas, si bien muy tímidamente, mientras la poderosa vecina Lombardía mantiene aún un estricto encierro.
En esa gran región industrializada, motor económico del país, se han registrado hasta ahora 11.142 muertes (más de 1.100 muertes por millón de habitantes) contra 906 en Véneto (184 por millón).
La diferencia se explica en parte por "la mayor densidad de población" de Lombardía y por "el mayor número de casos cuando estalló el brote", subraya la Harvard Business School (HBS).
"Pero resulta evidente que las dos decisiones de salud pública diferentes, tomadas al comienzo del ciclo pandémico, tuvieron impacto distinto", sostienen los expertos estadounidenses en un artículo publicado a fines de marzo.
Cuando estalló el brote de COVID-19, la región véneta implementó inmediatamente una estrategia de contención.
La recomendación de un grupo de científicos fue la de fijar rápidamente una "zona roja" para aislar las áreas más afectadas, pero también de realizar un estudio epidemiológico de la población, sometiéndola a pruebas.
Las personas que dieron positivo fueron puestas inmediatamente en cuarentena. Ese método se aplicó a toda la región, cuyas autoridades realizaron pruebas no solo a pacientes con síntomas, sino también a aquellos con pocos o ningún síntoma, capaces de transmitir el virus sin saberlo.
"Una cosa que no sabíamos al comienzo de la pandemia, y que apareció luego de manera clara, es que gran parte de los contagiados son asintomáticos", explicó a la AFP Roberto Burioni, profesor en microbiología de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Milán.
En Véneto, cuando una persona resulta positiva, todos los miembros del hogar y los vecinos son evaluados. Según las cifras oficiales, en esa región se realizaron el martes 208.879 pruebas, es decir el 20% de las pruebas realizadas en todo el país.
Tantas como en Lombardía (214.870), cuya población duplica ampliamente la de su región vecina.
"Véneto decidió hacer muchas pruebas y confinó al inicio a varias ciudades pequeñas para poder monitorear la evolución de los casos y apagar así el incendio", contó a la AFP Davide Manca, del Instituto Politécnico de Milán.
¿Es posible extender esa estrategia a grandes áreas? "Soy escéptico", admite Manca, quien señala que "las personas deben hacerse pruebas cada dos semanas para que el método tenga sentido". Se necesitarían al menos seis meses para evaluar a toda la población de Lombardía.
Otra diferencia del método optado entre las dos regiones fue el del tratamiento de los contagiados. En Véneto se favoreció que se quedaran en sus casas, mientras que en Lombardía los internaban en los mismos hospitales en que había otro tipo de enfermos.
"Incluso si estaban en pabellones separados, fue probablemente un gran error", asegura Manca.
El decano de la Universidad de Padua, el microbiólogo Giorgio Palù, explicó que el COVID-19 se expande con mucha facilidad en los hospitales.
Según Palú, el 60% de los casos positivos en Lombardía se encuentran en los hospitales, contra el 20% en Véneto.
Para los investigadores de HBS, que políticas tan diferentes hayan llevado a resultados distintos "representa una oportunidad de aprendizaje única". Sin embargo, sólo un mes después del brote, otras regiones tomaron "medidas similares a las del Véneto, presionando al gobierno para que los ayude a implementar las pruebas de diagnóstico". Las autoridades de salud italianas anunciaron el sábado la distribución de 2,5 millones de pruebas.